Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Aprendiendo con saber callar

Fotografía: Jan Tinneberg (Fuente: Unsplash).
“Si alguien charlando contigo,
habla tanto, que incluso te dice
que sobre el tema que estáis
tocando, lo sabe todo, y no te deja
participar en la conversación,
¡cállate, no le escuches
y déjale morir en paz!”

Caro Ignoto: (Querido desconocido)

Permíteme, querido desconocido, que en estos tiempos tan revueltos en los que priman las noticias con bulos, con verdades a medias, con las más fantasiosas mentiras y los dichos, entredichos mediatizados, y con tus derechos inclusive a no ser engañado. Y por ello y en alguna ocasión exigirte tus pareceres, tus conclusiones o tus concretas definiciones al respecto de lo que se te exige o se te pregunta. Te daré unos cuantos consejos obtenidos de mi experiencia a lo largo de la vida y de lo que otros muchos sabios y no sabios (Séneca, Cicerón, San Agustín, etc.) han aconsejado a la hora de hablar y de expresarnos.

1.-En primer lugar, debes aprender que con tu silencio oirás mejor los sonidos interiores de tu alma, a saber callarte en las discusiones, sean de la índole que sean, y así evitarás posibles malos entendidos que se dirán que dijiste, tergiversando lo que hubieras dicho de mil y una manera, previniendo, en ocasiones, hasta evidentes tragedias.

2.-Aprende, con humildad y silencio, a aceptar algunos hechos que, sin saberlo ni quererlo, pudiste provocar en algunas ocasiones por no haberte callado.

3.-Aprende a ser humilde, dejando a tu orgullo evitar discusiones, reclamaciones, apelaciones u otras inconveniencias. Alguna de las veces sin sentido, por mor de tu ego en esos momentos no bien comprendido. Déjate esas cosas para posteriores reflexiones sobre el problema.

3.-Aprende con tu silencio a notar las cosas más simples, valorar lo que es bello y oír detenidamente lo que tiene sentido, aun viniendo de personas o hechos lo más nimios a valorar.

4.-Aprende con tu silencio que la soledad no es el peor castigo, existen compañías peores. Escucha en esos momentos la armonía callada de ese oscuro silencio, que incluso en su profundidad te habla.

5.-Aprende con tu silencio que la vida es buena, que la naturaleza es divina, que nosotros sólo necesitamos mirar el lado correcto, oyendo la música correcta y leyendo el libro adecuado.

Fotografía: Iqbal Nuril Anwar (Fuente: Pixabay).

6.-Aprende con tu silencio que todo tiene un ciclo, como las mareas que insisten en ir y volver, los pájaros que emigran y vuelven al mismo lugar, como la Tierra que hace la vuelta completa sobre su propio eje. Que todo ello está programado, lo quieras o no lo quieras, lo dudes o trates de razonar o razonártelo de las mil y una formas que te quieran desviar, inclusive del hecho divino de su programador Dios.

7.-Aprende con tu silencio a respetar la vida, valorar el día, entrever las cualidades que posees, equilibrar los defectos que tienes y saber que necesitas corregirte. “Haz lo que haces”, en cada instante (fac quod agis – Séneca), y “vive el momento” (carpe diem).

8.-Aprende con tu silencio y siguiendo el refrán castellano que dice que “en boca cerrada, no entran moscas”, pero que por tus oídos puedes escuchar improperios de muchas formas. No les atiendas. No les hagas caso.

9.-Aprende Caro Ignoto y gran amigo, y ya de una vez y para siempre “que el silencio más profundo es, retórica excelente, para con Dios elocuente, y oportuno para el mundo”.

10.-Y por último, querido amigo, y a pesar del olvido que en los últimos tiempos se están haciendo de los diez mandamientos, despreciándolos o menospreciándolos, tengo que recordarte que los dos primeros son de condición divina. El resto catalógalos como quieras, pero llegarás a la conclusión, sin lugar a dudas, de que son de pura y dura estirpe natural en toda nuestra cultura judeo-cristiana-mediterránea. Te los digan o te los presenten como quieran en las sofísticas conclusiones que se están esparciendo antirreligiosamente en los momentos acráticos y amorales actuales. Amén.

Ángel Mota López

Licenciado en Medicina y Cirugía en 1969, por la Universidad de Valencia; diplomado en Sanidad Pública Nacional, Gerencia de Jefes de Servicio, Estudios Clínicos Controlados y RCP; titulado en Especialista en Medicina Interna y Especialista en Medicina Intensiva y Máster en Gestión y Dirección Hospitalaria.
He realizado docencia para posgraduados en la Unidad de Cuidados Intensivos entre 1982 y 1987 en el Hospital de Elche y en la facultad de Medicina de la Universidad de Alicante y he dirigido cursos de RCP y el I Curso de Medicina de Urgencias, entre otros. Además, he sido profesor del Máster de Urgencias de la Universidad de Alicante entre 1989 y 1992.
Fui jefe de sección de UCI en el Hospital General de Elche hasta 1993, año en que pasé a ser médico jefe de Servicio de UCI, siendo también miembro de la Junta Facultativa de dicho hospital y exdirector gerente-médico del Hospital General Universitario de Alicante y fundador de la Sociedad Medicina Intensiva del País Valenciano (SMI-PV).
Fui nombrado Hijo Predilecto de Pinarejo (Cuenca) en 1998 y Alicantino de Adopción en mayo de 2019. En junio de 2019, el Colegio de Médicos de Alicante me entregó un diploma conmemorativo por haber cumplido 50 años de profesión médica.

1 Comment

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  • Eres un ángel mensajero de la verdad que nace del silencio interior. Los escritores que citas (sobre todo San Agustín) sintieron la profundidad de los diez mandamientos, que son, como bien dices, el eje de la moral natural y de la moral religiosa, tan cercanas ambas y tan despreciadas en nuestros días por muchos. Enhorabuena por tu artículo. Un saludo cordial.