Cuando uno repara a escribir la crónica del Hércules, a veces lo tiene muy claro a la hora de elegir un titular. Otras veces la cosa no está tan clara, porque se le ocurren hasta tres o cuatro titulares que podrían ser factibles o ser fiel reflejo, del resumen del mismo. En este caso sería la segunda opción.
Primero pensé en titular, A BUENAS HORAS MANGAS VERDES, también dudé en elegir, REACCIÓN ESTÉRIL, pero finalmente me quedé con este CHECHU DESENFRENADO, en honor al jugador jienense del Hércules.
Ayer Chechu hizo tres goles el solo, de los cuatro que anotó el equipo, en sesión matinal frente al filial del Valencia. Eso que ahora llaman un Hat-Trick.
Hércules 4 – Mestalla 0
Quizá, sin ningún género de dudas, el mejor partido del equipo en casa en lo que va de temporada, en casa y fuera de ella. Frente al joven conjunto filial del Mestalla, el Hércules lo bordó, pero lo bordó sobre manera Chechu Flores, marcó uno de penalti cometido sobre él mismo con una ejecución perfecta engañando al portero; otro por bajo en una jugada de tiralíneas, donde dejó sentado al portero, se escora a la derecha y manda mansamente a la red, se metió hasta la cocina; y un último de tiro magistral en una falta directa, colando balón y portero por el ángulo corto, el más difícil. Le quitó las telarañas a la escuadra. Si a eso le sumamos que en el primer gol la asistencia también fue suya, podemos decir que ayer estuvo desenfrenado, portentoso, espléndido, inconmensurable, brillante. En fin, se acabarían los calificativos. Si el gol de la falta lo firma Cristiano Ronaldo o Leo Messi, la secuencia habría estado dando la vuelta por las diferentes televisiones durante toda la semana. Pero lo acaecido fue en Segunda B.
Sin ser ventajistas, ni apuntarnos un tanto, hace unas semanas ya advertimos que uno de los problemas de este Hércules era que tiene cuatro o cinco jugadores de inmensa calidad con un problema, su edad. Si no fuera por la edad, a buen seguro, ni Chechu, ni Peña, ni Juli, ni Óscar Díaz, jugarían en Segunda división B, estarían en primera o en Segunda División. Pero las cosas son como son, y quizá otro cantar hubiese sido si hubieran tenido más regularidad, y no hubiesen faltado al cincuenta por ciento de los partidos por baja forma o lesiones, pero los jugadores con muchos años se lesionan más y su estado y puesta a punto cuesta otro tanto.
Uno recuerda ahora los puntos que se han quedado en el camino, como el partido frente al Mallorca, en el que el colegiado se inventó un penalti, o el buen partido frente al Villarreal B, que no pudo ser, todos esos equipos mediocres que han arañado puntos en el Rico Pérez, y esos encuentros en las Islas Baleares frente a conjuntos colistas frente a los que al final hemos doblegado.
Está claro que al Hércules le van los equipos que juegan y dejan jugar, los que no se encierran atrás, los que hacen otro tipo de apuesta, como ayer. El joven filial del Valencia, el llamado Mestalla, podía ser bisoño, pero era un equipo joven y sobradamente preparado y solvente de arriba de la tabla, y con toda seguridad a algunos de los integrantes de la escuadra que vimos ayer, dentro de unos años les veremos en el fútbol profesional, si no en el mismo Valencia, seguro que por aquí o por allá y viviendo del fútbol.
Mientras tanto, el divino calvo del Hércules, este mismo mes cumplirá treinta y seis años, ya a estas alturas, sirva para mucho o para poco, al menos vamos a deleitarnos de aquí a final de temporada, viendo su clase y sus goles. Ojalá que siga siendo un CHECHU DESENFRENADO.
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