Ada Soriano Lidón (Orihuela, 1963) y José Luis Zerón Huguet (1965) son una pareja de poetas que parecen estar más allá del espacio y del tiempo. Son tan verdaderos, que una no se cansa de escucharlos. Ellos mismos confiesan hasta qué punto la poesía forma parte de sus vidas en esta excepcional entrevista doble. Y ellos saben de entrevistas, porque Ada ha publicado dos preciosos libros en los que es ella la que entrevista a otros poetas.
Ada y José Luis, José Luis y Ada, viven en Orihuela, capital mágica de la lírica en verso, por ser la cuna de Miguel Hernández, y de la lírica en prosa, por ser la Oleza de Gabriel Miró. Tierra fecunda en poetas, en estudiosos de la poesía y en agentes culturales con quienes he podido coincidir y participar en proyectos comunes: Julio Calvet, Gregorio Canales, Carlos Figueroa, Aitor Larrabide, Luisa Pastor, Javier Puig, Mari Carmen Sánchez Mateos, Tomás Serna… Y sí, puede ser que me deje a alguien en el tintero, como suele decirse.
En estos tiempos prosaicos que vivimos, es un privilegio detenerse unos minutos y escuchar qué dicen los poetas, nuestros poetas…
Consuelo: ¿Cómo y cuándo sentisteis vuestra vocación poética?
José Luis: Empecé a escribir muy pronto (cuentos, impresiones, transcripciones de sueños y notas de diarios), a partir de los diez años. A la poesía llegué más tarde, cuando cumplí los trece años, y quedé completamente fascinado. Cuando empecé a leer poesía vorazmente supe que había encontrado mi verdadera vocación y me lancé a escribir poemas que hoy ya no existen porque los eliminé. Descubrí la poesía gracias a los ejemplos que figuraban en un libro de texto de Literatura de octavo de EGB. Leí a san Juan de la Cruz, a Rubén Darío y a Quevedo. Poco después a Juan Ramón Jiménez, Lorca, Dante, Baudelaire, Rimbaud, Villon, Poe, Whitman… Y después a los poetas de las vanguardias del siglo XX en castellano y en otras lenguas. Curiosamente a Miguel Hernández tardé un poco en leerlo. Creo que fue cuando cumplí los dieciséis años.
Nadie que decida denominarse poeta puede vivir la vida sin la poesía. Yo no concibo la mía sin la aventura poética, y no me refiero exclusivamente a la escritura de poemas, pues en mi caso, la gestación de un poema no depende de la deliberación, sino más bien de la fuerza misteriosa de la intuición, de la feliz desorientación en un paisaje extraño e inhóspito que acaba resultando habitable y acogedor. El poema nace del hallazgo repentino y no de una experiencia continua, incesante. El poeta ha de estar siempre dispuesto a esperar ese chispazo para convertirlo, cuando llegue, en un fuego creador. La poesía no es ocasional, como la escritura poética, sino una hoguera permanente, un hogar donde uno habita libre en cuanto fuera de la realidad de quienes dominan el mundo. La poesía es un acto de insumisión permanente, un orden y un temblor que nada tiene que ver con las certezas convenidas. Por eso siempre he defendido que vida y poesía están profundamente imbricadas y me cuesta aceptar que haya tanta gente que desprecia la poesía. Como he dicho en muchas entrevistas, considero que ser poeta no es solamente escribir poemas; es sobre todo una filosofía de vida, una dedicación constante. La poesía es fundamental en mi vida.
Ada: Yo no empecé a escribir tan pronto. A leer sí empecé pronto. Pasaba horas y horas leyendo tanto poesía como narrativa, y me encantaban -naturalmente- los libros de cuentos que contenían ilustraciones porque resultaban muy sugerentes. Descubrí que lo que más me atraía estaba en los cientos y cientos de páginas, en aquellas primeras lecturas de cuando era yo muy niña, en mis inevitables ensoñaciones -todavía las tengo-, en mis constantes viajes internos…
Me deshice de mis primeros poemas porque eran muy poco significativos. Al cabo de un tiempo sentí la necesidad de escribir, pero de otra manera. Las palabras estaban ahí, como flotando, y en un momento dado se acercaron demasiado y me ofrecieron algo distinto. Creo que hice bien en aguardar, y poco a poco se fue acrecentando en mí esa extraña sensación de esclavitud y de libertad.
Consuelo: ¿Cómo es el día a día de una pareja de poetas?
