Si queremos hacer una historia del barrio alicantino de Benalúa, no podemos ignorar una figura clave y cumbre. Me refiero a Liberato Rovira Giner, don Liberato, toda una institución. Su personalidad, su empuje y entusiasmo llenan una amplia etapa del barrio. Su vida gira alrededor de la parroquia pero, al tiempo, estamos ante un dinamizador de diferentes aspectos de la vida alicantina.
Yo acudía, en los años cincuenta, a las misas dominicales de la iglesia de Benalúa junto a mis padres y mi hermana, y me agradaba escuchar las encendidas homilías de don Liberato, que ponía el alma y los sentimientos en sus palabras. No podía nadie quedarse impasible ante esas homilías intensas, llenas de fuerza, de don Liberato, densas, nutridas de los más altos valores humanos, éticos y cristianos, llamando al pan pan y al vino vino como decimos vulgarmente. Partidario de una ética cristiana y un sincero compromiso de vida, don Liberato era toda una institución. Su inseparable compañero, don Fernando Magro, era su antítesis: paciente, contemporizador, sobrio en sus homilías, pausado y lleno de bondad aunque algunos dicen que tenía momentos de gran enfado cuando observaba algunas injusticias. Sin embargo, yo veía reflejadas en don Fernando la amabilidad y el afecto. Siempre me atendió con gran gentileza. En cuanto a don Liberato, su personalidad llenaba todo el barrio, y al igual que su compañero de fatigas, todos los benaluenses le recuerdan con afecto, emoción y por qué no decirlo, con nostalgia de un tiempo que pasó y en que el espíritu y la acción del clérigo jijonenco llenó con su esencia plenamente este barrio emblemático y genuino de nuestro Alicante.
En la parroquia de Benalúa hay un placa conmemorativa que reza así:
“En memoria de D. Liberato Rovira Giner. La Hoguera de Benalúa dedica este recuerdo a su foguerer de honor perfecto.
24 junio 1955”.
La Benalúa que yo conocí
Con mi familia, mi vida en Benalúa transcurrió desde 1957 a nuestros días, con algunos períodos de tiempo que estuve fuera de la provincia. En los años 50 y 60 recuerdo aspectos de la Benalúa que ya pasó, pues ahora son otros tiempos. Así, el kiosco de Eulalia, la tienda del señor Manolo, Muebles Ventura, la tienda de Olid, el bar Villena, la farmacia de don Antonio y Rogelio, el kiosco de Fermín —aún subsiste—, la tienda de ultramarinos de Víctor, la tienda de Teresa, los Muebles Galvañ, Casa Aurelio, el Alquiler de Sillas de don Avelino de la Uz, la peluquería de Aguilera (de las hermanas), la panadería de Sirvent, la panadería La Tahona (hacía un pan riquísimo), la editorial del señor Sada, el colegio Generalísimo Franco, la Escuela de Maestría, el taller de Remigio Soler, Fotos Hermanos García, las sucursales del Banco de Valencia y de Caja de Badajoz, Carrocerías J. Mira (de los hermanos Mira), el Casino, peluquería Foglietti, cuartel de la Policía Armada, el Cine Roxy… y otros nombres. En el barrio vivía Gabriel Soler, abogado, un cronista en cierto modo, del barrio… Era un barrio especialmente entrañable, y lo sigue siendo.

Biografía de don Liberato
Nace en Jijona (calle Canalejas, número 77) el 18 de noviembre de 1918 y fallece en Alicante el 9 de diciembre de 1994, tras una larga enfermedad que iba minando lentamente su salud y sus energías. Toda una vida volcada esencialmente al sacerdocio y a la docencia, especialmente —en este último plano—, en la Enseñanza Media dando la asignatura de Religión.
