Una de las calles más conocidas de Alicante es la calle Doctor Bergez. Muchos alicantinos hemos pasado no pocas veces por esta importante arteria de la ciudad, localizada en el corazón del barrio de las Carolinas Altas. Pero, ¿quién es el doctor Bergez y qué aportaciones hizo a nuestra provincia? La figura de Ildefonso Bergez Dufoo está íntimamente asociada al Balneario de Salinetas, siendo el primer director médico de este importante establecimiento. A glosar la figura del eminente doctor y la tarea del Balneario de Salinetas, emblemático “sanatorio” de aguas minero-medicinales del siglo XIX y principios del XX, dedico el presente artículo.
Tuvo el doctor dos hermanos, Cipriano y Anselmo, ambos dedicados a la política, si bien Anselmo estuvo más volcado en la actividad comercial que Cipriano. El benjamín de la familia, el doctor Bergez, no heredó la vocación política de sus hermanos pues, muy estudioso él, desde muy joven sintió que lo suyo era el mundo científico y por la buena situación económica de su familia se permitió estudiar la carrera de Medicina, en Francia (tras sus estudios en la Universidad de Valencia). En Francia tenía el apoyo de su familia, dado que el origen de los Bergez estaba en el país galo.
La Universidad de Montpellier, en la que completó y convalidó Bergez sus estudios de Medicina, es una de las más prestigiosas de Francia; la ciudad fue uno de los principales centros del saber del medievo francés. La Universidad fue fundada en 1220 por el cardenal Conrad y confirmada por el papa Nicolás IV en una Bula en el año 1289. Este centro de enseñanza superior fue suprimido durante la Revolución Francesa y restablecido en el año 1896. La Facultad de Medicina de Montpellier es en su género, la más antigua del mundo (la de Salerno desapareció a principios del siglo XIX). En su seno estudiaron personajes ilustres tales como Arnau de Vilanova, François Rabelais o Guillaume Rondelet, entre otros. Terminados sus estudios, Bergez dio los primeros pasos en un ilustre hospital galo. Pronto le llamarían para atender a los enfermos de cólera de la epidemia de 1834 en Francia. Al poco tiempo, regresaría a su Alicante natal.
En la época en la que estudió Bergez, la Universidad de Montpellier estaba considerada como una de las más avanzadas de Europa en el campo de la ciencia y sus investigaciones estaban conceptuadas como pioneras y renovadoras del saber científico-médico. Ello dotaría a nuestro biografiado de una base doctrinal muy sólida y de unos conocimientos completísimos que luego aplicaría en la provincia de Alicante (Alicante, Novelda, Elda, Petrel…) en beneficio de la salud de sus conciudadanos.
Es importante reiterar —por la influencia ejercida— el hecho de que tuvo el doctor Bergez dos hermanos que destacarían bien en el plano de la política, en el Derecho y la abogacía. Para mejor situar a nuestro eminente doctor, tracemos unas líneas acerca de estos importantes familiares que igualmente contribuyeron en buena medida a prestigiar el buen nombre de nuestras tierras.
Anselmo Bergez Dufoo
Anselmo Bergez Dufoo, era el hermano “intermedio” de los tres. Nació y murió en Alicante este político y comerciante del siglo XIX, pero no sabemos con exactitud las fechas de su nacimiento y de su defunción. Tuvo la suerte de pertenecer a una familia acomodada, lo que le permitiría costearse sus estudios y además heredó los negocios familiares e hizo una importante fortuna. Desde 1848 fue Anselmo miembro (1848) y luego secretario (1853) de la Junta de Agricultura de Alicante. Militó en el Partido Progresista. En 1858 fue nombrado nuevo teniente de alcalde. Un año después se convirtió en primer alcalde, cargo que ejerció durante cinco años (entre 1859 y 1863). Presidió también el Casino lucentino desde el año 1862. Después de la Revolución de la Gloriosa, fue diputado provincial por Jijona y Alicante y quedó como presidente de la Diputación. Dimitió al año siguiente. En la Restauración volvió a ser diputado de la provincia por tres años desde 1874. Fue uno de los partícipes de la fundación de la Caja Especial de Ahorros de Alicante en 1877. Quedó como presidente interino, con lo cual le tocó sustituir en diversas ocasiones al presidente principal Eleuterio Maisonnave. Formaba parte en 1868 de la Junta Provincial de Instrucción Pública. Como su otro hermano, Cipriano, fue también un importante político local. El que precedió como alcalde a Anselmo fue José Miguel Caturla. El que sucedió a Anselmo en la alcaldía fue Miguel Pascual de Bonanza. Fue este hermano del doctor Bergez un importante propietario y en 1871 era Anselmo uno de los mayores contribuyentes de la provincia en riqueza territorial.
