Ramón Gómez Carrión: lección magistral de Periodismo

Siempre la Luna. En la Luna están los sueños. A veces la Luna aterriza en nuestras vidas para concedernos alguno de esos sueños. En 1964 llegó a Alicante con 27 años cargado de muchos de ellos. 

Si alguien merece un homenaje en el mundo periodístico en la provincia de Alicante, entre otros, ese es Ramón Gómez Carrión, esencia de periodismo, cuya sangre escrita de palabras que opinan desde su perspectiva de la realidad, desde su posicionamiento ante la vida, siempre sincero, rebelde y crítico, pinceladas que le configuran como un periodista que ha ido dejando huella en su largo recorrido, en su dilatada carrera de profesional de la palabra como herramienta para expresar su opinión crítica, la de un hombre que lucha por ser cómplice de la verdad y expresarla para compartirla a los cuatro vientos. 

Entrañable persona que deja siempre una sensación de amabilidad cuando coincido con él en algún evento cultural. Y merece todo mi respeto al comprobar la admiración de todos sus compañeros, los de siempre y los jóvenes periodistas que han coincidido con él, y de quien dicen que han aprendido muchas cosas de este mundo de las palabras al servicio de la noticia veraz y expresada de forma libre. 

El martes 18 de febrero del ya 2025, a las seis y media de la tarde, don Ramón Gómez Carrión inauguró la feliz iniciativa de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante, respaldada por la Universidad de Alicante, el proyecto Voces del s. XX Memoria Viva del Periodismo Alicantino en la sala de conferencias sede de la calle San Fernando, 40, Sede Universitaria. 

Me había agendado dicha fecha para acompañar a Ramón en este merecido homenaje, pero llegado el día una indisposición me impidió asistir (hecho que me impulsó a comunicar a Elvira Rodríguez, que me había invitado al evento,  que lamentaba el no poder asistir, como era mi deseo).  Llegada la noche, habiendo acabado el acto, Elvira me mandó un WhatsApp indicándome que había sido un acto para el recuerdo, emotivo y divertido. Y que lo hubiera disfrutado, cosa que no dudo en absoluto, sobre todo por haberlo compartido con Ramón. Acto seguido solicité a Elvira, por si había sido grabado el evento, el enlace para poder vivirlo aunque fuera en diferido. Ella, con la amabilidad que la caracteriza, tuvo a bien enviármelo, cosa que le agradezco sinceramente.

Periodistas como Ramón y actos como éste hacen ver que la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante (APPA) debe aglutinar y aglutina a los periodistas de la provincia en una familia a la que desde hace unos pocos años me siento unido debido a mi colaboración en esta Hoja del Lunes, gracias a Ramón Palmeral, polifacético artista y amigo; a Elvira Rodríguez, de elegante palabra, que en aquel momento era la directora y tuvo a bien empezar a publicar mis artículos y que luego ha seguido la nueva directora, Marisa Ayesta, de joven energía que plasma en sus escritos. Y de paso agradezco el ánimo que con sus comentarios me impulsan a seguir mandando colaboraciones a ritmo de mis circunstancias a don Ramón Gómez Carrión de contundentes frases de maestro de periodistas y al insigne magistrado de egregia palabra don Julio Calvet Botella. Todos ellos amigos, incluida Rosalía Mayor, presidenta de la APPA, con su derroche de fuerza para llevar en volandas a la Asociación y sus nuevos proyectos, por su afecto compartido (bonito viaje de grandes recuerdos a Praga). 

La conversación con Benjamín Llorens, periodista de larga carrera radiofónica y sabedor de su oficio, condujo la entrevista de forma envidiable, como un torero hace en su faena, sabiendo cuándo ha de cambiar de tercio para sacar el mejor jugo a las palabras de Ramón. Anecdótico fue el momento en que ante la declaración de la edad de Ramón anunciando sus ochenta y siete años le empujara éste a cumplir ya el y ocho, pero da la impresión que Gómez Carrión no tiene prisa en llegar a ellos. 

En la entrevista dice Ramón ser humilde y que sus compañeros lo saben, y eso le hace ser más grande, y yo he comprobado esa realidad.

Él tiene claro qué es ser un buen periodista: “El que lucha por la calidad, por la excelencia y por la modernidad”. Que hable de modernidad alguien de ochenta y siete años es digno de mención y sobre todo porque él la practica con sus publicaciones en digital y habla de inteligencia artificial. Pero también teme por la crisis en la que está sumida la profesión en la actualidad viendo cómo desaparecen periódicos en papel y aboga por más creación de nuevos periódicos en digital. Igual que teme cómo actúan algunos periodistas hoy que no confrontan las noticias y se dejan llevar… Y echa de menos la época en la que el periodismo era el Cuarto Poder.

Cuando habla de periodismo lo tiene muy claro: “El periodismo es fundamental para la democracia. La democracia no se entiende sin periodismo ni el periodismo sin libertad. Es garantía de verdad, libertad y democracia”.

Aunque tiene una honesta “debilidad” sana, la de ser “más beato que mi tía Engracia”. Hoy sigue por su camino de buena persona “de comunión diaria”.

Después de ver el vídeo de la conversación entre Ramón y Benjamín y oír cómo nos relataba los hechos más significativos de su vida, que de forma espontánea y a veces emocionada, iban aflorando de entre sus recuerdos de forma vívida, y que todos los presentes y los televidentes en diferido como lo he sido yo, seguíamos con interés los avatares de su vida que empezaron con el episodio en que su madre al poco de nacer él lo llevara en un carro tirado por un mulo  para que lo conociera su padre que estaba en la retaguardia como conductor de ambulancias en medio de la guerra española…, su niñez en el colegio y su interés en aprender que le llevaron al seminario y más tarde lo vistieron con sotana de diácono hasta que decidió que aquél no era ni su camino ni su destino. Su llegada a Alicante con el diario La Verdad, su periplo por distintas poblaciones de diferentes provincias de España y su energía para transmitir nueva savia a los distintos diarios por los que pasaba para darles crecimiento y mayor difusión hasta su jubilación en el año 2020. Pero sigue en la brecha de la palabra como herramienta de expresión, de crítica y de compromiso en la actual Hoja del Lunes casi todas las semanas y del que me siento un privilegiado compañero.

Quiero concluir que a Ramón Gómez Carrión la Luna que preside el mundo de los sueños que nos forjamos los seres humanos le ha ido concediendo algunos que han ido enriqueciendo su vida, también entre ellos están los que Selene le regaló sin que él los soñara. 

Esta ha sido una interesante conversación entre Ramón y Benjamín (amigos y cómplices), amena, fluida, simpática y natural que suscribe un ejemplo de historia viva del periodismo.

Estas palabras que hoy te dedico, Ramón Gómez Carrión, no son un perfume volátil hacia tu persona ni una recopilación de ideas más o menos acertadas hacia tu trabajo tan ejemplar, digno y sobresaliente, son un abrazo de reconocimiento hacia ti, tu largo y dilatado recorrido y tu ejemplo como periodista y como ser humano. Es un abrazo de afecto y amistad.