José Luis: En principio nuestra vida cotidiana es como la de casi todas las parejas que tienen hijos (nosotros tenemos una hija de treinta y cuatro años y un hijo de veinticinco) y una economía no muy holgada: ajetreada y sujeta a contingencias no siempre agradables. Ante todo, debemos atender las urgencias diarias y adoptar una actitud responsable. Quiero aclarar que no creo en la trillada figura del poeta cómodamente instalado en su torre de marfil, es decir, aislado del mundo en una constante actitud de pose contemplativa. La poesía exige acción y contemplación y, como decía en la pregunta anterior, no está disociada de la vida misma. A pesar de mi dedicación constante a la poesía, soy una persona atenta a lo que sucede en el mundo, capaz, creo, de sobrellevar con entereza la realidad cotidiana y todos sus claroscuros. Lo que ocurre es que la poesía intensifica nuestra vida y sublima las pequeñas miserias rutinarias que uno ha de afrontar. Dicho esto, añado que todos los días trato de leer y escribir un rato. El hecho de llevar un diario me permite escribir casi todos los días. También, al igual que Ada, saco tiempo en la medida de lo posible para atender compromisos culturales. Ada y yo hablamos de poesía, nos leemos mutuamente, intercambiamos ideas, sugerencias y llevamos a cabo en común proyectos literarios.
Ada: Bueno… Hay que pagar las facturas de la luz, del agua, los recibos de la comunidad, el de la contribución anual… Si se desea tener hijos hay que pensarlo bien porque se deben cubrir sus necesidades. Si no se tiene ese propósito, mejor no tener.
Y sí, como dice José Luis, hablamos de poesía, intercambiamos ideas, llevamos a cabo en común proyectos literarios… Es lo que estamos haciendo en este momento, justo ahora, en la elaboración de estas respuestas. Y la lectura, como siempre, indispensable. Necesito ese tiempo, ese espacio.
Consuelo: Me gustaría que destacarais vuestros puntos de coincidencia y explicarais como resolvéis vuestras divergencias.
Ada: Nuestras poéticas son diferentes. Está bien eso, que no seamos clones. Pero sí hemos tenido que soportar comparaciones de mal gusto en más de una ocasión. Por fortuna, mayormente no es así. Las divergencias, que las hay, han de resolverse como bien se pueda. No siempre estamos de acuerdo. No siempre.
José Luis: Yo creo que, teniendo poéticas diferentes, compartimos muchos gustos literarios y, sobre todo, nos gustan los mismos poetas. También coincidimos en que la poesía es una forma de vida y ambos pensamos que la escritura no es una competición entre nosotros o con otros poetas y literatos, sino una hermosa hermandad que puede resultarnos enriquecedora. En cuanto a las divergencias, a veces las hay, claro que sí… No siempre coincidimos en todo y exponemos nuestros puntos de vista, y a veces discutimos, pero siempre de una manera fructífera y sin resentimientos.
Consuelo: ¿Cómo veis la situación cultural de Orihuela y su proyección al exterior, qué instituciones y figuras relevantes destacaríais?
Ada y José Luis elaboran esta respuesta al alimón de manera absolutamente consensuada.
En contra de lo que muchos oriolanos se empeñan en creer (precisamente quienes nunca aparecen en los actos culturales), Orihuela no está muerta culturalmente. Manifestamos, sin pretender incurrir en la autocomplacencia ni el autobombo chovinista, que Orihuela está viviendo un buen momento cultural, y esto mismo se dice, sobre todo, fuera de la ciudad. Lo que ocurre es que la política cultural del Ayuntamiento de Orihuela es bastante pobre. La concejalía de Cultura se limita a prestar las instalaciones culturales, que por cierto no son abundantes, y por eso mismo estampan el logotipo de la concejalía en la publicidad. Digamos que Cultura adopta una actitud parasitaria nutriéndose de la actividad de colectivos y particulares con apoyos en muchos casos mínimos o nulos. Apenas programa y sus iniciativas, salvo excepciones, son muy localistas, poco exigentes y carentes de imaginación. Un ejemplo de la pobre gestión de la concejalía de Cultura, por no extendernos demasiado, lo encontramos en la lamentable programación del Teatro Circo.
