Alicante tiene una deuda pendiente y creo que ha llegado el momento de saldarla.
Alfredo Gómez Gil, el alicantino más universal, merece un reconocimiento y una amplia difusión de lo que ha sido su trayectoria intelectual y profesional.
Porque Alfredo, aunque nacido en el siglo XX, es un hombre del Renacimiento por su bagaje intelectual, sus profundos conocimientos de la literatura clásica, de la filosofía, las humanidades y las artes. Ante todo, destaca por ser un hombre cosmopolita, un aventurero siguiendo la estela del saber, y un gran mecenas de corazón generoso.
Con un currículum excelente: doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, con la primera tesis comparada aparecida en España: “Variedad, evolución, y desarrollo de temas y su lenguaje en el verso y la prosa de Concha Lagos”, catedrático de universidad y doctor honoris causa por la Richmond University, the American University in London.
La trayectoria académica y profesional de Alfredo Gómez Gil le llevó a desempeñar la docencia en universidades tan prestigiosas como la Universidad de Yale en Estados Unidos, y obtener la Cátedra de Literatura Española e Hispanoamericana en el Hartford College for Women, integrado en la Universidad of Hartford.

Autor de numerosos libros que tuvieron una amplia difusión, como Cerebros españoles en USA (1971) publicado por la editorial Plaza Janes; La vuelta de los cerebros (1976) y una biografía: Marcelino Camacho y Josefina: coherencia y honradez de un líder.
Pero su periplo por tierras americanas no le fue suficiente para alcanzar sus sueños de conocer las más diversas culturas y modos de pensar, y es por ello que se trasladó allende los mares para recalar en China, pues siempre se había sentido atraído por la milenaria y misteriosa cultura oriental. Así, en 1982 pasó un año sabático como profesor invitado de lenguas extranjeras en la Universidad de Beijing (Pekín).
El tiempo trascurrido en China le valió para tomar contacto con esa cultura ancestral de oriente, bebiendo en sus fuentes de espejismos dorados y fascinantes, que le llevaron a publicar una versión bilingüe castellano-chino de una selección poemática del reconocido poeta chino: Ai Qing, uno de los poetas que goza de mayor difusión y reconocimiento en su país. Además publicó la edición de una Antología poética de la dinastía Tang y Song: los dos periodos de oro de la literatura china.
Su contacto con la cultura oriental insufló en su alma una clave de música muy especial, procedente de un lugar lejano en la distancia, pero emocionalmente muy próximo a sus sentimientos.
Otro de los aspectos de su personalidad es su gran humanidad y su enorme capacidad para relacionarse con los más diversos personajes, independiente de su ideología o estatus intelectual o social.
Esto le ha llevado a tener amigos por todo el mundo, porque Alfredo cuida y valora la amistad como uno de sus tesoros más codiciados.

Entre sus numerosos amigos se pueden enumerar a importantes escritores y poetas como Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Luis Rosales, Pablo Neruda, Arthur Miller… Científicos famosos como el profesor Severo Ochoa o el Dr. Ramón Castroviejo. Pintores geniales como Picasso, destacados músicos como José Iturbi…Y un amplio elenco de amigos que ha ido cultivando por los distintos lugares por los que ha pasado, porque su simpatía, su cordialidad y cercanía en el trato, a nadie deja indiferente.
Después de su periplo por lo largo y ancho del mundo, le llegó el momento de volver a su país y en 1992 regresó a su tierra alicantina donde estuvo impartiendo clases en la Universidad de Alicante. Posteriormente ejerció como catedrático de literatura en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid.
Aunque de lo que más se siente orgulloso Alfredo es de ceñir en su cabeza, la corona de laurel de los poetas. Porque es en el ámbito de la poesía donde se encuentra más feliz y realizado, pues como buen pensador, necesita apaciguar y ordenar esos recuerdos que pujan en su corazón, con el deseo de encontrar la salida y convertirse en verbo y soplo retórico, que llegue a todos los rincones para dar luz.
Podemos definir a Alfredo Gómez Gil como un poeta fieramente humano y profundamente divino.
Años y años de labor entre mares, ríos y lagunas. Años y años, esperando construir un paraíso.
Si hay algo que está intrínsecamente unido a Alfredo, tanto que forma parte de su identidad, es la poesía, y a ella se ha dedicado en cuerpo y alma desde muy joven. Porque sus poemas son vivencias viscerales que van unidas a su ser más íntimo.
Es en sus poemarios donde puede expresar sus emociones, reinventando un lenguaje nuevo que le permite poder expresar los sentimientos más puros que hay en él, y trasmitirlos a los demás.
La mayor satisfacción que experimenta es cuando un lector se identifica con sus versos y así puede cerrar el círculo de comunicación entre él y los hombres.
Para Alfredo Gómez Gil, ser poeta es una forma de estar en el mundo, es una necesidad vital de buscar verdades auténticas y universales.
La poesía otorga la capacidad de reflexionar sobre el mundo que le rodea y le permite transformar la realidad en algo mágico por medio de símbolos, poder contemplar un objeto y sublimarlo a través del lenguaje.
Decía Marcel Proust: “No son los ojos del poeta ni los acontecimientos de su vida, sino sus libros, donde justamente aquella parte de su alma que, por un deseo instintivo, quería perpetuarse, se transfirió para sobrevivir a la caducidad”.
Obra poética
Comenzó a escribir poesía muy joven, tiene en su haber más de veinte libros publicados.
Su primer libro publicado:
- Por la distancia (1968).
- Veinticuatro poemas de nieve (1971).
- Encantador de serpientes (1974).
- La frente en el suelo (1976), con prólogo de Vicente Ramos e ilustrado por Manuel Baeza, Pérez Gil y Xavier Soler.
- Las vibraciones del silencio (1977).
- Nanas para dormirlos y despertarlos (1988), una edición bilingüe japonés-español, traducida al japonés por Etsuko Asami.
- Versión en español de los sonetos de Shakespeare (2000).