Sus padres eran Luis Rovira Frías, comerciante (n. 1891) y Adela Giner Aracil (n. 1891) y tenía un hermano, Luis (n. 1918), mayor que él. Era hijo de unos terratenientes de Jijona. Realizó sus estudios de Enseñanza Primaria en su ciudad natal. Siendo aún un niño se mudó su familia a Alicante y residieron en la calle Portugal. Liberato estudió el Bachillerato como alumno libre, en el Instituto de Enseñanza Media de Alicante, de la calle Ramales (actual Reyes Católicos). Sintió desde muy joven la vocación religiosa e intentó ingresar en la Compañía de Jesús. Sin embargo, fue rechazado por los jesuitas por haberle detectado una dolencia cardíaca en el reconocimiento médico preceptivo. A los 18 años, tras la Guerra Civil, ingresa en la Escuela Normal de Magisterio de Alicante. Tras licenciarse de maestro, y para desarrollar su profunda vocación religiosa, fomentada en la Congregación Mariana alicantina, ingresa en el año 1941 en el seminario de San Miguel de Orihuela, efectuando con toda brillantez los estudios eclesiásticos y, al cabo de los cinco preceptivos años, consigue su meta, finalizando la carrera sacerdotal. Durante esa época, fue designado prefecto de los seminaristas más jóvenes, debido a su profesión docente. Es ordenado en la ilicitana Basílica de Santa María, en el año 1949. Poco después cantó misa en la Basílica de Santa María, en Alicante. Su primer destino fue la parroquia de San Juan Bautista en Benalúa, en calidad de coadjutor, pasando a ser nombrado párroco por el obispado en el año 1955. En esta parroquia permaneció a lo largo de 43 años.

Debido a su carácter participativo y a su implicación con los problemas existentes, se fue convirtiendo poco a poco en el cura más representativo del barrio de Benalúa. Su actividad era incansable. Visitaba a los enfermos en sus casas para llevarles el viático y era frecuente verle en los colegios del barrio, colaborando o sustituyendo a profesores o al capellán. Además fue un miembro muy activo de la Congregación Mariana de Alicante, a la que pertenecía desde niño. Las congregaciones marianas son asociaciones religiosas destinadas a fomentar en sus miembros una ardiente devoción, reverencia y amor filial a la Santísima Virgen María; y por medio de esta devoción y de su patrocinio, hacer de los fieles congregados bajo su nombre cristianos de verdad. Y a fe que caló en él esta atmósfera congregacionista, inundándole de devoción al prójimo y de espíritu de colaboración cristiana para el bien de la sociedad. Dice de él MyHeritage:
“Sacerdote de cuerpo pequeño, corazón enorme y ejemplar humildad y gran sobriedad, fue muy querido y respetado por quienes le conocieron y tuvieron la dicha de su amistad”.
Su acción en Ruanda
Es menos conocida en don Liberato su acción misionera fuera de España. Esta segunda vocación la desarrollaría en un país africano del que tuvo noticia “hurgando” entre papeles y notas de prensa en la parroquia. Su amor a las misiones y su entrega a los más necesitados le llevó a establecer un estrecho contacto con Ruanda, país al que se desplazó en tres ocasiones y en el que, con la ayuda de sus feligreses y gracias a él, se crearon varios dispensarios y se construyeron escuelas, hospitales y otras obras, así como el establecimiento de un poblado, en el centro de África, con el nombre de “Benalúa”.
Don Liberato estableció una cierta estructura educativa en el país africano, a la que asignó, como decimos, el nombre de este emblemático barrio alicantino. No podía olvidar ese rincón del alma en su Alicante.
Ruanda es un Estado interior que se encuentra en el este de África. Limita al norte con Uganda, al sur y al este con Tanzania y al oeste con la República Democrática del Congo. La frontera con la República Democrática del Congo está establecida en gran parte por el lago Kivu. Es un país muy accidentado, con numerosas subidas y bajadas, y es por ello que se le conoce como ”el país de las mil colinas”. El lago Kivu es uno de los grandes lagos de África. Se ubica en la parte africana del Gran Valle del Rift. Desagua a través del río Ruzizi, que discurre hacia el sur hasta el lago Tanganica (y este drena a través del río Lukuga en el río Lualaba, la cabecera del río Congo).