Cipriano Bergez Dufoo
El hermano mayor del doctor Bergez, Cipriano Bergez Dufoo (Oloron, Francia, 1800-Alicante, 1875) nació en Francia, pero junto a su familia se instalaría en Alicante. Sintiendo la vocación por el estudio de las leyes, estudió Derecho en Valencia en cuya facultad llegó a ser ayudante de cátedra. Más tarde se estableció en Alicante como ayudante del letrado Jover, aunque muy pronto abrió su propio bufete, especializándose en asuntos comerciales y marítimos y desempeñando el cargo de letrado consultor del Tribunal de Comercio. Fue un miembro activo del Partido Progresista y oficial de la Milicia desde 1836. Tras abandonar el Partido Progresista pasó a ser militante del Partido Liberal. Participó de manera activa en los movimientos revolucionarios de 1836, 1840 y 1844 y formó parte de la Junta Provisional de Gobierno de la provincia en 1840, establecida a raíz de la revolución que derrocó a María Cristina. En el año 1839 fue elegido alcalde segundo de la ciudad de Alicante, y en 1844 la Junta Revolucionaria que presidía Pantaleón Boné lo designó alcalde, cargo que ocupó hasta la entrada del ejército en la ciudad para sofocar la rebelión. En el año 1851, estando los moderados en el poder, fue elegido concejal, cargo que ocupó también durante el denominado Bienio Progresista. Tras la Restauración se alió con los canovistas y fue diputado provincial en 1875 y vocal y vicepresidente de la Comisión Permanente. Como podemos apreciar, tuvo una vida política sumamente intensa. Falleció este destacado abogado y político en Alicante, a la edad de 75 años.
Biografía del doctor Bergez
Nació Ildefonso Bergez Dufoo (1810-1870) en Alicante, en el seno de una familia de comerciantes franceses instalados en la capital del Benacantil. Su hermano Anselmo heredó los negocios familiares e hizo una importante fortuna, aunque asimismo, participó en la vida política local. Su otro hermano, Cipriano, fue un famoso abogado y político alicantino. Tienen mucha importancia sus hermanos en la vida del facultativo, pues siempre contó con el apoyo, la protección y el ánimo de los mismos. Realizó Ildefonso en Alicante sus estudios de primaria y de enseñanza secundaria y pronto nuestro hombre sintió la vocación de la Medicina y a esta noble ciencia dedicaría su vida. Sus estudios de Medicina comenzaron en la Universidad de Valencia pero los finalizaría en la Universidad de Montpellier, terminando con toda brillantez la licenciatura. En esa localidad francesa contó Bergez con los más eminentes profesores, ya que en esa época Francia albergaba a las más grandes personalidades médicas. Al tiempo, le inculcaron esa humanidad máxima que el médico debe tener y transmitir y que le supondría un plus en su función siempre al servicio de sus semejantes. Heroicidad, que tuvo durante la fiebre amarilla en Alicante contribuyendo efectivamente a la sanación de buen número de lucentinos. Pero nuestro hombre, Ildefonso, sintió muy pronto la vocación de la Medicina, y a esta noble ciencia dedicaría su vida, al servicio siempre de sus queridos enfermos.
El doctor Bergez era médico del Cuerpo de Beneficencia de Alicante y junto al doctor Berenguer Doménech, otro “héroe” de la Medicina, ejercería su profesión con una gran y fructífera actividad en favor de los indigentes y menesterosos alicantinos. Era también Ildefonso, vocal de la Junta Provincial de Beneficencia. Fue condecorado con la Cruz de Epidemias.
Su figura está íntimamente asociada al Balneario de Salinetas, en Novelda, siendo uno de los fundadores y director del prestigioso equipo médico del balneario, al tiempo que sería el inspirador de la acción sanitaria en el establecimiento y sus facultativos posteriores siguieron la estela de nuestro doctor, verdadera alma dinamizadora del centro minero-medicinal. Profundo estudioso e investigador, escribió diversas obras, llegando especialmente a nosotros, una sobre la fiebre amarilla y otra sobre el Balneario de Salinetas.