Así dice de ellos: “Sí, aquellos sublimes sonetos inspiraron estos versos”.
Es aquí, donde podemos sentir al Alfredo más puro y auténtico, a partir de su versión más personal de los sonetos, que refuerzan los latidos de su corazón que acelera su pulso, para reforzar ese ardiente fuego que supone el juego de la vida.
Es en estos poemas donde encontramos a un poeta reflexivo, que sabe salir a flote después de sumergirse en los escollos de la realidad, que experimenta la vida como un río que conduce a un universo de amor, en el que no faltarán días de sufrimiento y fatalidad, de ingratitud y oscuros atardeceres.
Pero siempre se encontrará con la luz armoniosa del amanecer.

Del soneto CIV
Nacer crecer amarnos, y en brioso proceso enamorarnos. Vivir la juventud adentrarnos en nuestros gentiles búcaros continuarnos irnos descubriendo y plácidamente revocarnos. Seguir con alegría, jamás volvernos en el mediodía acariciarnos, de la inopinada ingratitud consolarnos, del indeleble destino externo cobijarnos. Por el húmedo atardecer resguardarnos, de la templada emoción sonreírnos, en la imprevista fatalidad abrazarnos. Mediado el interlunio sentirnos red amándonos poniendo el ayer en presente recordándonos y entre arrugadas manos, esperándonos.
Del soneto CIX
Y cueste lo que cueste, después de disfrutarlo venderé a cualquier precio y a cualquiera haciendo de esta suerte, útil mi filantropía. Alquilaré también una estratosfera y me regalaré con vientos apacibles, dejaré de competir con los luceros Y fumaré tus versos junto al muro. No ajaré insomne tu pijama, ni morderé la almohada poseída evitando el tallado inesperado de la piedra. Y así taraceando poemas transcurriré el lapso de tu eclipse mascando relajado el chicle de tu ausencia.
En Nervio (2013), recoge su producción poética de los últimos años, con un prólogo de Vicente Ramos, donde dice:
“Un poeta que busca la paz y que al no encontrarla la inventa”.