Profesor del Instituto Jorge Juan
¿Cuándo comenzó su actividad el instituto Jorge Juan? En el mes de junio, en el año 1953, se inauguró el nuevo edificio que ocuparía un solar del Monte Tossal, abandonándose el antiguo caserón de la calle Reyes Católicos, que hasta entonces albergaba a este centro de Enseñanza Secundaria, con la realización de la última convocatoria deleExamen de Estado, que la reforma de 1953 declaraba extinguido. Comenzaba un nuevo plan de enseñanza. En el claustro de profesores celebrado el 29 de febrero del año bisiesto 1960 se aprobó, a propuesta del catedrático Francisco Escolano y por amplia mayoría, la denominación de Instituto Jorge Juan para el entonces único instituto de Bachillerato de la ciudad de Alicante.

Yo cursé en 1957-58 el 5.º curso de Bachillerato Superior. Además de don Liberato, eran profesores de Religión, una asignatura muy potenciada en la época, los sacerdotes don Gonzalo Vidal Tur, don Vicente Galvañ y don Isidro Albert. Dos de los profesores que más influyeron en mi formación fueron don Antonio Villora (con él aprendí a respetar las matemáticas) y doña Isabel Zulueta (la catedrática de Francés). Hay que decir que en esa época casi todos estudiaban francés y el inglés lo seguían apenas una minoría. ¡Qué tiempos!
Profesor del Instituto Figueras Pacheco
El Instituto Francisco Figueras Pacheco se inauguró en el año 1970 con el claro objetivo de mitigar la falta de plazas docentes disponibles en Alicante. Apenas dos años antes, se había inaugurado la Universidad, con sólo los cursos comunes de Filosofía y Letras y un selectivo de Ciencias. En el año 1970 participó Liberato en la fundación del Instituto Figueras Pacheco. De hecho, fue el propio Liberato quien propuso llamarlo con el nombre del ilustre historiador alicantino, fallecido 10 años atrás. Fue don Liberato un profesor muy prestigioso de la asignatura en dicho Instituto.
Como dijimos, don Liberato impartió Religión, además, en el Instituto de Babel. El Instituto se levantó en ese populoso barrio lucentino. La Caja de Ahorros Provincial acababa de comenzar la construcción de 800 viviendas en la zona. Eran los años del boom turístico y de la construcción masiva y desproporcionada en toda la provincia.
Era una época con problemas laborales, un transcurrir de los últimos años de la dictadura franquista, manifestaciones, precariedad en la Vega Baja con la consiguiente marcha a otros países (Francia, sobre todo). Fue por lo tanto una época complicada, llena de dificultades pero a la vez de sueños.
En el curso 78-79 se implantaron los estudios nocturnos. En ese momento ya existían en la ciudad dos centros con esa modalidad de bachillerato: el Jorge Juan y el Miguel Hernández. En su primer año, sólo se matricularon en el Instituto de Babel 15 alumnos en 1.º de BUP, 27 en 2.º, 24 en 3.º y 11 en COU. En años sucesivos, el número de alumnos fue aumentando hasta estabilizarse en 350 aproximadamente.
Documental en 2021 de los 50 años del Instituto Figueras Pacheco.
Una de las personas que más lo han influido a lo largo de su historia fue don Liberato Rovira Giner, párroco de Benalúa y profesor de Religión del Instituto. Él fue la persona que propuso no sólo el nombre de Figueras Pacheco al Centro —como ya apuntamos—, sino también el reconocimiento de nuestro cronista en todos los niveles de la cultura y la educación. Este párroco de Benalúa se volcaba en favor a los jóvenes y los defendía sobre todas las cosas, aunque a veces no los comprendía por su desfase generacional. «Los años pasan; la amistad permanece», decía con frecuencia. Su legado, aún podemos verlo hoy en día.
