La séptima edición de La noche del off the record tuvo un protagonista de excepción: Diego Miralles,responsable técnico para toda España de Mediapro, al que por primera vez se otorgó el premio Libertad de Expresión. Con este galardón, la Asociación de la Prensa quiso poner en valor su trabajo en pro de la difusión de la información en zonas de conflictos bélicos y desastres naturales, como la guerra de Irak, donde fue testigo de la muerte de su compañero José Couso. El premio ha contado con el patrocinio del Ayuntamiento de Alicante y su diseño ha corrido a cargo del creativo alicantino José Luis Navarro, director de la agencia Cota Cero.
Tras 30 años de profesión a sus espaldas, Diego Miralles recibe este reconocimiento con emoción: “fue muy especial recibir el premio mientras veía a los que fueron mis compañeros de profesión de mis inicios, a mi familia y amigos. Mi trabajo se lleva a cabo más bien a la sombra y reconocerlo ha sido muy bonito”.
Diego empezó a trabajar en la profesión en los comienzos de Tele Elx, a finales de los 80. Después fue a Madrid a hacer el servicio militar y allí contactó con la agencia Europa Press, en una época en la que la información audiovisual estaba en boga al amparo de la irrupción de los canales privados. “Grabé en el cuartel algunas maniobras y me dieron permiso para poder trabajar en Europa Press. Cuando terminé la mili me quedé en Madrid y empecé a trabajar en las privadas que entonces empezaban y donde éramos los mismos técnicos en Antena 3 y en Tele 5. Hacíamos doblete”, recuerda.
Son los primeros 90 y Emilio Aragón triunfaba con VIP Noche, donde Diego formaba parte del equipo. De ahí, le encargan abrir delegación de Tele 5 en el levante y regresa a su tierra para cumplir el encargo. Después, vuelve a volar. Conoce a Jon Sistiaga y da el salto internacional. Se convierte en su sombra junto al cámara José Couso, y los tres son testigos de acontecimientos históricos de los últimos 20 años.
La guerra de los Balcanes, Afganistán y de ahí a Irak, donde vive uno de sus momentos vitales más duros con la pérdida de su compañero Couso. “Cuando le dispararon fuimos a dos hospitales para que lo salvaran, pero aquello era más bien una carnicería. Nos dijeron que necesitaba una transfusión y me ofrecí al ser O+, pero no tenían ni los instrumentos necesarios para hacerlo. El sentimiento de impotencia fue tremendo…”. Diego preparó la maleta de Couso y acompañó a Jon Sistiaga a que repatriera el cuerpo de su compañero. Después siguió retransmitiendo los acontecimientos que allí se sucedieron para todo el mundo: estuvo al mando de la única señal que emitió la caída de la estatua de Sadam Husseim en directo tras la entrada de las tropas americanas en Bagdag. “Couso solía decirme: Dieguín, que hacemos historia otra vez”, recuerda.
Nuevo siglo, nuevos tiempos
Con la llegada de Internet y las nuevas tecnologías, la forma de retransmitir también se ha visto afectada. Las formas han cambiado y Diego Miralles señala que “la profesión se ha pirateado, ahora cualquiera puede retransmitir desde un móvil y a las cadenas no les importa tanto la calidad. Lo que les interesa es el testimonio, todo vale, no hay exigencia por un mínimo de calidad antes de emitir”.
A ello añade la competencia existente en el mercado laboral, donde ha proliferado la figura del trabajador free lance entregado a su profesión, poco exigente con las condiciones: “Muchas empresas se aprovechan de ello; hay mucha competencia y la gente que comienza se ofrece a ir a los sitios cobrando sólo las dietas”. Una situación que Diego critica: “Yo me niego a ello. Cuando preparábamos el mundial de Sudáfrica, expuse que la gente que trabaja a este nivel tiene que cobrar, no puedo exigirles el ritmo de trabajo que requiere si no cobran”.
Ahora Diego trabaja desde Valencia y mueve un equipo de casi 150 personas para cubrir los eventos que retransmite. Valencia, Dubai, Qatar, Turquía, Argentina y Colombia son lugares donde cuenta con una representación para acercarnos todo aquello que ocurre y sucede en distintos puntos del planeta. Seguiremos informados.
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