En cambio, como decíamos, se está haciendo una destacada labor cultural, fuera y dentro de la ciudad, por parte de particulares, instituciones y colectivos culturales. Debemos destacar la constante actividad de la Fundación Cultural Miguel Hernández, de la Cátedra Arzobispo Loazes y la Cátedra Iberoamericana Alejandro Roemmers de Industrias Culturales y Creativas; también es muy importante el vivero cultural que supone el Campus de las Salesas UMH, el nutrido programa de actividades del Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias (MUDIC) Jesús Carnicer y de la asociación de profesores de ciencias Hypatia de Alejandría, el dinamismo del Ateneo sociocultural Viento del pueblo, la labor editorial, escénica y visual de Auralaria, la veteranía incansable del Grupo de Teatro Expresión, la excelente labor del Conservatorio Municipal, la actividad continua de la Asociación ACAMDO, la difusión de la música sacra que hace el Coro Mixto de la Santa Iglesia Catedral, las numerosas bandas, grupos musicales y cantautores que están logrando una visibilidad más allá de nuestras fronteras, la presencia constante de las asociaciones de fotógrafos con sus exposiciones y concursos (fotógrafos CEPA, Fotomatón, Asociación de Fotógrafos Nocturnos 2.8)… Otro ejemplo de iniciativa cultural son las veladas multidisciplinares de la tienda de decoración Íthaca que regentan Javier Catalán y Ana Leonís. Tampoco debemos olvidar la intensa labor de la Biblioteca Pública del Estado Fernando de Loazes y de la Biblioteca Pública Municipal María Moliner y la presencia de las dos librerías oriolanas, Códex y Atenea, que programan actividades culturales (con más asiduidad la primera). También están los colectivos de cinéfilos y cineastas, un ejemplo destacado lo encontramos en la extraordinaria labor que está realizando La sala de cineastas en Orihuela. Como la lista se hace demasiado extensa nos ceñimos estrictamente a la actividad relacionada con la escritura, las ciencias y las artes, pero no queremos olvidar a las asociaciones feministas y los colectivos cívicos, así como los centros docentes, que también hacen una labor cultural necesaria y muy interesante. En cuanto a las figuras oriolanas que destacaríamos … Creemos que son muchas tanto dentro como fuera de Orihuela y nos veríamos obligados a aportar una lista extensa de nombres importantes en el mundo de la literatura y las artes, mujeres y hombres con trayectorias amplias y muy estimables, así que nos ahorramos el inventario para evitar omisiones involuntarias, como supongo que nos habrá ocurrido cuando hemos mencionado las asociaciones e instituciones destacadas.
Consuelo: ¿Creéis que hay un uso y abuso de la imagen de Miguel Hernández?
José Luis: Esta pregunta exige una respuesta muy meditada y mucho espacio por delante para que no haya malentendidos. En el libro Vigencia de Miguel Hernández 80 años después (1942-2022), editado por la Fundación Cultural Miguel Hernández y el Ateneo socio-cultural Viento del Pueblo, dedico un extenso artículo a reflexionar sobre eso mismo que planteas. También hablo de ello en un artículo incluido en Todo era azul, Poemas escogidos de Miguel Hernández, la magnífica antología a cargo de Luisa Pastor que publicó Auralaria Ediciones con la colaboración de la Fundación Cultural Miguel Hernández. Debemos plantearnos muchas preguntas, y ahí van algunas: ¿Se ha difundido bien la figura y la obra de Miguel Hernández? ¿Las diversas autoridades culturales han sabido o querido promocionar al poeta? ¿La presencia de Miguel Hernández se deja sentir en el teatro, la escritura, la pintura o en cualquier otra manifestación artística en Orihuela y en el resto del país? ¿Ha ejercido una influencia positiva entre poetas actuales?, ¿Cómo podría difundirse su poesía entre los escolares de todos los niveles educativos? Son preguntas que uno no puede responder sin exponerse a un linchamiento mediático. Hablar sobre ello con honradez y amplitud de miras y sin dejarse llevar por posicionamientos dogmáticos no es tarea fácil. Desde luego, aquí yo no voy a poder responder a tu pregunta, no al menos como me gustaría, pero diré que hoy día hay una saturación de homenajes a Miguel Hernández espurios, irrelevantes, meramente epidérmicos y, por tanto, prescindibles, con lo cual no pretendo decir, que haya que dejar de homenajear a nuestro poeta. Lo que pienso es que está siendo utilizado de una manera abusiva y en ocasiones grotesca, sobre todo desde la celebración