El Ministerio de la Vivienda no sobrevivió a Franco, tras haber construido seis millones de viviendas, cuatro millones entre 1960 y 1975, año de la muerte del dictador. El Instituto Nacional de la Vivienda operó hasta 1980 y le dio tiempo a construir entre 1975 y 1980 otro millón más de viviendas.
El iluminado Zapatero recuperó el ministerio y puso a María Antonia Trujillo al frente. Esta señora, que sustituyó el término ‘piso’ por el de ‘solución habitacional’, regaló zapatillas a los jóvenes para que se patearan la ciudad en busca de la susodicha solución habitacional; vendió a los inquilinos —a precio de saldo— muchas viviendas que eran propiedad del Estado y creó la Agencia Estatal del Alquiler, que logró alquilar una media de cinco pisos (o así) por provincia y año, y fue disuelta con ingentes pérdidas. Fue sustituida por otra señora, Carmen Chacón, que dijo aquella tontería de que su objetivo era que ningún joven se quedara sin proyecto de vida. Pero viviendas, cero, y en cuanto pudo salió corriendo a poner firmes a los militares.
Después fue ministra Beatriz Corredor, que ahora vegeta con sueldo multimillonario en Red Eléctrica. Pero viviendas, cero. El propio Zapatero disolvió el ministerio tras enterrar en él millones de euros.
Luego de malvender, en los seis años que lleva gobernando miles de pisos de la Sareb, Kim-Il-Sung Sánchez sale del congreso norcoreano del PSOE con un gran anuncio de una gran empresa pública de vivienda que construirá 100 000 viviendas para gestionar en alquiler barato. Cómo puede ser que para construir 100 000 viviendas, sin contar el suelo, y suponiendo un ínfimo coste de construcción de unos 100 000 euros por vivienda, se requieren diez mil millones de euros, cantidad que triplica el presupuesto del actual Ministerio de la Vivienda. Y ha dicho 100 000 como podría haber dicho un millón, pues se trata de salir abriendo todos los telediarios y luego dejar pasar el tiempo, para volver a anunciarlo cada tres o cuatro meses, y finalmente repetirlo machaconamente en la siguiente campaña electoral. Lo verdaderamente desconcertante es que la medida más importante adoptada en el congreso, la que ya hace correr ríos de tinta, apenas ocupa dos líneas del documento de resolución política, documento que tiene 161 páginas; y lo hace en el epígrafe 39 del capítulo “La vivienda, quinto pilar del Estado del Bienestar”. Los 38 epígrafes anteriores pasan inadvertidos… o estaban de relleno.
Y a todo esto, las conclusiones específicas sobre vivienda salidas del congreso no se han publicado, no vaya a ser que se lo recuerde en el futuro algún pseudo medio tabloide de ultraderecha donde escriba algún pseudo periodista propagador de bulos. Por lo que se ha sabido, la ponencia proponía gravar fiscalmente a quien fuera propietario de tres viviendas o más y así acabar con tanto buitre especulador. Pero, ¡horror!, los propios socialistas se han asustado y dicen que ese impuesto que se propone se refiere a poseer tres o más viviendas “vacías”. Sigue sin estar claro, pues, como digo, no hay texto donde se sostenga la propuesta que debería transponerse a una ley. En la primera ocasión que el Consejo de ministros, as, es, ha tenido para aplicar la propuesta estrella del partido estrella, se han tomado acuerdos que afectan a todos los innumerables ministerios del gobierno, a excepción del de… ¡vivienda!
La verdad es que conozco mucha gente que posee tres o más viviendas, pero con tres o más viviendas vacías no conozco a nadie. Precisamente en mi entorno de amigos, e incluso familiares, muchos, la mayoría, tienen tres o más viviendas en propiedad, y muchos, por no decir todos, votan PSOE. Son los que te hablan de desigualdad, de vulnerables y otros términos de la neolengua (como aquellos de la solución habitacional o el proyecto de vida). Pero, insisto, socialistas todos con tres viviendas o más que usan para ellos mismos (ciudad, playa, montaña), o alquilan al precio que les conviene, como es el caso de la ministra de vivienda que tiene seis o siete inmuebles en propiedad. ¿Por quiénes si no se ha añadido el término «vacías» en las conclusiones de la ignota resolución?
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