También hay que destacar la faceta de Bergez como persona que desarrolla en sus escritos una tarea de promoción de lo que hoy llamaríamos turismo de salud, divulgando los atractivos turístico-sanitaros de Salinetas, Novelda, Elda… Médico ejemplar, con una actividad heroica en el combate de las epidemias, dinamizador del balneario noveldense, organizador de los servicios médicos, investigador científico, promotor del turismo de salud, y tantas otras facetas, dan renombre y lustre a la figura de Bergez. Fallecería en el año 1870, víctima del cáncer.
Escritos del doctor Bergez
Entre los escritos del doctor Bergez, debemos destacar los siguientes:
- Apuntes sobre los baños minerales sulfurosos de las Salinetas de Novelda. Alicante, Imp. y Lib. de J. Marcilli, 1858. Muy documentado trabajo en el que el doctor Bergez expone las características principales de estos baños, sus beneficios para la salud y al tiempo traza unas líneas sore los aspectos organizativos y técnicos del Balneario.
- Historia de la epidemia de fiebre amarilla que reinó en Alicante el año 1870. Alicante, Imp. Vda. de J. J. Carratalá, 1871. El doctor Bergez, en este escrito, describe de manera muy profunda y con datos relevantes, los principales rasgos de esta epidemia que causara grandes estragos en la población y es que el doctor tuvo una parte muy activa en la curación o la atención médica de los enfermos, en una loable y meritoria labor, mostrando en todo momento su abnegación al servicio de la población alicantina. La fiebre amarilla o vómito negro es una enfermedad viral aguda e infecciosa, por lo general de corta duración. En la mayoría de casos, sus síntomas incluyen fiebre, escalofríos, pérdida del apetito, náuseas, dolores musculares (particularmente en la espalda) y dolores de cabeza. Por lo general, los síntomas mejoran en cuestión de cinco días. Alrededor del 15 % de las personas, tras un día de mejora, vuelven a tener fiebre, aparece dolor abdominal y empieza un daño hepático que causa ictericia (piel amarillenta). Si esto ocurre, el riesgo de hemorragia y de problemas renales aumenta.
Fue el doctor Bergez un destacado estudioso de enfermedades que causaban gran mortandad, especialmente el cólera y la fiebre amarilla.
El Balneario de Salinetas
Desde las páginas del número inaugural de la revista Eco Eco, publicación trimestral sobre medio ambiente y cultura de ámbito comarcal que en un venturoso fin de semana presentó un especializado número, nos llegaría un completísimo artículo sobre el Balneario de Salinetas, que recupera la singular historia de este enclave y algunas fotos y grabados de casi 150 años de antigüedad.
Aunque a primera instancia muchos lectores no sepan dónde se encontraba este enclave, sí que les dirá algo un lugar actualmente conocido como “El Chorro de la Sal”, “El Chorro de Salinetas” o los “Baños de la Sal”. Se trataba de un conjunto sanitario y residencial ubicado a la izquierda de la autovía que desde Elda nos conduce a Alicante, en la zona inferior de la Subestación transformadora eléctrica, ya en tierras de Novelda. Hoy en día sólo podemos apreciar los restos ruinosos de la sala donde se tomaban los baños y de una ermita perteneciente al complejo salubre, manteniendo todavía importancia el lugar por lo que la tuvo antaño: sus aguas.
Se desconoce la utilización a lo largo del tiempo de las aguas del lugar, al carecer de fuentes fiables hasta el momento. Pero bien es cierto que, desde los estudios hidroterápicos de Alfonso Chirino en 1519, hasta los del naturólogo Cavanilles, a fines del s. XVIII, no se cita el lugar que ocupa nuestra atención. Es inicialmente en 1853, en la obra de don Pedro M.ª Rubio, donde se nombran esas aguas por primera vez; pero con toda seguridad, no se hace un uso salutífero-medicinal de ellas hasta comienzos del siglo XIX, puesto que, antes de levantar el establecimiento, el doctor Ildefonso Bergez —del que se destaca que es licenciado por la Universidad de Montpellier y médico titular de la ciudad de Alicante— ya cita, en escrito remitido a la Junta de Sanidad Provincial, los casos de algunas personas que, tras el tratamiento continuo con estas aguas, resultan sanadas al desprenderse las costras de sus heridas o al sentir el alivio tras algunas terribles dolencias.
