Hércules 0 – Teruel 2
Quizá se habló mucho durante toda esta pasada semana del comienzo de campaña del Hércules. Quizá se lanzaron demasiadas campanas al vuelo, quizá se desataron muchas euforias, incluso a lo mejor de forma interesada. A lo mejor o a lo peor.
Cuatro de cuatro. Ochenta años que no sucedía esto. El mejor porcentaje de cualquier equipo de los cuatro grupos de Segunda B. Y fotos y más fotos con simbolismo alicantino, que poco tienen que ver después con un campo de fútbol.
Probablemente todos los que ayer asistimos al Rico Pérez, no imaginábamos ninguno que finalmente terminaríamos viendo esta película. Nosotros desde luego fuimos a ver otra cosa, pero no salió la cinta que esperábamos. Nos cambiaron el guion, el argumento, la trama y finalmente el desenlace, la película no acabó bien, y eso que los actores eran los mismos de semanas pasadas, pero así es el fútbol.
Esto se pareció bastante más que a los prometedores comienzos de temporada, a uno de esos partidos de la pasada campaña. Esos encuentros y encuentros en los que el Hércules se desangraba, mientras se llevaban lospuntos, de Alicante equipos y equipos, frente a los que no eramos capaces de ganar, y que en el mejor de los casos les empatábamos. Por eso ayer la película fue como una pesadilla, nos tuvimos que frotar los ojos, e irremediablemente nos acordamos para mal, de alguna de esas tardes aciagas. Era el mismo guión.
Sí, lo mismo, pero con una variación. Aquellas tardes de la pasada temporada, al acabar, el Hércules era despedido con pitos y bronca. Ayer la parroquia no salió del campo contenta ni alegre, pero tampoco salió disgustada con su equipo.
El Hércules se entregó, jugó, fue todo ardor y corazón, y por decir algo, gozó de al menos cinco ocasiones de gol para haber materializado. Unas veces el árbitro, otras la madera, otras el infortunio, el balón no entró. Curiosamente, el Teruel hizo dos carambolas, pese a no estar jugando al billar: la primera la materializó en el minuto cuatro. El delantero chuta como puede y de lado forzadamente, el balón da en la madera y en vez de salir repelido, hace una parábola y se va al otro lado de la portería traspasando la línea de gol. En el minuto setenta y cinco el segundo gol, o carambola. Falta al borde del área, chutan de cualquier forma, pega en la barrera y de rebote al fondo de la portería. Poco pudo hacer Falcón. Llegaron una vez y marcaron dos. ¡Qué cosa más grande!
Algún compañero de la prensa local, escribía esta semana que esperábamos un partido contra el bisoño Teruel. Si por bisoño se entiende, a aquel que es nuevo e inexperto en un trabajo o actividad, lo más bisoño de ayer en el Rico Pérez fue el árbitro, quizá no apto ni para pitar en Tercera División. Permitió a los aragoneses todo tipo de juego duro, marrullerías, tretas, engaños y protestas. Les perdonó un penalti y también perdonó la expulsión por doble amarilla a uno de sus jugadores cuando aún quedaba medio partido. Tal es así que al final bien encerrados en su campo pese al aluvión herculano, le metieron miedo a los de casa cuando ellos jugaban a domicilio. Lo hemos dicho mil veces, se arbitra muy bien en este campo, grande y en todos los sentidos de Primera, con un montón de vigilantes de seguridad y Policía Nacional de sobra, qué tranquilidad. Diferente debe ser lo que pase en esas ciudades deportivas de por ahí, y en esos campos de tres mil y cuatro mil localidades. Por cierto, se hace duro el análisis del partido cuando tanta gente se congregó ayer en las gradas y con tanta ilusión. A veces las vísperas con tanta euforia, conducen a días decepcionantes.
Y si es verdad que ayer fue mucho el cántaro a la fuente, al final no quiso entrar. A veces los tópicos también se vienen abajo, y no se cumple el refrán.
El calendario de la jornada que viene nos depara al Cornellá, uno de los gallitos del grupo, siempre en puestos de arriba, siempre dando que hablar en la Copa. Esperemos que la película de este próximo fin de semana, sea un regreso a la senda del futuro y no de nuevo un REGRESO AL PASADO.
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