Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Educación

IA en educación: un auténtico reto para nuestra humanidad

Imagen generada con ChatGPT.

Cada 24 de enero, el Día Internacional de la Educación nos invita a reflexionar sobre el poder transformador de la educación y su papel en la construcción de un futuro sostenible y equitativo. Este año, bajo el lema “Inteligencia artificial y educación: preservar la autonomía humana en un mundo de automatización”, se pone de manifiesto un auténtico reto: cómo integrar los numerosos avances tecnológicos en el proceso educativo sin perder de vista los valores fundamentales que nos definen como seres humanos.

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta tecnológica que ha conseguido una amplia difusión, por lo que está revolucionando todos los aspectos de nuestra vida, desde el ocio hasta el trabajo, y la educación no es una excepción. Así, se puede contar con aplicaciones informáticas que permiten cubrir múltiples necesidades de carácter profesional en el ámbito educativo, desde personalizar el aprendizaje hasta crear sistemas capaces de analizar enormes volúmenes de datos, ya que las posibilidades son inmensas. Sin embargo, esta tecnología no está exenta de riesgos. ¿Cómo garantizamos que estas herramientas empoderen a las personas en lugar de deshumanizar el proceso educativo? ¿Cómo preservamos la capacidad crítica, la creatividad y la empatía en un contexto cada vez más automatizado?

En España, y particularmente en la Comunidad Valenciana, la educación ha demostrado ser un motor de cambio social y económico. Alicante, con su riqueza cultural y su dinamismo, tiene una oportunidad única para liderar la transición hacia un modelo educativo que combine las ventajas de la IA con un enfoque ético y centrado en las personas. No obstante, para que esta visión se haga realidad, debemos asegurarnos de que todos los estudiantes tengan acceso a estas innovaciones de manera equitativa. La brecha digital, que afecta de manera desproporcionada a los colectivos más vulnerables, sigue siendo un obstáculo importante.

La autonomía humana debe ser el eje de esta transformación. La IA puede ofrecer oportunidades sin precedentes para personalizar el aprendizaje, identificar las necesidades específicas de los estudiantes y mejorar la eficiencia de los sistemas educativos. Pero también puede perpetuar sesgos, limitar las opciones educativas o sustituir interacciones humanas esenciales para el desarrollo integral de la persona. Por esta razón, es fundamental que el uso de estas herramientas esté guiado por claros principios éticos que prioricen la inclusión, el respeto y la equidad.

El papel de los docentes en este contexto es más relevante que nunca. Aunque la tecnología puede complementar su trabajo, nunca podrá reemplazar la capacidad de inspirar, motivar y conectar emocionalmente con los estudiantes. Los profesores deben recibir formación adecuada para entender y utilizar la IA de manera efectiva, asegurándose de que las herramientas tecnológicas sean utilizadas como un apoyo, y no como un sustituto, de su función docente.

Fuente: Freepik.

La educación en valores también adquiere una nueva dimensión en este contexto. En un mundo polarizado y cada vez más interconectado, las escuelas deben seguir siendo espacios donde se fomente el respeto, la tolerancia y la convivencia. La IA puede ser una herramienta versátil para promover estas competencias, pero no puede reemplazar las interacciones humanas que las fundamentan. La convivencia, el debate y el intercambio de ideas son insustituibles en la formación de ciudadanos responsables y críticos.

En la Comunidad Valenciana, ya se han dado grandes pasos hacia una educación más inclusiva y adaptada a los retos del siglo XXI. Los programas que promueven la mediación escolar, la integración social y el acceso a tecnologías digitales han demostrado cómo las políticas educativas pueden reducir desigualdades y mejorar la calidad de vida de las comunidades más vulnerables. Ahora, el reto consiste en integrar la IA de tal modo que aumente su impacto positivo, garantizando que ningún estudiante quede atrás.

A escala global, el Día Internacional de la Educación también nos recuerda la responsabilidad colectiva de garantizar que todos los niños, jóvenes y adultos tengan acceso a una educación de calidad. Millones de niños en todo el mundo aún carecen de esta oportunidad, perpetuando ciclos de pobreza y desigualdad. La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para invertir en educación, promoviendo alianzas público-privadas y desarrollando proyectos sostenibles que aborden estas desigualdades para reducir el efecto de la brecha socioeconómica.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) destacan la importancia de la educación en la resolución de los problemas globales más urgentes, desde el cambio climático hasta la igualdad efectiva de género. La IA, utilizada de manera responsable, puede desempeñar un papel fundamental en la consecución de estos objetivos, al aportar soluciones innovadoras y facilitar el acceso a la información y a los recursos educativos en todo el mundo. Sin embargo, resulta esencial que esta tecnología se implemente con la debida precaución, asegurando que esté siempre al servicio de las personas.

Este 2025, el mensaje del Día Internacional de la Educación es claro: la educación debe ser la punta de lanza que abra el camino hacia un futuro donde la tecnología y la humanidad coexistan en armonía. La IA, bien entendida, tiene un gran potencial para transformar la educación, ya que debe ser utilizada bajo el prisma de la ética y la dignidad humana, centrándose en la realidad de las personas. Es responsabilidad de todos –docentes, familias, políticos y sociedad civil– garantizar que la educación siga siendo un espacio donde se cultive la humanidad en todas sus dimensiones.

En definitiva, preservar la autonomía humana en un mundo cada vez menos humanizado, más automatizado y digital, marcado por la inmediatez, no es solo un reto técnico, sino también un compromiso ético y moral. La educación debe seguir siendo el faro que ilumine nuestros pasos hacia una sociedad más justa, equitativa y sostenible, proporcionando a las generaciones futuras las herramientas necesarias para construir un mundo mejor. Todo ello, sin perder nunca de vista aquello que nos hace verdaderamente humanos: la capacidad de imaginar, desarrollar un pensamiento profundo y significativo, y crear, siempre guiados por valores que trascienden cualquier avance tecnológico.

V Jesús Martínez

Divulgador educativo.

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