Es interesante conocer el comienzo del llamado “turismo de balnearios”. Desde mediados del siglo XIX fue costumbre de la burguesía en España visitar los balnearios, buscando en estos lugares, más que recreo, ocio, esparcimiento y relajación, curaciones ante ciertas dolencias puntuales y tratamientos, así como terapias salutífero-medicinales para enfermedades más dolorosas. El fin de los balnearios tenía un claro carácter medicinal en base a las propiedades de las aguas y en la forma cómo se tomaban: baños de asiento, inmersiones o incluso ingeridas. El auge de estos espacios de salud se mantendrá durante bien entrado el siglo XX, ayudando a ello las políticas turísticas llevadas a efecto durante el reinado de Alfonso XIII con la aparición del “descanso dominical” y “nuevas formas de ocio”. Contribuirá también a ese auge la creación en 1905 de la Comisión Nacional de Turismo, así como, posteriormente, la Red de Paradores Nacionales. Es a partir del final de la II Guerra Mundial, con el avance del proceso de industrialización y la progresiva estabilidad política que se va manifestando en algunos puntos peninsulares, unido a la incipiente “sociedad del bienestar” que hacía su aparición en diversos países europeos, cuando se advierte un cambio en la tendencia de hábitos; del balneario se pasa al disfrute y a las no menos saludables aguas marinas.
La costa se concibe como un espacio saludable, pero también de ocio, expansión y recreo. Por lo que respecta al balneario que nos ocupa, hay documentadas en el año 1857, antes de levantar el complejo, la visita de más de trescientas personas al entorno natural y salutífero haciendo uso de las propiedades de los baños, en su gran mayoría y como ya señalábamos arriba, con un claro carácter medicinal. De estas personas, buena parte se vinculaban a una pequeña burguesía terrateniente, pero también será utilizado por las clases más humildes e incluso pobres, que tendrán cobertura tanto residencial como terapéutica. De los establecimientos levantados en el enclave salinífero, cabe decir que los terrenos ubicados actualmente y en el momento de su construcción en término de Novelda, se localizan muy cerca de los límites municipales de las vecinas poblaciones de Petrel y Elda, y que, curiosamente, eran conocidos desde antaño como “manantial de las Salinetas de Elda”. Estas tierras, propiedad del labrador Pedro Belda, eran incultas y fueron heredadas tras el fallecimiento de éste por sus cinco hijos, dejando sin repartir, como se decía en documentación de aquella época, “un trozo de tierra de cómo dos tahúllas y manantial de agua salitrosa que hay en ella… sin duda de que por su ningún valor cuando la heredaron dejaron sin dividir ni adjudicar dicha tierra y agua por improductiva y hasta perjudicial…”
Así pasó a manos de varios propietarios. De entre ellos, será D. Francisco Banquells el que inspire el proyecto y solicite autorización a la Jefatura Superior provincial para poder construir el balneario. Y a través de la Junta de Sanidad Provincial se exigen entonces algunos requisitos imprescindibles para poder llevarlo a cabo:
- La presentación de los planos del establecimiento.
- Que se informara del asunto a la Junta Municipal de Sanidad de Novelda.
- Que se procediera al análisis químico de las aguas.
Una vez cumplidos dichos requerimientos, es de resaltar lo que al respecto se cita del agua, elemento fundamental para la creación de este establecimiento. Surgía a una temperatura constante de 16 grados sin elevarse a más de 22 grados Reaumur, equivalentes a 20-27’5 grados en la escala Celsius. Y tras su análisis químico por el catedrático Manuel García Baeza, presenta las características siguientes: incolora, transparente, de sabor salado y olor fuertemente pronunciado a hidrógeno sulfurado, y de reacción ligeramente ácida. Por tanto, incluyéndose de este modo en el apartado de aguas minerales sulfurosas y afirmándose que es de excelente calidad dentro de las de su clase. Su acción benéfica contemplaría un amplio espectro de modalidades aplicativas, actuando contra las manchas hepáticas, fístulas y forúnculos, los herpes, eczemas, sarna, tiñas y psoriasis, en las viejas heridas de armas de fuego, en las supresiones de la menstruación, así como en los problemas reumáticos de tipo crónico.
