Ebro 0 – Hércules 1
Ya sabemos que el titular de esta crónica es un poco ventajista, irónico e incluso oportunista, pero es que todas las circunstancias nos lo ponían de cara para hacer un medio chiste. Por hacer un poco de historia, recordemos que en la legislatura 2000-2004 el Parlamento Español con mayoría del Partido Popular, aprobó un plan para transferir agua desde la Cuenca del Ebro hasta Barcelona, Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Almería.
Después llegarían de forma inesperada y con sobresalto en 2004 los socialistas, y con ellos el Plan Hidrológico Nacional, modificando el Plan del 2001 y sustituyendo el trasvase del Ebro por el proyecto AGUA. Y así cuando tan felices nos las prometíamos nos quedamos sin aquel maná. La clase política es tan lerda que es incapaz de reconocer que algo puede ser bueno, simplemente por el hecho de qué quien lo presenta son los adversarios, o los del otro bando. Tan absurdo como dejar a un hijo sin comer, si no es uno mismo el que le lleva la cuchara a la boca.
Hablando de fútbol. La suerte que al Hércules le faltó en anteriores ocasiones en su visita a este campo, la tuvo ayer, o la encontró, o más bien la supo buscar. En Primera División o en Segunda no pasarían estas cosas, pero estar en Segunda B, es lo que tiene. El Campo de la Almozara, cuyo nombre toma del propio barrio donde está ubicado, es de césped artificial, de dimensiones reducidas, casi al límite de lo permitido, apenas tiene una pequeña grada, algo desolador. Algunos clubes privados, de asociaciones o entidades deportivas cuentan con mejores instalaciones, por no hablar de las deportivas municipales en cualquier barrio. Esta Almozara está bien como campo de entrenamiento y para que juegue algún equipo de juveniles los sábados por la mañana. Pero ahí disputa sus encuentros este componente de la Segunda B.
Se supo adaptar ayer el Hércules a circunstancias y adversidades. Se llevó la victoria merced al gol de chechu Flores en la primera parte, y si bien es verdad que nos hicieron ocasiones para empatar, también es verdad que el Hércules pudo marcar, claros, un par de goles más. Ese magnífico delantero que es Carlos Martínez, estrelló dos balones en la madera, el segundo hubiera entrado por la escuadra y a la media vuelta. Ahí la suerte se alío con el conjunto zaragozano del C.D. Ebro, pero también es cierto que ayer la lección estaba muy bien aprendida: el Hércules, pese a ganar de forma exigua, no fue sorprendido ni a balón parado, ni en jugadas de estrategia. Este Ebro tiene mucho más peligro por las características tan especiales de su campo que por el propio potencial de su equipo. En una «conejera» de este tipo puede jugar cualquier Primera División y pasarlo mal. De poco sirve aquí ser un virtuoso, es como perder el tiempo tocándole la Quinta Sinfonía de Beethoven a una piara de cerdos.
En el balance de lo más positivo, anotamos que Planagumá parece haber encontrado un equipo tipo con catorce o quince jugadores, pero tanto la confección del equipo titular como cambios y retoques, está bastante clara. Doce puntos de doce disputados y solamente dos goles encajados, uno de ellos de penalti. Cabe soñar con que algún día entren la mitad de las ocasiones que se generan. Y el próximo fin de semana esperamos a otro rival, también como el Hércules, representante de una capital de provincia española: el Teruel, curiosamente como el Ebro, también perteneciente a lo que antiguamente llamaban el Reino de Aragón. Mientras tanto somos líderes en solitario, porque EL EBRO TRASVASA AL HÉRCULES UN CAUDAL DE TRES PUNTOS.
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