Pudiera ser que, en ocasiones, no hicieran falta raros experimentos con pseudo genios desconocidos de perfil bajo y mano blanda. Pudiera ser que, en ocasiones, no hicieran falta raros experimentos con tipos aguerridos de mano dura y perfil de sargento de hierro. Quizá las soluciones a veces radican mucho más cerca, en el propio entorno, en la propia casa. Pudiera ser el caso de la intentona que ha llevado a cabo el Hércules con el tercer entrenador que ha buscado para lo que resta de temporada. Hablamos del serbio Josip Visnjic. El ex-jugador herculano, y también fugaz entrenador hace ahora más de diez años, pedía a gritos esta oportunidad, y quizá hasta la merecía.
Como buen serbio, croata o bosnio, aunque cada cosa sea diferente, que nadie pueda pensar que vaya de broma, aprovechará a buen seguro la oportunidad que se le brinda. Son tipos de perfil, serio, formales, disciplinados en su trabajo y si ese trabajo es el fútbol, quizá más serios y exigentes todavía. Tuve la suerte de disfrutar de Visnjic, como jugador, cuando le trajo Benito Joanet, siendo secretario técnico. Probablemente no en su mejor versión, la que ofreció en sus mejores años en el Mérida y en el Rayo Vallecano, pero aun así, el plus de calidad de aquel Hércules del que formó parte liderando el centro del campo con Paquito, Parra y otros, era algo muy diferente a lo de hoy. Aunque después intentó alguna experiencia que otra, al final se instaló y afincó en Alicante, con una identificación plena con la ciudad, nuestra forma de ser y todo lo alicantino.
Ayer en Zaragoza. Aragón 0 – Hércules 3
Qué nadie piense tampoco, que esto pueda ser coser y cantar. El rival de ayer era el colista. Un equipo joven, bisoño y que como filial del Real Zaragoza, la categoría le viene grande. Además en su estreno como entrenador, el serbio no solamente jugó con esa baza a favor, jugó con la oportunidad de que su primer partido fuera lejos de Alicante. De esa forma se quitó presión y ansiedad, por no hacerlo como local. También jugó con la baza de poder alinear ya definitivamente a refuerzos del mercado de invierno. Efectivos que no estuvieron la pasada semana, y que sin ser estrellas de Primera División, al menos sí parecen estar un escalón por encima, en cuanto a carácter y personalidad sobre el terreno de juego. De todas maneras, la verdadera dimensión, de lo que tenga que venir, o esté por llegar, la contemplaremos en toda su extensión en lo que vaya deparando el calendario, las próximas semanas, y sobre todo en el duelo del próximo domingo, frente al Villarreal B, un filial, diferente al de ayer, un filial que no es, dulce jamón del Moncayo, sino duro terrazo de la provincia de Castellón.
El Villarreal cuenta con cuarenta y siete puntos, diez más que el Hércules, es el segundo clasificado, y un claro aspirante a disputar la promoción. En ese partido, fijado para la matinal del domingo, el Hércules deberá dar su verdadera dimensión, la deberá dar el nuevo entrenador, será una prueba de fuego para el sí o sí, de las últimas incorporaciones, y en definitiva será la línea que marque, si se puede o no se puede, si ha sido un espejismo, o si realmente puede convertirse en una realidad. Un nuevo revés en casa, por una causa u otra, nos devolvería a la triste y cruda realidad, una nueva victoria nos seguiría haciendo creer que en fútbol todo es posible y que, sin dar más vueltas, ni mucho buscar, la solución a veces se encuentra SIN SALIR DE CASA.
Comentar