En la tarde de ayer, primer domingo de diciembre, primer domingo de adviento, qué nada tiene que ver con el viento, no soplaron buenos aires para el Hércules. El equipo alicantino se vio totalmente desbordado por el empuje, la agresividad, la concentración y la mayor fe de un Sabadell, que venció y convenció a su parroquia. Mal en todos los sentidos, no solamente en defensa, sino también en ataque. Un par de simulacros de ofensiva o sustos al rival, pero nada de acciones de gol, o bien oportunidades claras.
Sabadell 2 – Hércules 1
Fue un partido entre gallitos del grupo III de la Segunda División B. Encuentro disputado en un buen estadio. Césped natural, gradas y aforo como Dios manda. No en balde el conjunto arlequinado ha militado, no solamente en la Segunda División sino también en Primera. No fue un mal encuentro, de poder a poder, con máximo respeto, por ambos conjuntos, pero el cuadro local estuvo muy por encima del Hércules y se impuso por la mínima, aunque pudo ser mucho peor.
Después de los primeros tanteos, al filo de la mitad del primer acto, llegó el primer gol del Sabadell, mediante una falta directa ejecutada por el magistral zurdo Antonio Domínguez. Una obra de arte, o bien Falcón colocó mal la barrera, o al otro se le apareció la Virgen. Ejecución perfecta, a la base del poste izquierdo de la portería, lo podría haber firmado cualquier figura de Primera División, Messi incluido. Esta temporada el balón parado trae al Hércules por la calle de la amargura. Poco le duró la alegría al Sabadell, porque a los siete minutos en otra jugada de estrategia a balón parado, fue el central alicantino, Samuel Llorca, quien ejecutó de cabeza una falta lanzada por Chechu Flores.
Con el empate a uno llegamos al descanso, y todo hacía presagiar que podía pasar cualquier cosa, y por qué no, incluso la victoria herculana, pero nada más lejos de la realidad.
En la segunda parte los catalanes desarbolaron al Hércules. Marcaron pronto, a los diez minutos de la reanudación, en una pérdida de balón grosera en el centro del campo que fue a parar a Querol quien, con sangre fría, se jugó el uno contra uno frente al meta Falcón, y definió a la perfección. Después, un pequeño susto de Emaná al rival y se acabó. El Sabadell se hizo grande, y acechó la puerta herculana una y otra vez, de forma insistente. Podía haber vencido por dos, o tres o cuatro tantos de diferencia, pero la inspiración que no tenía la pasada temporada el guardamenta alicantino, la tiene este año, de no ser así podríamos estar hablando de algo bien diferente.
Resumiendo. Lo fundamental: discreta la defensa. Mal la carburación en el centro del campo, sin noticias de la delantera y los cambios hasta llegaron tarde. Si algo podía haber aportado Juli, en un partido de este tipo, seguro que no es a diez minutos del final. El Sabadell no solamente ganó en tantos, sino que hubiera ganado de haberse disputado el partido a los puntos. Más efectividad, más mordiente, más agresividad y sobre todo, creyeron más. El Hércules a verlas venir.
Antes nos conformábamos con aquello de no perder fuera de casa y sumar y sumar, ahora ya no es así. Como consecuencia de todo ello, el panorama es el siguiente: la victoria del Lleida en Peralada, hace que el conjunto catalán, se sitúe líder con treinta puntos. La victoria del Villarreal B sobre el Teruel, deja a los castellonenses con veintinueve, y el también triunfo del Baleares, sobre el Levante B, les hace alcanzar al Hércules y sumar veintisiete. Volvemos a ser cuartos, con los mismos puntos que el Atco. Baleares. Qué pena, qué tremenda oportunidad desperdiciada. Se perdió en Sabadell y además por méritos propios. Ni terreno de juego, ni meteorología, ni arbitro, ni a ningún factor externo se le puede echar la culpa.
Menos mal, menos mal entre comillas, que este nuevo fin de semana nos visitará el humilde Peralada, filial del Girona, el último clasificado de la tabla. Una victoria balsámica y sin apuros podría ser lo mejor para volver a sumar otros tres puntos, y ver que pasa con los rivales de arriba. Aunque ya se sabe que este tipo de partidos, y más con heridas abiertas, suelen ser armas de doble filo. En cualquiera de los casos, el rival siguiente solamente ha ganado hasta la fecha dos partidos. De producirse algún tropiezo, ahí sí que no valdrían de ninguna de las maneras PAÑOS CALIENTES.
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