Según definición de La Real Academia de la Lengua Española, éste es el significado de la palabra sucedáneo: «Dicho de una sustancia: Que, por tener propiedades parecidas a las de otra, puede reemplazarla».
Puede reemplazarla, pero nunca será lo mismo. Nunca será lo mismo el chocolate, que el sucedáneo de chocolate, nunca será lo mismo el caviar, que sólo puede ser de huevas de esturión, que cualquier otro asimilado, no es lo mismo el café que la cebada tostada, no es lo mismo el jamón ibérico que el jamón de cerdo cruzado. Y así infinidad de ejemplos, pero no quiero aburrir, y además se supone que el comentario es deportivo y de fútbol, que no gastronómico.
Según el entrenador herculano, a lo largo de la semana, nos estuvo arengando, con aquello de «nos jugamos nuestro orgullo y amor propio» el entrenador ilicitano dijo «vamos a salir con el cuchillo entre los dientes los dos equipos». Quizá se le olvidó matizar si cuchillo de monte, de cocina, o uno de esos de plástico que se ponen para el cumpleaños del sobrino.
Lo cierto y fijo es que el fútbol es pasión, ardor y emoción y cuando no existe nada de estas cosas todo queda relegado a la nada. Al mero entretenimiento. Ayer en el Martínez Valero: Elche 1 – Hércules 1.
Recuerdo a mitad de la década de los noventa un amistoso en Benidorm, durante el mes de agosto, entre ilicitanos y herculanos, que tuvo más emoción que esto. Eran otros tiempos, era otro nivel, era otra categoría. Ayer poco más de cien desplazados hasta Elche desde la capital, para asistir a un duelo que en otros tiempos movilizó a miles de personas, tanto en coches particulares como en una procesión de autobuses. Recuerden aquello de cuando el primer autobús llegó al campo ilicitano, el último todavía estaba partiendo del Rico Pérez. Quizá nunca volvamos a ver ni a vivir algo parecido.
El caso es que pese a las declaraciones de rigor de ambos técnicos, ayer el Elche estaba pensando en la promoción de ascenso, y el Hércules quizá en que esto termine pronto. No le fue mal al Elche que deja la tercera plaza y se encarama a la segunda a tenor de los resultados y del pinchazo del Villarreal B contra el Peralada. El Hércules suma un puntito más, que no vale para nada, y por eso lo de puntito, la cosa a estas alturas no llega a punto. Ni hacía falta apretar más, ni había motivo para hacerse sangre, bastaba con un intercambio de golpes y punto, como en el boxeo. Unos porque poco tenían que ganar, y otros porque tienen reservarse para la promoción. El que esperara ver carne en el asador, estaba equivocado.
Por cierto ahora viene lo gordo, o lo dramático, ya no para nosotros sino para otros. El próximo fin de semana se disputa la última jornada de liga en Segunda B. Ha querido el destino que el Hércules no se juegue nada, pero ha querido el destino que el equipo visitante se juegue la vida; nos visita el Llagostera. El equipo catalán cuenta con cuarenta y un puntos, los mismos que Atco. Baleares y Formentera, por delante está con cuarenta y dos puntos el Olot, y por detrás de todos ellos con cuarenta el Saguntino. Es tanto como decir que cinco equipos están implicados en el descenso y en la promoción de descenso. Lo de esta semana sí que va a ser salir con el cuchillo entre los dientes, al menos por parte del rival, cabe esperar qué actitud mostrará el Hércules. Incluso se podría hablar de maletines a terceros, primas, hermanas e incluso sobrinas. Al Hércules ni le va ni le viene, pero si se esmera y le vence al Llagostera, le envía prácticamente a Tercera División, y si no se esmera o no va a por todas podríamos decir que hay algo raro, o algún interés oculto por no ganar. No queremos ser malos ni capciosos, pero ojalá que el último partido de liga en el Rico Pérez sea un partido de fútbol. Ustedes ya me entienden, un partido de fútbol, porque NO HAY NADA PEOR QUE UN SUCEDÁNEO.
Comentar