El balneario estaba compuesto de una mina o surgencia de la que brotaban las aguas y del pabellón de los baños, que se componía de un solo cuerpo de edificio de aspecto elegante y sencillo y cuya fachada estaba orientada al mediodía. El establecimiento principal constaba de dos inmuebles, que ofrecen las condiciones higiénicas máximas para la época: espacio habitacional y casa fonda. El espacio habitacional, separado de la casa fonda, contaba con cuartos cómodos y aseados, destinados a aquellas familias que no desean alterar sus costumbres ni sujetarse a los usos más habituales del establecimiento y por tanto gustaban de disfrutar de más independencia; su capacidad era para varias decenas de personas. La casa fonda era para aquellas personas y familias que se sujetaban a las actividades más habituales e intensas propias del Balneario.
Así, se respetaban los diversos gustos de los clientes. Con todo, este edificio principal, sin ser grandioso, pues tenía como medidas 50 metros de frente por 9 metros de profundidad, era no obstante muy funcional y práctico.
A principios de los años veinte, se realizan destacadas ampliaciones y mejoras contando ya con cincuenta habitaciones, dos comedores y dos salones de tertulia, uno de ellos dotado de un piano y un gramófono para la diversión de los clientes. A estos últimos, se unían vecinos de Elda y Petrel, que acudían los domingos por la tarde y organizaban bailes, siendo dos fechas significativas de reunión las festividades de san Jaime y santa Ana. Como vemos, estamos ante un punto de encuentro, de ocio y esparcimiento muy atractivo para las gentes de estas zonas.
También se constata, desde los comienzos del establecimiento, la presencia de un equipo humano compuesto por los “bañeros” y los sanitarios que atenderán a enfermos propios de su sexo en un trabajo que, según el doctor Bergez, estaba encomendado “a hombres y mujeres de inteligencia y honradez”. En la “cúspide” de la organización, estaba el equipo facultativo del Balneario, cuyo director inicial fue el propio doctor Bergez, al que seguirán en su cometido los doctores Iborra García y Pérez Bernabéu, quienes se ocuparán de mantener las debidas precauciones para conservar todas las propiedades medicinales del agua, dictaminando las dosis y formas de tomarla el enfermo: en inmersiones, duchas, pulverizaciones, inhalaciones, baños de asiento y nasales o bebida, dependiendo del tipo de dolencia y del nivel de gravedad que presentara el individuo.
Se debe así mismo destacar que el agua del manantial llegó a venderse en las diversas farmacias y droguerías de España, como así reza la etiqueta informativa del Balneario en su última época de esplendor; nos referimos a los años veinte del siglo pasado. El doctor Bergez dirigía sin duda un competente equipo médico y bajo su inteligente quehacer técnico se puso en marcha con fuerza y calidad, el establecimiento de aguas termales. Una impagable contribución de Bergez al máximo auge de este establecimiento.
El período de apertura pública de la hospedería y baños estuvo establecido del 15 de mayo al 15 de octubre en sus primeros años, variando luego, según informan documentos de principios de los años veinte del siglo XX, estableciéndose las fechas de acceso del 15 de junio al 30 de septiembre.
Y sin duda Bergez llegaría ser el “alma” del Balneario. El doctor Bergez estuvo al frente del equipo médico del Balneario a partir del año 1870, hasta su fallecimiento, y en las etapas subsiguientes del establecimiento termal continuaron su labor otros directores, pero siempre estuvo presente lo que pudiéramos llamar ”espíritu bergeziano”, que permitió dotar al humedal de unas instalaciones que lo convertirían en un notable e importante emporio de salud. La última etapa de esplendor del establecimiento vendrá tras su compra en el año 1919 por Antonio Alenda Valero, que era nieto de uno de los primeros fundadores. Antonio Alenda llevó a efecto notables reformas. Amplió la capacidad del Balneario e incidió en la difusión del lugar mediante carteles y propaganda. También se van operando apreciables mejoras, se sustituye el gas por la electricidad y aumenta el espacio de zonas verdes con árboles y jardines. Y pasa a ser ordinario el trayecto desde la estación de tren Elda-Petrel hasta Salinetas en coche de caballos, disponiendo asimismo de un automóvil para recoger a futuros clientes en la estación de Novelda.
En la actualidad, perviven la Surgencia y la Balsa de baño en la rambla de Salinetas.
La muerte del Sr. Alenda en 1931, significó lamentablemente el cierre definitivo del complejo. Y tras la Guerra Civil, la falta de capitales impidió su apertura, siendo pasto del expolio en 1940 en una España que sufría grandes necesidades tras la dura contienda fratricida. Diez años más tarde, los herederos del Sr. Alenda volvieron a adquirir los terrenos y los restos de las instalaciones, que tornaron a ser fruto del expolio en 1971, desapareciendo así toda traza sustancial de un lugar que fuera de interés y utilidad pública y que algunos piensan que, con intención, esfuerzo y voluntad hubiera sido factible recuperar.