Este poemario refleja muy bien su personalidad vehemente, su pulso inquieto, visceral, que le convierte en un poeta transgresor del orden tradicional.
Porque Alfredo ha sabido dominar el tedio de la vida vinculada a la nostalgia de los años, y hacer en todo momento las cosas con esa intensidad y nervio que le caracterizan. Nunca se ha querido rendir al destino del paso del tiempo, ni colocarse al otro lado de la luna. Él sigue caminando con los pies firmes en la tierra, pero los ojos fijos en las estrellas. El poeta ha encontrado en los símbolos y en las metáforas, que le permiten expresar sus sentimientos más íntimos el sentido de su vida.
Es en el misterio profundo de las palabras donde ha descubierto la puerta de salida del laberinto, en el que ha estado dando vueltas hasta el amanecer. Sus versos son presagio de los cambios que han ido aconteciendo a lo largo del tiempo y en ellos coloca todas las piedras angulares que harán que no se tambaleen los cimientos de su existencia.
Alfredo se enfrenta a la poesía atraído por una fuente irresistible en donde saciará su sed de transcendencia, es allí donde el universo poético por él creado hace que su espíritu perdure eternamente.
Mi capa
La capa que yo llevo no es de ahora la vestí el día en que naciste la estrené el momento de mi muerte y la guardo para el día que renazca. La capa que tú llevas está de moda se la encajan políticos y gansgters la venden en seseña y en el Corte y la mengua a veces algún pícaro turista. La capa que llevaba la bordaron mis ancestros y tuvo un nombre, un alma, un destino, respeta al menos su sustancia y deposita reverenciosamente sus cenizas en el mar que aun cubre nuestras costas.
Con mis ojos
Con mis ojos sin luz hice claridad con tu cabello sin intentar la causa del milagro. Con mis ojos sin luz adiviné luceros en la espiritual caricia del prodigio. Con mis ojos sin luz se encendieron mil canales cuando al rozarte los labios adentraste la pasión entre los míos. Desde entonces mis ojos felices se acomodan a los tuyos. Y sigo en ti aunque tu olor se haya ido. Y paladeo embocados ayeres en el reposado durmiente hoy. Y sigo escuchando el suave quejido de tu piel chirriando dentro de la mía.
Filamentos (2019)
Poesía nueva fuertemente entroncada con la pasión de vivir, buscando en los rumbos inciertos de los vaivenes de la vida, sin rendirse jamás frente a la desesperanza con ese halo pasional y vehemente que sabe trasformar el destino más aciago en poesía.
Absuelto el pecado de entregarte, entregarte lo que el cierzo me donó: ojos impertérritos al gesto labios redondeados al verso olfato abriéndose en sonrisa oídos ansiosos de suspiro tórax repleto de indulgencia.
Sus poemas amorosos son pasión descarnada. Porque es frente el amor donde encontramos sus sentimientos más puros, Alfredo Gómez Gil aparece como un poeta que se rinde a ese sentimiento hondo, pletórico y avasallador, con ese toque sensual y en ocasiones erótico que le hace tan personal.
Para Alfredo el amor es renuncia de su propio ego e inmolación, pues la concepción que el poeta tiene del amor, no es un arrebato momentáneo, sino un camino permanente, como un salir de sí mismo, para encontrarse con la amada y así encontrar la liberación, porque es a través de ella donde descubrirá la verdadera esencia de su identidad.
Disfrazando tu nombre con orquídeas apuñaladas nos vamos al figón a paladear bebedizos tu carnosa boca, algo ya desgastada por continuos impresos.
Amando supe la calidad del tacto como tú conociste del amor la mía amando producimos constante aleteo y amando proseguiré tu sempiterna partitura.
Te soñaré… te seguiré soñando Allá donde el beso rompa su simpleza. Te ensoñaré… te seguiré soñando. Acá donde la sombra no despierte.
Hoy día, Alfredo nos sigue deleitando con sus poemas llenos de fino encanto e ironía que no dejan de sorprendernos. Como un estruendo explosivo de imágenes que incendian el corazón.
Paloma y palomas
Aplaudimos trilema de Paloma reverencia máximo respeto que Paz, Poesía y Elevación Ibérica humanidad entiende: Picasso universal reparto Alberti inmaculado trazo Alberto su crédito de ausencia No intentéis pues sumar tétricas palomas Kanji guerrero piar en terracota a nuestro impar ejemplar trío alegando común insignia caduco proletario emblema en rabioso converso pragmatismo de alimonada mortal mensajería.
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El comentario sobre el poeta alicantino Adolfo Gómez Gil te ha quedado muy bien. Ya sabemos más sobre la poesia de este gran poeta aliantino. La redacción a insertado un dibujo Vicente Ramos, de mi autoría, gran amigo fueron don Vicente y Adolfo. Me alegro.
El comentario sobre el poeta alicantino Adolfo Gómez Gil te ha quedado muy bien. Ya sabemos más sobre la poesia de este gran poeta alicantino. La redacción ha insertado un dibujo Vicente Ramos, de mi autoría, gran amigo fueron don Vicente y Adolfo. Me alegro.
Magnifico artículo biográfico de éste incomparable amigo.
Gracias Pllar.