Hércules y Barcelona B brindaron un magnífico espectáculo de fútbol a todos los que nos concentramos este pasado sábado en el Rico Pérez. De poder a poder, un toma y daca, un intercambio continuo de golpes que pudo acabar con la victoria de cualquiera de los dos de forma holgada y también con un empate pero a varios tantos. Aunque al final no hubo goles, la afición agradeció el esfuerzo. Lástima que a este Hércules le falte pegada, y es que sin gol no hay paraíso completo, por bien que se juegue.
Hércules 0 – Barcelona B 0
Por la mañana no nos había tocado la lotería y por la tarde a esa hora no había ningún plan, como dijimos, al estilo «mirando pa Cuenca», así que nos fuimos a ver al filial del Barcelona, visitante este día veintidós. Tuve emociones encontradas. Recuerdo como si fuera ayer que, a finales de la década de los 90, viajé con mi compañero y amigo Pepe Altabert, hasta Barcelona para radiar un partido de Segunda División A en el Miniestadi. El entrenador del Hércules era Manolo Jiménez, y el entrenador del filial, el afamado Ronald Koeman, que hacía poco había dejado el fútbol en activo. En aquella mañana de domingo perdió el Hércules por tres tantos a uno, pero eso fue casi anecdótico. La verdadera noticia radicaba en lo que estábamos presenciando sobre el césped sin saberlo. En aquel filial jugaban unos casi niños llamados Puyol, Xavi, Jofré, Mario Rosas, Arnau, Nano, o el morenito, Babangida. Aunque no todos llegaron al primer equipo, la mayoría de aquella plantilla que dirigía el holandés, jugaron en Primera y Segunda Division y vivieron del fútbol.
Este sábado vimos sobre el césped alicantino un ramillete de futbolistas, entre los que destacaban nombres como Peña, Mújica, Carles Pérez, Collado, Oriol Busquets y, sobre todo, Riqui Puig.
El tal Riqui Puig mide algó más de metro y sesenta y cinco centímetros. Pesa poco más de 50 kilos, y no sólamente tiene cara de niño, es que es un niño de apenas 19 años. Bueno sería apuntar estos nombres. A la vuelta de entre tres y cinco años, a algunos les veremos en el primer equipo y a la mayoría repartidos por conjuntos de Primera División. El paralelismo es que más evidente.
Como exponíamos al principio, el espectáculo ni mucho menos defraudó, y al margen de las ocasiones de ellos, el Hércules pudo, tanto en la primera como en la segunda parte, marcar. Oportunidades para Carlos Martínez, Pol Bueso, Chechu o Juli, casi al final de falta directa. Pero es que ellos no anduvieron a la zaga y también pudieron marcar, en un partido sin altibajos donde fue tan buena la primera parte como la segunda.
En la sala de prensa, el entrenador culé García Pimienta reconoció que para su equipo era una bendición jugar en sitios como el Rico Pérez, y no en otros campos pequeños o de césped sintético, pues con tanto espacio es cuando de verdad aparece el talento. Lluís Planagumá también lo asumió así, reconció que el Barcelona B al final estará arriba, que el partido se pudo ganar como se pudo haber perdido, tuvo un agradecimiento para la afición y confirmó que el equipo vuelve al trabajo el día 30 de diciembre, tras el parón navideño.
A tenor de los resultados de esta jornada, el Hércules es tercero con 32 puntos. Está a tres del Villarreal con 35, y a cuatro del Lleida con 36, mientras que por debajo, con 31 ha quedado el Atco. Baleares, que perdió frente al Lleida, el Villarreal B, y sin embargo venció en Valencia.
Feliz Navidad, ya en el 2019 les seguiremos contando las andanzas de nuestro Hércules. Y recuerden o apunten ese nombre, Riqui Puig; sólamente es un niño, pero con un poco de suerte a lesiones y otros avatares de la vida, seguro que futbolísticamente, en unos años le veremos en la élite del fútbol.
¡Bueno! Eso, si logra INDEPENDIZARSE.
Comentar