En la avenida de Aguilera se mantiene la antigua instalación de Canal Nou en Alicante, un edificio del que recuerdo hubo en su origen cierta polémica por la fórmula —un tanto sofisticada— de contrato de arrendamiento realizado por el ente a la empresa que lo erigió, probablemente con su destino previamente acordado. Desconozco si subsiste dicho arrendamiento —espero que no, pues sería un auténtico fiasco soportado realmente por los contribuyentes valencianos—, pero la realidad es que su abandono no beneficia a nadie. Al menos ese símbolo debería desaparecer para no crear equívocos de ningún tipo.
Y un poco más allá, en la misma acera, haciendo esquina con la calle Francisco Escolano, frente al mercado de Benalúa, una clásica construcción de su tiempo también aparece abandonada a su buena suerte, la de que fuera rehabilitada algún día en lugar de estar olvidada, o a su mala suerte, la de ser derribada para construir otra más moderna.
Y en otro orden de elementos también abandonados, estas instalaciones deportivas que antaño lo fueron del colegio de huérfanas ferroviarias, hoy sede del Conservatorio, detrás de la Aneja, en la ladera del Tossal lindando con el barrio de San Blas, una pista polideportiva y una piscina, en unos terrenos sobre los que parece se barajó la ampliación del centro musical, y que no se utilizan ni siquiera para aparcamiento de las calles adyacentes donde es casi imposible hacerlo. Olvidados parecen estar.
Junto a los Franciscanos, en la confluencia de Carmelo Calvo con Padre Mariana, hay una isleta donde —desde que mi memoria recuerda— hay un quiosco de prensa y había hasta hace unos meses una gasolinera de Repsol. Con las obras “de movilidad” al quiosquero lo han retirado hacia el centro para ensanchar el paso de viandantes, pero la instalación y el soporte luminoso ni lo han tocado. Si no se va a reponer el servicio… ¿por qué no se insta a que se eliminen tanto el anuncio como la caseta?
Y como colofón, cuatro imágenes de edificios industriales también desde hace años abandonados, en las proximidades del cuartel de Rabasa, donde los tejados de uralita se van desgajando de sus estructuras poco a poco, y los alrededores son un auténtico cementerio de basura y escombros. Pueden verse desde la circunvalación perfectamente, y más de cerca por la carreterita que rodea las instalaciones militares, por donde hacen footing diariamente castrenses y civiles. Supongo que los terrenos estarán esperando mejores tiempos para ser revalorizados, pero ello no debería impedir que se mantuvieran en mejor estado. La administración municipal y los propietarios son responsables de este ejemplo de desidia urbana.
…¿y III? Dejaré el tema abierto, aunque deseara no encontrarme con más situaciones de abandono inmobiliario.
Otrosí: en la edición del lunes 24 de abril incluí el caso de unas edificaciones en el barrio Sagrada Familia que fueron aulas escolares, y que el Ayuntamiento adquirió a la CAM, dejando las instalaciones sin uso durante los últimos ocho años. Curiosamente, dos días después se nos anuncia que van a ser trasladados allí los niños de una guardería municipal, mientras duren las obras de acondicionamiento. Pura casualidad, supongo.
(*) Nota:
- La primera parte de este artículo está en el enlace: Edificios abandonados (I).
- La segunda parte de este artículo está en el enlace: Edificios abandonados (II).
Visitor Rating: 5 Stars
Visitor Rating: 5 Stars