del centenario de su nacimiento. Su figura vale lo mismo para un roto que para un descosido: está presente en la Semana Santa, en la fiesta de Moros y Cristianos de Orihuela, en el club de fútbol de nuestra ciudad, en eventos gastronómicos, etcétera. Se ha convertido en un mito, de manera que cualquier intento bienintencionado por aportar matices veristas que cuestionen el halo de pureza falaz que ha convertido en icono al poeta y al hombre es neutralizado con sañuda intolerancia. Por otra parte, creo que la utilización del poeta en cualquier manifestación social, por chusca que esta sea, obedece a un intento de desactivar la carga ideológica del homenajeado, su mensaje ético y cívico. Miguel Hernández corre el peligro de transformarse en un personaje aséptico y los homenajes que se le rinden, sobre todo institucionales, en muchos casos se convierten en actos rutinarios, protocolarios y previsibles. Para que su poesía y su testimonio ejemplar permanezcan, habrá que seguir insistiendo en la necesidad de su vigencia con planteamientos imaginativos, ambiciosos e integradores, desde una mirada amplia, abarcadora y nada provinciana. Siempre he dicho que hay que acometer en situación de crítica y exigencia, y no desde la autocomplacencia, una labor divulgativa de la obra hernandiana en la que participen filólogos, poetas y artistas, docentes, traductores, editores, libreros, políticos, representantes de instituciones culturales, etcétera. De esta manera, creo, evitaremos que la poderosa imagen icónica del poeta opaque el valor de su obra literaria.
Ada: Totalmente de acuerdo con José Luis -de este tema hemos hablado bastante-, Miguel Hernández “está siendo utilizado de una manera abusiva y en ocasiones grotesca, sobre todo desde la celebración del centenario de su nacimiento”. Por supuesto, se han hecho y se siguen haciendo actos muy destacables y todavía se elaboran publicaciones respetables -muchas de ellas editadas por la Fundación Cultural Miguel Hernández a cargo de su director, Aitor Larrabide- que sirven para honrar debidamente la memoria de nuestro querido y admirado poeta. Lo que no quisiera es que se dé lugar a que se pierdan los Murales de San Isidro, porque no solo tienen un valor artístico sino histórico. Lo que no quisiera es que este emblemático “Museo al aire libre” quede convertido en una verbena. Como bien sabemos, en 1976, hombres y mujeres de Orihuela y otras localidades españolas rindieron homenaje a Miguel Hernández en el mencionado barrio de San Isidro. Fue un acto totalmente popular en el que se congregaron numerosos artistas y simpatizantes de la figura y la obra de Miguel, y tuvo una gran repercusión en los medios a nivel nacional.
Como nota anecdótica deseo destacar un comentario que me hizo mi querido amigo y poeta de Granada Antonio Enrique en su segunda visita a Orihuela: “Ada, aquí a todo se le pone el nombre de Miguel Hernández.” Me hizo gracia aquella observación.
Consuelo: Fundasteis y dirigisteis la revista Empireuma, que tuvo una proyección nacional e incluso internacional, ¿qué supuso para vosotros esta aventura literaria?
Ada: Para mí fue fascinante. Aquello fue vivir una realidad al margen de la realidad y dentro de la realidad, aunque pueda resultar paradójico. Cuando terminaba mis horas de trabajo -por aquel entonces yo trabajaba en un hospital y por las noches estudiaba en el instituto- me reunía con mis colegas en un bar muy especial. Era profundo como una cueva y nos recibía una luz muy cálida y, por tanto, acogedora. Recuerdo bien, como si fuera hoy, que sonaba la música ochentera, y que los camareros vestían de forma elegante, incluso llevaban pajarita. Ese lugar tenía mucho encanto. Elaborábamos allí los números de Empireuma. Me sentía especialmente cómoda conversando con José Luis Zerón y José Manuel Ramóny manteníamos muy buenas conversaciones con otros poetas y otros artistas como pintores y actores de teatro. Hablo de una convivencia mágica, extraña. Mi mente se relajaba y se despegaba de lo puramente cotidiano. Éramos muy jóvenes, por lo que teníamos mucha energía. Ilusión también, es natural. Deseo decir que tengo 60 años y que todavía me queda algo de entusiasmo, a pesar de todo.
He de aclarar que yo no fui miembro fundador, pero es cierto que me sumé al grupo en sus inicios, cuando estaba a punto de salir el primer número, por lo que de alguna manera me siento fundadora. No es la primera vez que hago esta aclaración, pero yo lo dejo caer por si las moscas.