Una última curiosidad: Dña. Sonia Castedo, alcaldesa de Alicante, fue ex-alumna del Instituto. Como dato chocante, el Ayuntamiento que ella dirigía aún no había otorgado a Figueras Pacheco la Medalla de Oro de la Ciudad ni el título de Hijo Predilecto. Curioso mundo el de la política.
Don Fernando
Tengo una anécdota personal que creo debo exponer. En cierta ocasión, me dirigí a la parroquia para que don Fernando, el gran colaborador de don Liberato, me extendiera un certificado de buena conducta, porque en aquel tiempo, para acceder a la docencia pública era necesario presentar dicho certificado y sin el mismo no podía presentarme a los exámenes de ingreso en Magisterio. Amablemente accedió, pero antes me preguntó: “Hijo mío, ¿asistes con regularidad a la misas dominicales?”. Naturalmente, mi respuesta fue afirmativa, como no podía ser de otra manera. ¡Qué tiempos aquellos! Don Fernando rellenó a mano una carta de la parroquia donde enumeraba mi “intachable” conducta y mi buen hacer de cristiano que me habilitaba para el ejercicio de la docencia en infantil y primaria. Le expresé mi agradecimiento. Era don Fernando un hombre en general muy tranquilo y aplomado. Puedo afirmar que mi experiencia en el trato con él siempre fue muy buena. Era don Fernando una persona muy querida, como don Liberato. Don Fernando mostraba una flema digna de los lores británicos. En resumen, eran dos personas encantadoras, cada una con su carácter.

Era característico ver al sacerdote con su sempiterna máquina de fotografiar, en blanco y negro, en cuantas excursiones y actividades al aire libre, participó. Igualmente en actividades “indoor”.
Al igual que don Liberato, está enterrado don Fernando en la parroquia de San Juan Bautista.
Actividad parroquial
Prácticamente todas las familias benaluenses fueron bendecidas por Liberato Rovira en algún tipo de acto religioso, ya fuera en algún matrimonio, bautismo, comunión, viático, funeral, u otros de parecido carácter. Como anécdota personal diré que don Liberato bautizó a un familiar mío muy querido. Por señalar una muestra de actividades concretas en que participó el clérigo jijonenco y que constituyen solo una pequeñísima muestra representativa, indiquemos estas: excursión a Orito, bendición del autoservicio Hijos de Ventura Martínez, I Jornada de Jóvenes, bendición de la oficina benaluense de la CAPA, procesión del Corpus, visita del obispo Barrachina a las Escuelas Parroquiales en 1980, formación del Grupo Parroquial de Acción Católica…
Escribe Ricardo Sancho sobre el Grupo de Acción Católica (puesto en marcha por don Liberato) lo siguiente:
”Organizó nuestro querido sacerdote el centro social, formó grupos de jóvenes con actividades culturales muy variadas (catequesis, coro, teatro, cinefórum, excursiones…). Participó activamente en la Semana Santa alicantina, a través de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y el Cristo de la Paz. Es evidente la influencia que ha tenido la parroquia de San Juan Bautista en el desarrollo de una identidad propia de los vecinos del barrio de Benalúa. Sobre todo, lo fue para los jóvenes que frecuentábamos la iglesia y nos reuníamos en el salón que hay debajo del templo, al lado de la cripta, a jugar al ping-pong, al billar o al baloncesto (deporte novedoso en aquel momento) en el campo que se habilitó en los terrenos de atrás, donde ahora está el colegio y otras dependencias. Allí nos reuníamos con Luis Asensi y con D. Fernando. Éramos los aspirantes de Acción Católica. Después, pasaríamos a ser los Jóvenes de Acción Católica. Allí recibimos formación, no solo espiritual sino también humana, para nuestra vida en el mundo. Guardo un recuerdo entrañable de aquellos momentos y de aquellos amigos. Un día de 1962 un grupo de jóvenes recibimos la insignia de militante”.
