Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Pisando área

Acude a la Virgen María embarazada en Orihuela antes de que ‘dé a luz’ por Nochebuena

Virgen embarazada. Fotografía del autor.

Orihuela, en su casco histórico milenario, atesora incalculable riqueza artística, con abundante patrimonio desconocido todavía por descubrir y disfrutar. Estos días, en el Adviento de los cristianos hacia el nacimiento de Jesús el 24 de diciembre, día de Nochebuena (sin entrar a debatir si fue en verano o en invierno, en Belén…), el tesoro orcelitano más singular lo contemplarás si acudes a la iglesia de San Juan (en horario de 10:00 a 13:00 h y de 17:30 a 19:00 h ).

Sentirás felicidad en la contemplación de una talla de la Virgen María embarazada, Virgen de la Esperanza, felicidad como yo sentí por vez primera, hace ya más de treinta años, y luego con alegría di cuenta en Orihuela de su existencia a través de las páginas del diario La Verdad.

Junto al altar mayor de la iglesia de San Juan, cerca del belén con sus típicas figuras y el nacimiento, donde sólo verás ahora una mula y el buey y la estrella en todo lo alto, señalando el lugar, las hermanas clarisas del monasterio de San Juan de la Penitencia (habitado desde el 10 de agosto de 1493, entonces por cinco religiosas con la abadesa Inés María, llegadas desde Santa Clara de Murcia), todos los años exponen, hasta el mediodía de Nochebuena, una talla de madera de tamaño natural de la Virgen María embarazada, Virgen de la Esperanza.

Retiran la Virgen embarazada tras ‘dar a luz’

Ten presente que todavía tienes esta semana la oportunidad de estar delante de la bella talla mariana de la Virgen de la Esperanza embarazada junto al altar de la iglesia de San Juan en Orihuela. Las monjas clarisas la retiran el próximo domingo día de Nochebuena, después del parto de María, esto es, ‘dar a luz’ a Jesús (según los evangelios canónicos de Mateo y Lucas), para guardar con celo a la Virgen embarazada hasta el Adviento del próximo año.

En buena lógica humana, con el nacimiento del Niño Jesús el día 24 de diciembre, ya no podrás contemplar a la Virgen embarazada. Ni le podrás rezar ni pedir felicidad por la criatura que late en tu vientre si estás embarazada, como reza la tradición centenaria en Orihuela, al igual que en la Catedral de León, donde se conserva otra antiquísima Virgen María embarazada. O puedes rezar y rogar con pensamiento positivo en libertad, de igual modo, por la esperanza de un pronto embarazo feliz.

Convento de San Juan. Fotografía: Joan Banjo (Fuente: Wikimedia).

Te advierto que cuando se ponga de parto la Virgen María embarazada y dé a luz (el 24 de diciembre dicen los evangelios canónicos), las monjas retirarán la talla de la iglesia para guardarla inmediatamente a la vez que completan la escena evangélica del nacimiento en el belén junto al altar, donde podrás contemplar la presencia de los tres protagonistas humanos: san José, la Virgen María y el recién nacido Jesús.

Cuatro velas: esperanza, paz, alegría y amor

Una monja en San Juan de la Penitencia en Orihuela (1474), de sonrisa y mirada amable, me explicó que los cuatro domingos del Adviento, anteriores hasta el día 24 de diciembre, son representados por cuatro velas que poseen sus significados. Primera vela /domingo: esperanza (la vela de la profecía); segunda vela /domingo: la paz (la vela de Belén); tercera vela /domingo: alegría (la vela del pastor) y cuarta vela /domingo: amor (la vela del ángel).

Si os escribo hoy de la Virgen María embarazada, Virgen de la Esperanza, y os confieso que la visité este viernes pasado al igual que otras veces más y le recé en silencio, con humildad…, es porque además existen para mí otros motivos, como el entrañable recuerdo de mi primera vez, cuando la descubrí hace más de treinta años en la iglesia de San Juan en Orihuela. Era otra vida en esta mi vida, entonces vida de periodista en la trinchera diaria buscando noticias y hechos que compartir con las fieles lectoras y lectores, veinte años en las páginas del diario La Verdad.

Hacía mucho frío esa mañana de diciembre en Orihuela. Ahora mismo mi memoria recuerda que estaba, entiéndaseme, conmigo mismo, solo en la acera, junto a la puerta de la iglesia de San Juan. Mis pies fríos, como desnudos; dedos tristes, sin guantes, mirada huérfana allí en la deshumanizada acera… Era día 22, antes de la víspera de Nochebuena. Y de repente, sin esperar, apareció la sonrisa amable de una hermana clarisa. Ella desconocida; serena paz. Me acababa de abrir el portón de madera en feliz bienvenida.

Fotografía: Myriams (Fuente: Pixabay).