José Luis: Fundamos la revista José Manuel Ramón, Fernando Piñeiro. José Antonio Ortuño, Antonio Peñalver, Juan Carlos Gras y yo, con la estimable ayuda del poeta Jorge Cuña y su compañera Lola Varela, profesora de Literatura, ambos eran gallegos y vivieron en Orihuela los primeros años de la década de los ochenta. Ada y José María Piñeiro se incorporaron a partir del primer número y ya no abandonarían la nave, así que los considero miembros fundadores. Pasados unos años, Ortuño, Peñalver y Gras ya no siguieron. En los primeros años dirigimos la revista José Manuel Ramón y yo. Posteriormente asumimos las tareas de codirección Ada y yo, y José María fue jefe de redacción. La revista literaria Empireuma publicó su número 0 en el año 1985 y el último número, el 34, apareció en la primavera de 2015. A lo largo de estos años se ha convertido en una de las revistas literarias más reconocidas en el ámbito nacional con una importante proyección internacional. El 19 de mayo de 2021, la Biblioteca Municipal María Moliner de Orihuela acogió el acto de presentación de la digitalización de todos los ejemplares de la revista, así como de sus libros, un trabajo que fue costeado íntegramente por la Fundación Cultural Miguel Hernández.
Para nosotros supuso un estímulo muy importante y nos permitió conocer a numerosos intelectuales, escritores, poetas y artistas. La aventura fue muy fructífera, lo que ocurre es que demandaba demasiada atención y nos impedía dedicarnos a nuestra propia escritura, de modo que llegó el momento en que decidimos poner el punto final para seguir nuestra propia andadura.
Consuelo: ¿Vuestros hijos comparten vuestra pasión por la poesía?
José Luis: Comprenden nuestra pasión, pero no son poetas. A nuestra hija le gusta la poesía y ha escrito algunas canciones; a nuestro hijo le gusta la filosofía, el diseño gráfico, las artes visuales, pero me temo que no le interesa demasiado la poesía.
Ada: Sí, es verdad que a nuestra hija le gusta la poesía. Y he de añadir que a ella siempre le ha gustado leer. Todavía lo hace. Pero ocurre que nuestros hijos se llevan nueve años, y eso, teniendo en cuenta sus fechas de nacimiento, influye. Mi hijo, siendo muy pequeño, sentía más atracción por los videojuegos que por los libros, a pesar de que intenté inculcarle la pasión por la lectura. Aun así, acostumbro a leerles mis poemas. Y siempre me dicen algo al respecto, algo positivo.
Consuelo: Me choca el hecho de que no estéis en las redes sociales. ¿Qué opináis de las nuevas tecnologías?
José Luis: Bueno, el hecho de que no estemos en las redes sociales no quiere decir que despreciemos la cultura digital. Estamos muy presentes en las redes sociales porque amigos y familiares generosos suben noticias que hablan de nuestra actividad literaria y textos que publicamos en revistas y blogs digitales. Admito que los avances tecnológicos han permitido mejorar las condiciones de escritura y la rapidez de difusión de la misma. Es mucho más cómodo escribir en un ordenador que en una máquina de escribir, es más rápido y eficaz un correo electrónico que una carta convencional, e internet te permite acceder a información que antes había que conseguir con arduos esfuerzos a través de enciclopedias impresas y libros especializados difíciles de encontrar; ahora bien, hay que llevar cuidado con las fascinación que ejercen las nuevas tecnologías, pues nos puede provocar una bulimia incontrolable y una tendencia simplificadora y simplista anulando la capacidad crítica. Y por no extenderme, no voy a hablar de la Inteligencia Artificial, esa aberración transhumanista que ha pasado de ser un distopía a una realidad. Ya vivimos bajo el yugo de los algoritmos.
Ada: Poco puedo añadir a lo que ha expuesto José Luis, y con quien estoy muy de acuerdo en lo que dice. Puedo añadir que a mí me resulta chocante el que tanta gente me haya insistido en que me ponga whatsapp para decirme acto seguido que soy inteligente al no querer eso. La verdad es que prefiero el correo electrónico porque es muy cómodo y no he de estar pendiente del teléfono a cada momento. Y respecto a la Inteligencia Artificial, como no se utilice debidamente y para cosas muy concretas que realmente nos beneficien… Menudo monstruito eso de la Inteligencia Artificial. Lo mismo estoy siendo un tanto drástica, o dramática, pero dudo mucho que precisamente por eso, por ser artificial, pueda tener sentimientos humanos.