Señala que se hicieron una foto que recoge la salida de la ceremonia.
Y así transcurrieron largos y fructíferos años hasta que, inevitablemente, llegaron momentos de disminución de las fuerzas del “santo” cura, agravándose su salud y ese débil corazón que ya de joven le habían diagnosticado.
El padre Liberato Rovira fue sin duda el fundamental párroco de Benalúa. Según El Eco Benaluense la iglesia parroquial contó, desde su fundación hasta la llegada de don Liberato, con los siguientes párrocos: don José Pascual Marcos (1917-1930), don Pedro Mora Puchol (1930-1943), y don Federico Sala Seva (1952-1955). Don Liberato estuvo de 1955 a 1992. Siguieron a nuestro sacerdote: don Vicente V. Sáez (1998-2013), don Luis Aznar Avendaño (2013-2016), don Joaquín López Serra (2016-2024), y don Ricardo Juan García (desde 2024).
Centro concertado de Benalúa
El centro concertado de Benalúa tiene como origen el proyecto creado por el Rvdo. D. Liberato Rovira y el Rvdo. D. Fernando Magro. Su esfuerzo e ilusión hicieron germinar las escuelas parroquiales San Juan Bautista. Unas escuelas modestas, ubicadas en los salones colindantes a la parroquia, que nacen con la noble finalidad de cubrir las necesidades educativas de este barrio, en especial, para aquellas familias comprometidas con la fe cristiana. Estas escuelas prestaron y siguen prestando en la actualidad una gran contribución a la mejora cultural del barrio de Benalúa, y por sus aulas han ido pasando numerosas promociones de benaluenses.
Estructura educativa benaluense en la época
Es interesante conocer todos aquellos centros docentes que ha tenido Benalúa a lo largo de su historia (Información de El Eco Benaluense):
-Academia San Rafael.
-Colegio de D. Francisco Antón Planelles (Alberola,11).
-Colegio de D. Francisco Areste (Alberola, 55).
-Colegio de D. Leopoldo.
-Colegio de Dª María.
-Colegio María Auxiliadora (Salesianas).
-Colegio de la Srta. Chelo.
-Colegio de la Srta. Finita.
-Escuela Laica de Benalúa.
-Escuela Parroquial San Juan Bautista (ya anteriormente mencionada).
-Grupo Escolar del Estado.
Caja de Ahorros Provincial
Don Liberato inauguró la sucursal benaluense de la Caja de Ahorros Provincial, ubicada en la Replaceta, en un solemne acto lleno de alicantinismo. Esta entidad bancaria contribuyó grandemente al desarrollo de Alicante. Podemos hablar de muy variadas acciones. La altiva Torre Provincial (de quince plantas, y con una magnífica biblioteca técnica), en la Rambla, era su sede oficial. Bajo el patrocinio de la CAPA, se puso en marcha en los años sesenta del pasado siglo la Escuela de Turismo de Alicante, que formaba técnicos de empresas turísticas. Integrando la plantilla de profesores de la Escuela, estaban dos sacerdotes, “compañeros” de don Liberato: el padre Espinosa, que impartía Deontología Profesional y el padre Marco, que impartía Religión. Muchos alicantinos, y entre ellos muchos benaluenses tenían, además, sus cartillas de ahorro en sucursales de la CAPA o incluso en las mismas oficinas centrales.