Mariano Beltrá hace unas oportunas aclaraciones sobre los nombres de ciertos lugares y comenta que se ha de decir «El Hoyo de la Sal» y no «El Chorro de la Sal» y más comúnmente en Novelda, se conoce este emplazamiento como «El Clot».
Eladio González ha puesto a disposición de los investigadores interesante fotografías, entre ellas: “Señora ofreciendo un vaso de las aguas minerales a un cliente entre 1904-1906” (fotografía cedida por el propio Eladio González). Las imágenes han sido de un valor incalculable para un mejor conocimiento de importantes detalles del Balneario.
Debemos a Pau Herrero, la aportación de una foto del siguiente grabado: “Grabado de 1875-76 con la vista del balneario, coloreado en el siglo XX” (fotografía cedida por Pau Herrero).
Un Cartel publicitario de 1930 (fotografía cedida por Pau Herrero) nos permite conocer, pues la imagen a veces vale más que mil palabras, aspectos muy interesantes del Balneario.
Es digno de mencionar el “Cartel anunciador” de estilo modernista, que estuvo expuesto en el Casino de Novelda desde 1920 a 1930. Lo conocemos gracias a una fotografía facilitada a los investigadores por el señor Herrero.
Estudiosos del estos temas
Entre los estudiosos de estos temas, cabe mencionar a: Fernando Candela Martínez (150 años del Colegio de Abogados de Alicante), Javier Paniagua/José A. Piquer (Diccionario biográfico de políticos valencianos), Mariano Beltrá, Alfredo Campello Quereda (El Doctor Bergez y las epidemias), Guillermo Seguí Marco (La epidemia de fiebre amarilla de 1870 en Alicante), Petrelaldia, Alicante Digital, Eladio González, Pau Herrero, Archivo Histórico de Novelda, David Rubio (Bergez Duboo, Ildefonso, Bergez Duboo, Cipriano, Bergez Duboo, Anselmo), Verónica Quiles López, David Beltrá Torregrosa, Miguel Zapater y Jerez, Juan Doménech, Lorenzo Cordido y Garza, Manuel Romero Albacete, The Online Book Page, Memoria Digital de Novelda, Gonzalo Vidal Tur (Alicante. Sus calles antiguas y modernas), Alicantepedia, CSIC Digital (Bibliografía Médica. Volumen I), revista Eco Eco…
Mi más sincera gratitud a todas estas aportaciones y muy en especial expreso mi agradecimiento a Eladio González, Pau Herrero y al personal del Archivo Histórico de Novelda.
Otras precisiones complementarias de interés
Señalan algunos de los estudios sobre el tema, que varias familias de comerciantes alicantinos vieron una oportunidad de inversión y aprovechamiento con la llegada de «forasteros» de Madrid, Castilla, Albacete y Alicante, que pasarían por la estación de Novelda. Una de las primeras iniciativas que surgió fue la construcción del Balneario de Salinetas, el primer balneario del Valle del Vinalopó.
Las aguas del manantial, del tipo cloruro-sódicas sulfurosas, tenían cualidades curativas y fueron premiadas en diferentes Exposiciones Universales como París (1878) y Barcelona (1888), en la exposición Regional de Valencia (1867), en la Exposición de Minería en Madrid (1883) y en la Exposición de Zaragoza (1885-1886). Posteriormente, se edificaría en la vecina localidad de Monforte del Cid otro balneario, el de Nuestra Señora de Orito, construido en 1881, también conectado por carruaje con la estación de ferrocarril de Monforte.
El paisaje de la villa de Novelda para el año 1858 se recoge en el estudio que realiza el doctor Bergez (1858, pp. 7-9) que analiza las aguas del entonces reciente e inaugurado balneario de Salinetas. En él afirma: ”Al Sur de Petrel está Novelda, capital del partido judicial, situada a la derecha de la rambla del Vinalopó. Su población es de 8.095 almas. Consta esta villa de 1013 casas cómodas y bien construidas”. Sigue describiendo de forma pormenorizada, diversos rasgos de interés de estas tierras alicantinas. Desarrolla así su labor en cuanto pionero propagandista de los valores turísticos de la zona.
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