Se estaba retrasando unos minutos en llegar a la cita mi feliz amigo y reportero gráfico Tony Sevilla, inolvidable… Y ya al abandonar la fría acera de la ciudad sentí calor, como si viniese hacia mí un invisible abrazo, amable, humano y amoroso, a medida que mis pasos atraídos por el silencio atravesaban el umbral de madera… De inmediato, la puerta interior acarició suavemente mi mano y crucé su umbral. Pasé con alegría, casi entrando en otra dimensión, donde espacio y tiempo se entrelazaban y el tiempo se ralentizaba a cada paso que daba sin pensar. Y así de feliz, en aquel instante, me adentré en la iglesia.

Hacía ya un par de semanas que el buen amigo Juan José Sánchez Balaguer, incansable él, si digo la verdad, e infatigable en la puesta en valor y divulgación de las cosas oriolanas del innumerable patrimonio orcelitano de sus tradiciones y sentimientos y de su buena gente, me había indicado que las monjitas de clausura en la iglesia de San Juan, pero sólo por unos días al final del tiempo del Adviento, exponían una bella y singular talla de la Virgen de la Esperanza, “¡embarazada!”

En atinada lógica, aquí humana, la talla de la Virgen embarazada era retirada después del nacimiento humano del Niño Jesús. Pero por si acaso, yo estaba allí, dos días antes, al fin ya con mi compañero fotógrafo, en el cumplimiento de mi labor y deleite periodístico. Escuchaba atento, sin perder detalle, las explicaciones de una monjita y recuerdo como si fuese ahora mismo que tomaba mis notas y pensaba ya en el titular y la inminente publicación, al día siguiente, del reportaje pendiente para las lectoras y lectores del periódico en Orihuela y la Vega Baja, y de cualquier otro lugar. Siempre, en mi deseo periodístico de compartir y el pensamiento puesto en publicar en el diario, con la finalidad de que acudiera mucha gente, cuanta más mejor, a la contemplación de la Virgen antes de que las clarisas la guardasen tras la cancela hasta el año siguiente.

De llegar a tiempo gracias a la publicación del reportaje en el periódico, las embarazadas o sus familiares podían rezar a la Virgen al día siguiente, 23 de diciembre, en el último día de exposición, o pedirle favores de esperanza y felicidad futura…

Quiero que sepas que soy muy atrevido (descubrirás unos cuantos párrafos más adelante un ejemplo de esta actitud mía casi permanente). Vicio de atrevimiento desde mi infancia en la búsqueda del conocimiento de las cosas, tal vez por esa imaginación ‘loca de la casa’ para santa Teresa, que me conduce a buscar sensaciones y sentimientos. Creo que también por el regalo de la imaginación inagotable, a todas horas y hasta dormido.

Y supongo que ese mi atrevimiento innato, junto con mis decisiones, en la primera oportunidad o mejor reto que me ofreció la vida, me llevaron hasta recalar en Radio Orihuela. Y de ahí al reto diario y disfrute en mi amado oficio de periodista (observar y luego contar, compartir y si se requiere hasta contagiar mi felicidad como siento contigo en este instante…). Felicidad entonces a través de las páginas del diario La Verdad dos décadas (1987-2007) publicando hechos y situaciones por el bienestar y la felicidad ajena y propia…

¡Acaricia el embarazo; yo lo hice y sentí felicidad!

Sin duda, gracias a la imaginación que vibra siempre, ella invadiendo a borbotones mi mente, por ella lo pensé y lo hice…

Eso sí, en el respeto debido, una vez que la monjita se había retirado a su clausura, cuando me quedé, allí solo en la iglesia, mirando a la Virgen, en compañía de su mirada y su embarazo ante de mis manos. ¿Qué hice? ¿Qué pensaste que hice? ¡Acertaste! Acerqué mi mano izquierda, lentamente, la acerqué hacia Él y ya sentí calor… a la vez que mis dedos avanzando hacia Él sentían un latido: “¿Mi latido? ¿El de Él?”

Mis pupilas encendidas… corazón apresurado, mi mente un huracán. Duda humana, incertidumbre. A nadie podía consultar. Allí, solo, mi mano sobre el embarazo de la Virgen, sintiendo un latido, y otro, y otro y otro, y otro y otro y otro… ¡Vida a borbotones! ¡Sorprendido hombre! ¡Feliz periodista! ¡Alegría!

Liberado de la fría calle…, ahora ya en la calidez de sentimiento nada humano, indescriptible con palabras como el impulso invisible moviendo mi mano hacia el vientre materno, y así acariciarlo a Él. Sentimiento en el gozo, como ahora el deleite de mis dedos acariciados por el teclado del ordenador aliado, fiel amigo que te canta aquí su alegría. Con cuidado, aparté mi mano del vientre embarazado. Apresurado, el periodista casi a la carrera por el centro de la iglesia, “con prisa de compartir mi dicha, caminé hacia la cancela de la puerta principal, sin pensar ni llegar a sospechar que me esperaba su mirada, su voz eterna en mí para siempre… En la pared, el Cristo volaba en la cruz. Lo vi con los ojos de mi alma…”, créeme, es verdad.