La carta de Establier a Agatángelo Soler
Tratemos el tema de la recuperación de la placa de la Placeta, apoyándonos en lo publicado por el notable investigador Ernesto Martín Martínez. La placa original de la Placeta, que había desaparecido y que inicialmente estuvo en la replaceta, ¿dónde podía estar? Una desaparición que suscitaba todas las curiosidades y se sabe que se barajaban toda una serie de hipótesis. Había una incógnita que resolver. Rafael Establier escribía una carta a Agatángelo Soler en los siguiente términos:
"Como te he dicho, nací en Benalúa, en la calle de Pérez Medina n.º 13 y, delante de mi casa, entre las casas números 14 y 16, existía en la pared una lápida fundacional de mármol blanco en la que se narraban los hechos y nombres de los "Diez Amigos" y entre estos nombres, el del doctor Soler, tu antepasado. Me han dicho que al construir nuevas casas sobre los solares que ocupaban las antiguas casas 14 y 16 esta lápida fue quitada o destruida. ¿No podrías averiguar por el cronista de la ciudad, o por cualquier otro conducto, la redacción completa o lo que decía esta lápida? Este mármol era grandísimo, y según calculo yo, a ojo, era de unos dos metros de alto por un metro de ancho y estaba sujeto por cuatro clavos de cabeza de cobre. Me interesan grandemente estos datos, y tu colaboración será muy agradecida".
Ésta es la carta que el comerciante don Rafael Establier, residente en Sevilla, envió al ex-alcalde de Alicante y prestigioso farmacéutico de la calle Mayor don Agatángelo Soler Llorca en los primeros años 70. Don Rafael, como podemos leer, sólo buscaba la información sobre el texto de la placa para enriquecer lo que después fue su libro Añoranzas y recuerdos benaluenses, ya que temía la posibilidad de no volver a verla, de darla por perdida. En ese libro, publicado en 1976, es donde nos narra toda esta fantástica aventura. Se trata de una obra indispensable para conocer de un modo lo más completo posible, el barrio de Benalúa, es decir, el barrio de don Liberato.

La respuesta de don Agatángelo a Establier fue esta:
"La placa de Benalúa, en que mi abuelo, junto con ´Los Diez Amigos´ fundó el barrio, existe y la tiene guardada alguien en el barrio, no sé quién, pero el cura, don Liberato Rovira, lo averiguará".
Y ésta fue, pues, la concreta respuesta del farmacéutico.
Así comenzó todo, con las investigaciones y pesquisas de don Liberato, como un moderno Sherlock Holmes (y como si fuera la serie de “Don Matteo”, protagonizada por Terence Hill indagando e implicando a todos los vecinos, preguntando —sin desmayo— uno por uno cuidadosamente después de misa, en los encuentros con los jóvenes, en cada rincón y en cada esquina; en definitiva, movilizando a todo el barrio. Y de nuevo el “mágico” y emblemático barrio de Benalúa mostró que podía volcarse en la búsqueda de su historia y su patrimonio. Y este esfuerzo ímprobo de don Liberato, al final alcanzaría los frutos buscados y apetecidos. Todo un logro que debemos a nuestro admirado sacerdote jijonenco. Y así llegó la información sobre la lápida fundacional. Se averiguó que no había sido destruida, sino solamente arrancada de su emplazamiento y, recogida por unos vecinos, se encontraba en el patio interior de una de las viviendas del barrio, puesta del revés sobre unos caballetes, haciendo de mesa de mármol. Don Agatángelo, tras conocer la noticia, llamó por teléfono a Rafael Establier (que vivía en Sevilla) y le comunicó que los benaluenses la habían rescatado, restaurado y fijado junto a una fuente luminosa, costeada por el vecindario y ubicada en la plaza de Navarro Rodrigo (“la Replaceta”, como cariñosamente se la denomina). La lápida que conservamos sufre una mutilación en su parte superior. En la porción que falta se podía leer lo siguiente:
«Sociedad Anónima Los Diez Amigos, constructora del…».
Pero esta historia tiene el mejor y más feliz de los finales, y de este modo, el martes 9 de julio de 1974, noventa años después de su primigenia colocación (recordemos, el 7 de julio de 1884), el diario Información reproduce la imagen y el texto de la lápida, con una reseña especial sobre los 90 años del barrio Benalúa, reseña escrita por parte del periodista Vidal Masanet. En realidad, la lápida nunca se fue del barrio.