Consuelo: ¿Cuál ha sido vuestra última actividad cultural?
José Luis: La exposición de pintura de Teodomiro, titulada Un secreto de libertad y la publicación del libro-catálogo homónimo. Pero acerca de esta actividad es mejor que se extienda Ada, pues ella fue la comisaria de la exposición y Teodomiro era su hermano.
Ada: A ver. Mi hermano Manolo, que firmaba sus obras con el nombre de Teodomiro (su tercer nombre de pila), estaba muy ilusionado en publicar un libro de poemas con ilustraciones de su autoría. Asimismo, deseaba exponer sus cuadros coincidiendo la inauguración pictórica con la presentación del libro-catálogo. Me lo explicó detalladamente y con mucho entusiasmo pocas horas antes de su fallecimiento, que fue inesperado. Dadas tan tristes circunstancias, sentí la necesidad de llevar a cabo lo que él quería, y se lo comenté a José Luis y a mi familia, que sabían de este proyecto de Manolo.
Recaudé más información con la ayuda de mi hermana Ana, José Luis Zerón y algún amigo, y nos pusimos manos a la obra. Hablé con Aitor Larrabide, director de la Fundación Cultural Miguel Hernández -mi hermano era un entusiasta de Miguel Hernández- acerca de la posibilidad de editar el libro con la Fundación. En ningún momento puso trabas Aitor, sino todo lo contrario. También le pedí colaboración al amigo y poeta Javier Puig porque él dedicó un poema a Teodomiro -en vida- y me apetecía que apareciese publicado en este libro, el primer libro de mi hermano, por cierto. Mari Carmen Sánchez Mateos, directora de la Biblioteca Pública María Moliner nos dio su apoyo en todo momento, de principio a fin. La pintora Eva Ruiz, no solo nos aconsejó, sino que se encargó de montar la exposición. Y he de decir que quedamos encantados con su buen hacer. Mi hijo y Ecoimpresores se encargaron del diseño del libro-catálogo. Mi madre y mis hermanas ayudaron y participaron con verdadero cariño. Hasta mi hija estuvo atenta durante el proceso porque ella quería muchísimo a su tío Manolo. En realidad, todas estas personas que ahora nombro y las que no he nombrado porque la nómina es extensa, participaron con verdadero cariño y respeto. Y eso es importante. Sí, importa el afecto y el respeto.
Bueno, todo salió bien. El libro quedó estupendo. José Luis escribió una introducción muy bien pensada a la par que emotiva, y yo una nota final. Acudió mucha gente al Museo de la Reconquista de Orihuela el día de la inauguración-presentación. Dicho museo posee una sala muy apta para este tipo de eventos. Ahí estuviste tú Consuelo, junto al resto de amigos, además de mis familiares. La exposición se amplió un mes más porque fue muy visitada y bien comentada tanto por gente de Orihuela como de Elche, Alicante, Madrid…
El pasado 29 de mayo, con motivo de la clausura, estuve hablando un rato con Mari Carmen Sánchez Mateos. Apreciaba de verdad a mi hermano, y mi hermano a ella. Creo que no debo extenderme más, pero sí añadir, a nivel muy personal, que este proyecto es el más hermoso que he llevado a cabo. Además, ha sido una iniciativa compartida, y a mí me gustan más así, compartidas. Mientras yo conserve la memoria, siempre me acompañará esta proyección con una mezcla de alegría y de tristeza.
Consuelo: ¿Algo más que queráis añadir?
Ada y José Luis: Un abrazo, Consuelo, y nuestra gratitud por esta entrevista.
Gracias Consuelo por esta magnifica entrevista. Nada más que decir de estos grandes poetas, Ada y José Luis. Unirme al rechazo a la Inteligencia Artificial, como dicen Ada y Losé Luis, «esa aberración transhumanista que ha pasado de ser un distopía a una realidad». Un abrazo para ti y para Ada y José Luis.
Querida Consuelo enhorabuena por tu magnífica entrevista con José Luis y Ada. Yo soy muy amigo de ellos y todo lo bueno para ellos es bueno para mi.
Gracias y felicidades.
Julio Calvet.
[…] La entrevista completa a ambos poetas está disponible en este vínculo: https://www.hojadellunes.com/ada-soriano-y-jose-luis-zeron-una-pareja-de-poetas/ […]