Dicen que la expresión en cuestión, se utiliza para referirse a cuando se concluye o termina algo. Lo cierto es que en lo que nos ocupa, la cosa todavía no ha concluido, pero a los efectos como si lo fuera. Y respecto a lo que se daba, pues ha sido más bien poco lo que se ha dado en este triste devenir del Hércules C.F. en su singladura por la temporada 2017 – 2018 de la tortuosa Segunda División B.
Ayer en el Campo de El Clariano: Onteniente 1 – Hércules 0
Y lo más triste para los que se metieron casi doscientos kilómetros de viaje entre pecho y espalda. El equipo estuvo arropado por alrededor de quinientos seguidores herculanos. Eso es afición y eso es amor a unos colores, tal y como ha ido la cosa este año.
Por delante, y ya sin opción alguna, quedan los minutos de la basura, según el argot del baloncesto. Restan dos encuentros donde por una cosa o por otra, todavía nos pueden seguir vapuleando. Este fin de semana frente al Elche. Nos querrán vencer por aquello de la rivalidad, por honor, por orgullo, y lo que es más importante, porque aunque tienen asegurada la disputa de la promoción, habrá interés por quedar cuanto más alto mejor. Aquel que queda primero juega con un cuarto de otro grupo, y el que queda segundo, lo hace con un tercero, aunque las diferencias sean mínimas, eso es importante. Y después despediremos la liga en casa frente al Llagostera, sólo la honra nos jugaremos allá por el trece de mayo, pero los catalanes pueden estar jugándose o bien el descenso o bien la promoción de descenso, y es que la cosa por debajo está bien apretada.
Quizá no sea el momento de hacer balances todavía, pero bien es cierto que ayer en tierras del interior de Valencia, el Hércules volvió a no rematar, a no chutar a puerta, y eso nos es familiar, como a lo largo de toda la temporada. Muchas cosas le han faltado este año al equipo, pero sobre todo pólvora, sobre todo remate. Probablemente no vale ni la cantinela de que un nueve goleador es caro, se han hecho tantos fichajes, que quizá, con el dinero de tres o cuatro efectivos a los que ni apenas se ha visto se podría al principio haber fichado un par de delanteros de referencia.
Cierto y justo es reconocer que lo mejor, o más equilibrado o más coherente, se ha visto esta temporada con el último entrenador, con Josip Visnjic, ni con Sivieiro, ni con Claudio. Cabría preguntarse que hubiera sido con este hombre desde el principio. Así como cabría meditar si, independientemente de que no haya conseguido el objetivo, no debiera ser él el elegido para afrontar desde el comienzo el proyecto de la próxima temporada. Honradez, compromiso y trabajo no le falta, lo merece y se lo ha ganado, malo sería volvernos locos de nuevo.
Seguiremos analizando y haciendo balance, pero vaya por delante que por muy yerno de Ortiz que sea Portillo, no es menos cierto que el presupuesto de este año daba para algo más en comparación con lo que manejan otros equipos de la categoría, al menos para competir por los cuatro primeros puestos de la promoción de ascenso. Ascender ya es harina de otro costal.
Sea como fuere, de la plantilla que ha conformado el Hércules este año, por unas cosas o por otras, con contrato en vigor o sin contrato, la mitad irá y debe ir a la calle. Con otros mimbres se deberán abordar otros retos.
De lo que queda, es tan intrascendente, que el que suscribe, para el último partido en casa contra el Llagostera, ya ha organizado una comida con unos amigos que vendrán del pueblo a ver el encuentro. Y es que no le encontramos mayor aliciente, sino el de irnos después o antes del partido a comer. De cualquier forma, YA SE ACABÓ LO QUE SE DABA.
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