La placa fundacional del barrio de Benalúa, nos dice el alcalde y farmacéutico don Agatángelo Soler, fue arrancada de su lugar exactamente el 11 de mayo de 1936 solamente por el hecho de ir encabezada por «en el nombre de Dios Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Pero lo que nadie suponía es que después de casi cuarenta años de silencio sin la placa fundacional, y entre tantas incógnitas, se iba a producir la ansiada recuperación de la lápida.
Y se recordaría en un emotivo acto, que hacía noventa años que los “Diez Amigos” fundaron la populosa barriada de Benalúa. El domingo 7 de julio fueron encendidas noventa velitas montadas sobre la espléndida tarta simbólica de la entrañable barriada de Benalúa. Por supuesto, noventa, que son los años del populoso sector urbano cuando se celebró la ceremonia recordatoria citada y cuya efemérides tiene su testimonio con la piedra de mármol que Benalúa exhibe en su cuidadísima plaza.

Según se expone en el excelente blog Barrrio de Benalúa, se inauguraron en su día las obras de este barrio. Fue un 7 de julio de 1884, colocando en el nombre de Dios Padre y del Hijo y del Espíritu Santo la primera piedra en el centro de la zanja medianera de estas dos casas, el presidente Dr. don José Soler y Sánchez, siendo presidente honorario el Excmo. Sr. marqués de Benalúa; vicepresidente, don Juan Foglietti y Piquer; contador, don Amando Alberola y Martínez; tesorero, don José Carratalá y Cernuda. Veamos los iniciadores de la construcción de este barrio: encargado de las obras, don Pascual Pardo y Gimeno; secretario: don Francisco Pérez Medina; y vocales: don José Guardiola y Picó —arquitecto—, don Pedro García Andreu y el doctor don Arcadio Just y Ferrándiz. Lució una fuente luminosa, hubo mucho júbilo, y sobre todo, el recuerdo entrañable de los benaluenses hacia “los Diez Amigos”, que proyectaron el Benalúa de nuestros días. Ahí queda el “mármol caliente” —la gratitud que rompe el frío— y el vecindario dando ejemplo en una fecha que no pasa inadvertida. Muchas denominaciones de las calles, se bautizaron merecidamente con el nombre de sus fundadores.

¿Cuál era el contenido de la placa?:
“Barrio de Benalúa. Se inauguraron las obras de este barrio el día 7 de julio de 1884, colocando en el nombre de Dios Padre y del Hijo y Espíritu Santo la primera piedra en el centro de la zanja medianera de esta dos casas. El Sr. Presidente Dr. D. Jose Soler y Sánchez…”.
A continuación se ponen los nombres de los restantes componentes de la Sociedad ”Los Diez Amigos”.
Cuando se cumplieron noventa años de la fundación de Benalúa, y en el solemne acto de colocación de la rescatada placa conmemorativa, los alicantinos pensaron con orgullo: “Felicidades, Benalúa”. Ante la intransigencia de unos pocos, los buenos alicantinos habían restablecido una ordenada y ejemplar justicia.
Sus último años
Pero llegaría un momento en que las fuerzas de don Liberato menguaran. Con su salud ya un poco deteriorada fue destinado, pasados los años, a la residencia de la Tercera Edad Virgen del Remedio, para que siguiera ejerciendo allí su labor religiosa. La decisión fue tomada en 1992 por el obispo de la diócesis debido al preocupante estado de salud de Liberato, al tiempo que cesaba como párroco de su querida iglesia benaluense. Fue nombrado capellán del asilo, al que siempre estuvo muy vinculado dada la proximidad a la parroquia (por estar en la misma barriada) e institución benéfica a la que a lo largo de su vida pastoral visitaba con relativa frecuencia. Pasó así a llevar una vida tranquila, que bien se la había ganado tras su intensísima actividad parroquial, de enseñanza y de acción en suma.
