No está nada mal, porque el Hércules suma quince puntos y es líder en solitario, además de enmendar el borrón de la semana pasada en Alicante, frente al Teruel.
Cornellá 0 – Hércules 2
Sacó petroleo este domingo , ultimo día de septiembre, el Hércules en tierras catalanas. Ganó por una diferencia de dos goles, ganó sin la presencia de Chechu Flores, algo que de entrada parecía casi traumático, pero las perspectivas negativas están precisamente para doblegarlas. Por como se desarrolló el encuentro, sobre todo en la segunda mitad, nadie lo hubiera dicho, pero el fútbol es así. Si frente al Teruel se perdió, fabricando casi diez ocasiones de gol, ayer la suerte estuvo de cara. Se falla un penalti, pero el mismo jugador que lo hierra, Carlos Martínez, es capaz de volver a aprovechar el rechace de la segunda jugada, y después un centro de Juli, lo aprovecha un hasta ahora, inédito, Salinas, para marcar un gol que le hace estrenarse. En seis partidos, había jugado diez minutos, exactamente los de ayer, y gol. Como el del chiste. «Si es qué, cuando estoy en racha, estoy en racha». Las veces que no sale nada, por las que sale todo a pedir de boca.
El Hércules pasó de los miedos y temores de toda la segunda parte, más el efecto Manucho de los últimos minutos, a resolver el encuentro entre el ochenta y el noventa. Otros tres puntos de oro. Y con ausencias de peso por lesión que se quedaron en Alicante, eso quiere decir que hay fondo de armario, que hay donde elegir.
Hemos dudado entre el titular que encabeza la crónica, y otro como el de «cosas de ayer, cosas de hoy». O bien «siglo XX, siglo XXI». Este domingo de fin de mes, el Hércules jugó en Cornella, en algo así como una Ciudad Deportiva, que bien podría haber sido la que se encuentra en los aledaños del Rico Pérez. La capacidad es para 1.500 espectadores. Las dimensiones del campo eran pequeñas, no era de césped natural, era sintético y, por si faltaba algo, en malas condiciones. El autobús oficial del Hércules entró hasta dentro de las propias instalaciones y estuvo ubicado al lado de un saque de esquina. El campo, además de los dibujos habituales de un terreno de juego, tenía otros más para alternarlo con la práctica del fútbol 7, y en los laterales, cuando se producían los saques de banda, se podían ver claramente otras porterías para que entre semana, sean varios equipos los que juegan al mismo tiempo partidos. El campo estaba adornado con publicidad preferentemente de tipo local, como en aquellos campos de antaño, y con redes altas en fondos y laterales para que si el balón se iba muy alto, no hubiera que ir a buscarlo a la calle o fuera del recinto; cuando oscureció e hizo falta la luz artificial, el resultado fue que la iluminación de la Explanada o de Maisonnave era mucho más diáfana. Entre estas luces y sombras, por supuesto nada de marcadores electrónicos, como antiguamente, las tablillas de rigor. Todo eso sería del siglo XX. Vamos con el siglo XXI. A mitad de semana, nos llevamos la feliz noticia de que el partido, pese a no ser televisado por Televisión Española, ni por Telecinco, ni por Antena 3, ni tan siquiera por alguna autonómica, lo íbamos a poder ver desde casa a través de una página web, o desde un portal, o desde una plataforma, como prefieran, llamada Footters.com, y además al módico precio de tres euros. Vaya ganga. Qué cosas del siglo XXI, ver el partido del Hércules por internet, a través de la pantalla del ordenador. Pero a pesar de que llegaba la señal, también en eso volvimos al siglo XX, porque llegaba la imagen un poco turbia, y que se entrecortaba un poco, y a veces los movimientos de los jugadores recordaban un poco al cine cómico de los años treinta y cuarenta del pasado siglo.
Con todo, lo peor fue la narración del locutor que, sin ser mala ni muy partidaria, denotaba cansancio y ahogo, parecía como si el hombre tuviera taquicardia, y de un momento a otro, pudiera darle un síncope. Difícil de explicar, pero seguro que me entienden los que siguieron la retransmisión, como nosotros por ese medio. Y por cierto, nunca dejaremos de preguntarnos: ¿Quién pone la pasta?…Para pagar y mantener a clubes que viajan, hacen noche, desayunan, comen y cenan en sus desplazamientos y además tienen en sus filas a jugadores profesionales con emolumentos, aunque no cercanos a los de Primera y Segunda División, pero sí, con cantidades considerables. Vuelvo a repetir, la capacidad del municipal de Cornellá, es de 1.500 espectadores.
Por todo ello, que no es poco, digo que BIEN ESTÁ, LO QUE BIEN ACABA.
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