En la tarde de ayer domingo, el Hércules dio pasaporte a la Sociedad Deportiva Ejea quizá en el partido más cómodo en todo lo que va de liga. Victoria cosechada y labrada en la primera parte, merced a sendos goles de dos de sus futbolistas de más peso en la plantilla, Carlos Martínez y Chechu Flores. Tirando de galones, ambos veteranos aparecieron en el momento justo y preciso, cerrando en los primeros cuarenta y cinco minutos un encuentro en el que en su segundo acto todo fueron especulaciones, y jugar a dejar pasar el tiempo como mejor estrategia.
Hércules 2 – Ejea 0
Tomen nota: Ejea de los Caballeros, municipio de la provincia de Zaragoza, con una población de 16. 500 habitantes. Juega sus partidos en el campo municipal de la localidad, con aforo para 2.200 espectadores.
Hércules de Alicante: Alicante, capital de la provincia, con una población de más de 330.000 habitantes, juega sus partidos en el Estadio Rico Pérez, con una capacidad y aforo para casi 30.000 espectadores. Si a toda la población de Ejea la metiéramos en el campo blanquiazul, no pasaría de ser una buena entrada, pero sin apreturas, algo más de la mitad. Esto no quiere decir nada, porque aquí ganó el Teruel hace unas semanas, y la localidad también es mucho más pequeña y también su campo de juego. Pero el caso es que si el fútbol tiene mucho de matemáticas, aunque no sea una ciencia exacta, eso ayer se cumplió y el fuerte doblegó al débil.
Pese a algún que otro susto puntual, pese a alguna que otra acción o despiste local, lo cierto y fijo es que ayer el Hércules tuvo el partido más placentero en casa en lo que va de temporada, frente a un rival blando, que muy lejos estuvo de hacer honor al sobrenombre del municipio al que representan; por eso estos supuestos caballeros, con muchas limitaciones futbolísticas, fueron unos verdaderos señores. En algún momento no hicieron ni faltas. Podemos hablar de cualquier cosa, menos de un rival marrullero o antipático.
Tal es así, que si la segunda parte del encuentro no se hubiese disputado, hubiera dado totalmente lo mismo. A preguntas de este medio, al plantear a Planagumá que esperábamos una goleada en la segunda parte, vino a reconocer que comenzaron el segundo acto como otro mini partido en los primeros quince minutos, previendo meter otro gol, o recibirlo. Al no suceder ninguna de las dos cosas, asumió que lo mejor era no adoptar riesgos y dejar pasar los minutos, con excesivo juego en centro de campo, y un ir y venir de aquí para allá. Eso tan de moda en el fútbol moderno, que ahora llaman contemporizar, antes se decía retener el juego o sobar la pelota.
Si la semana pasada todo le salió mal al Hércules perdiendo en Alcoy, venciendo sus contrincantes más directos y cayendo de la primera plaza a la cuarta, ayer sin embargo, vinieron bien dadas. Perdió El Villarreal B, perdió el Atco. Baleares, y sí venció el Lleida, pero como también lo hizo el Hércules, ambos suman veintisiete puntos y comparten liderato, con una brecha hasta el quinto clasificado de siete puntos; esa es la diferencia entre los que optan al ascenso, y el siguiente.
Por su parte, el entrenador del conjunto aragonés, un tal Fernández Romo, se presentó en la sala de prensa como otro verdadero caballero. Joven, apuesto, educado, y viniendo a reconocer la debilidad, limitaciones y carencias de su equipo, solamente con el lamento de alguna acción puntual en la que tuvieron mala suerte, o quizá pudieron hacer algo más. Para despedirse dijo y reconoció que, haber venido hasta Alicante y haber jugado en el Rico Pérez, para ellos había sido una experiencia. Es decir…como el qué va por primera vez a la playa, o como el qué ve la nieve por primera vez. Lo dicho, unos CABALLEROS, QUE SE COMPORTARON COMO MADRES.
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