Fuente: Pixabay.

Resucitado allí en su esperanza y la mía, antes de regresar a la calle ahora más humanizada en mi corazón… Frenada ante Él mi prisa humana, escuchaba los latidos del Cristo en la cruz, invisibles, idénticos a sus latidos de ya nacido en el Adviento, en la iglesia, en el vientre de la Virgen embarazada. Latidos en manantial infinito de paz, torrente divino del Cristo y su vuelo en el muro de la iglesia de San Juan. Eterna felicidad que detuvo mis pies y mis prisas calmó en la contemplación y el recuerdo, siempre presente, de su ejemplar acción humana, desde lo divino, en un mundo de egoísmos y vanidades.

Sentí vuelo de almas, corazones de hermanas y hermanos de la Hermandad de El Cristo de Zalamea y María Santísima del Consuelo, en la Semana Santa de Orihuela. Latidos a golpe de mazo en el tambor que vibra apasionado, latido que resuena en mi alma agradecida y mis manos en acción en esta vida… Procesiones de Domingo de Ramos y Lunes Santos sembrando latidos de amor por calles y plazas en Orihuela.

Acude a compartir devoción y centenarias tradiciones orcelitanas (milenaria Aurariola visigoda, la Uryula árabe, Oriola en el reino de Aragón…). Te invito también a visitar estos días la Casa Museo de Miguel Hernández, a dos pasos de la iglesia de San Juan (a unos 200 metros por el casco urbano hacia la ladera de la sierra), monasterio de las clarisas situado a 30 metros de la casa natal del poeta que allí vivió hasta los dos años de edad, hoy ya visitable.

Joan Manuel Serrat ha interpretado y divulgado en todo el mundo el poema Menos tu vientre (Cancionero y romancero de ausencias; 1938-1941), del poeta Miguel Hernández a su esposa Josefina Manresa, en 1938 embarazada de Manuel Miguel (1939-1984). Su primer hijo, Manuel Ramón (1937-1938):

 Menos tu vientre
todo es confuso.

Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado,
baldío y turbio.

Menos tu vientre
todo es oculto.
Menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.

Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.

En tu visita a Orihuela, que te sirva de excusa (recuerda esta recomendación) que cuando salgas por la puerta de la iglesia verás casi frente a ti, unos metros a la derecha, un callejón angosto, rebosante de luz como en tu vida y mi vida. Adéntrate de paseo por esa senda pues en apenas un minuto alcanzarás la placeta del convento de La Trinidad y el obrador (todo no iba a ser caminar) de las hermanas Dominicas. Su variada repostería conventual (¡compruébalo si lo dudas!) es centenaria y ante todo exquisita.

Esta última semana de Adviento, acude a Orihuela y acaricia (desde tu libertad rézale o háblale con tu alma…). ¡Sí! “¡Acaricia el embarazo; yo lo hice y sentí felicidad!”. Acaricia el embarazo de la Virgen María en la iglesia de San Juan.

Y recuerda, en primavera, acudir a la Semana Santa en Orihuela: el Niño que ahora nace estos días (yo y tú también…) puso la otra mejilla… por la Verdad y el Amor.

Vale (cervantino).

Pedro J. Bernabeu

Pedro J. Bernabeu, periodista (FAPE) nº14.386, 02/03/1988; Asociación Española de la Prensa Deportiva (AEPD), n.º035-A (Alicante); director y locutor SER Deportivos-Radio Orihuela 1987-1997; redactor y redactor jefe diario ‘La Verdad’ Orihuela-Vega Baja-Torrevieja, 1987-2007; conferencias en la UMH Elche y Cátedra Fernando de Loazes en Orihuela-Universidad de Alicante: ‘Periodismo local: malabarismos en la cuerda floja’; entrenador de fútbol nivel III colegiado nº7255 RFEF-FFCV; músico desde 1969, clarinete y saxo tenor; escritor de novela ‘Krisis con K’ y ‘Krisis with a k’ 2015 en krisisconk.com y poemarios ‘Luna’ y ‘Sirenas’, febrero 2022; cinco proyectos de metodología en Amazon Libros con tareas de entrenamiento de formación y competición, entre ellos ‘Fútbol de la calle: Improvisación entrenada y Anarquía inteligente en equipo’, junio 2022; profesor de Secundaria (Historia y Geografía Física) CAP, Universidad de Alicante (1983). Distinciones: Medalla de Plata (RFEF-Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, temporada 1989-1990); ‘Lancero’ del ‘Pelotón de Los Torpes’ (Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Orihuela, procesión nocturna Domingo de Ramos 2005); Glosador de El Oriol y la Reconquista de Orihuela (Exaltación Festera, 01-julio-2005; Teatro Circo); Número 1 promoción 2017-2020, (entrenador de Fútbol Superior-nivel 3 profesional).

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