En esa residencia se extinguiría una vida ejemplar, pero seguro que en el Más Allá el sacerdote de Jjjona sigue pensando en su querida Benalúa.
La residencia de ancianos » Virgen del Remedio” de Alicante es una institución social, privada, sin ánimo de lucro, de atención a los ancianos desfavorecidos, regida por el Patronato de la Obra Asistencial Virgen del Remedio. Llevando una vida de humildad, nuestro sacerdote quiso pasar sus últimos días con los más humildes.
Esta fundación canónica tiene como fin el prestar un servicio integral y humanizado a los residentes, atendiéndoles con dignidad y respeto, potenciando su autoestima, creando un clima de confianza y solidaridad para conseguir una mayor calidad de vida, y todo ello en un ambiente de convivencia y participación, fundamentado en los principios y valores del humanismo cristiano. Sin duda, don Liberato estuvo muy bien atendido.
Falleció nuestro hombre en la ciudad de Alicante —sanatorio Perpetuo Socorro—, a la edad de setenta y dos años, el día 9 de diciembre de 1994; su funeral, en olor de multitudes, tuvo lugar en la mañana del día siguiente, reposando su cuerpo en la cripta de la propia iglesia que, como expusimos anteriormente, durante cuarenta y tres años regentó.
Cargos y responsabilidades de nuestro sacerdote
Los principales, son estos:
-Maestro de Primera Enseñanza.
-Sacerdote diocesano.
-Párroco de la iglesia San Juan Bautista de Alicante.
-Fundador de la Misión Benalúa, en Ruanda.
-Profesor de Religión del Instituto Jorge Juan.
-Profesor de Religión del Instituto Figueras Pacheco.
-Cofundador de las Escuelas Parroquiales San juan Bautista, de Benalúa.
-Foguerer de Honor de la Hoguera de Benalúa.
-Consiliario diocesano de la Adoración Nocturna.
-Director espiritual del Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad.
-Miembro de la Congregación Mariana de Alicante.
-Capellán de la residencia-asilo Virgen del Remedio.
Estudios y estudiosos de su figura
Muchos han sido los estudiosos, de un modo u otro, de la figura del clérigo jijonenco. Entre ellos podemos citar a: Tirso Marín Sessé, David Rubio, Ernesto Martín, E. Bodewig, J. Vidal Masanet, Vicente Ramos, El Eco Benaluense, MyHeritage, J. I. Rovira Brotons, Ricardo Sancho, Rovira Brotons Web Site, Discovery, redactores de Barrio de Benalúa, Alicantepedia, Alicante Vivo…

Mi reconocimiento al Blog Barrio de Benalúa, cuyo contenido me ha sido muy provechoso para elaborar este artículo, así como el trabajo de R. Establier, el diario alicantino Información y El Eco Benaluense.
Una reseña biográfica del sacerdote se recoge en el libro Quién es quién en la Comunidad Valenciana, publicado por Vicent García Editores, Valencia, 1988. Esta obra, de 410 páginas, constituye el primer intento serio de ofrecer a los valencianos una guía biográfica de los hombres y mujeres que tienen responsabilidades de cierto relieve en todo el ámbito geográfico de la Comunidad. En la página 340 está recogida la referencia a don Liberato.

En su libro Alicante, en el franquismo (Historia y Memoria). Tomo II. Alicante, 1994. p. 352 (reseña dato eclesiástico) el gran historiador alicantino Vicente Ramos recoge unas notas muy significativas sobre don Liberato. En su libro 40 Alicantinos, Tirso Marín Sessé, traza unos significativos rasgos biográficos del sacerdote jijonenco y resalta todo lo mucho y bueno que hizo nuestro querido clérigo (Marín Sessé, T., 40 alicantinos. Alicante, 2010. pp. 9-14 -; da el 18 como día de nacimiento).
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