Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Violadores y prostitutas todos… en potencia

Fuente: Canal de YouTube de Periodista Digital.

La que se ha formado por las palabras de la feminista Julia Salander en el programa televisivo ‘En boca de todos’, de la ‘Cuatro’: “Todos los hombres son violadores en potencia”. En seguida, el polémico periodista Antonio Naranjo le lanzó este alegato: “Todas las prostitutas son mujeres, pero no todas las mujeres son prostitutas”. Hay una diferencia en los argumentos; Naranjo no pronuncia estas dos palabras, “en potencia”. El matiz es importante. Como también Naranjo se pasó llamando lerda (torpe) a Julia apostillando: “pero no todas las Julias y todas las mujeres lo son”. Muy galante no estuvo el periodista precisamente.

Voy a intentar poner un poco (acaso un mucho) de sensatez en una polémica que ha tenido repercusión en los medios de comunicación, entre ellos las redes sociales, esas ‘redes’ donde lo mismo se ‘encierran’ atunes deliciosos que pirañas vilmente depredadoras.

Lleva razón la activista feminista Salander cuando recurre a la filosofía para defender su punto de vista sobre los hombres. Los llama violadores a todos , sí, pero sólo en potencia, lo que tiene su miga, independientemente de que se le vea el plumero de la ideología de género, de lo que acaso hablaremos más tarde. Pero acierta Julia cuando justifica su aserto recurriendo a la filosofía. Digo más, podría haber recurrido a esa parte de  la filosofía que se denomina metafísica, lo más en el campo del pensamiento aristotélico y, acaso, escolástico. Desde un punto de vista filosófico nada hay que objetar a la afirmación de Julia.

En potencia todos los hombres somos violadores. La filosofía distingue y distingue bien  entre ‘potencia’ y ‘acto’. ‘Potencia’ es la pura ‘posibilidad’ de ser. Todo hombre, incluso los ‘trans’ (tan del gusto de los defensores de la ideología de género) son capaces de violar. Los hechos están ahí. Las potencialidades están en todas partes y el hombre y la mujer están capacitados para multitud de actos precisamente basados en la potencialidad congénita. Las potencialidades de un mármol, por ejemplo, son muchísimas. Con él se puede hacer una mesa y con él Miguel Ángel esculpió el ‘Moisés’, al que sólo le falta hablar. Un hombre, en relación amorosa sublime con una mujer puede engendrar una niña o un niño, un milagro de la creación, mientras que otro hombre puede protagonizar una infamia, digna de ser castrado inmediatamente e ignoro porqué este Gobierno, que se las da de progresista, no ha reformado el Código Penal para castrar a los violadores, si es que no se atreve a legislar la horca en plaza pública.

De esta polémica pueden derivarse (ya están ahí de hecho) posturas maximalistas que no van a ayudar, creo, a mejorar el punto de vista de los dos bandos que ya han decido comportarse como enemigos. Y todo por ausencia de sentido común; por un encuadramiento en posturas más políticas e ideológicas que de sentido común. Por falta de ideas, por falta, en definitiva de verdadera filosofía, la cual, en esencia, no es más que desarrollo del sentido común; de lo más noble del hombre, del raciocinio y el respeto al otro, piense igual o piense diferente, pero siempre con sentido común. Los extremos son malos y este país lleva unos años viviendo de forma extremista, fomentando lo que llaman polarización, despreciando los potencialidades del ser humano. Lo potencial es infinito; los actos son los que nos pierden. Una mujer y un hombre antes que políticos son humanos. El hombre y la mujer están hechos para amarse, no para odiarse o violarse. Mujer y hombre están hechos para conocerse y, conociéndose a fondo, amarse, que no es lo mismo que hacer sexo a primera vista y luego abortar porque ella y él hacen lo que les da la gana con sus cuerpos. Todos sabemos (también los que confunden amor con sexo) que mentimos cuando decimos que tenemos derecho a hacer lo que nos salga de los cataplines o las cataplinas con nuestro cuerpo. Somos algo más que carne. Usemos la filosofía no sólo para proclamar que los hombres todos son violadores en potencia. Ni violadores ni prostitutas en  potencia, sino potencialmente capaces de conocernos y de amarnos. Hay excesivos sembradores de odio y no sólo políticos.

La hermana Juana María (Fuente: CEU).

Hubo en Alicante, no hace tanto, una religiosa, sor Juana María, que, por Navidad, rodeada de niños de su colegio, se pateaba Alicante cantando villancicos y … sí, se llamaban ‘Sembradores de estrellas’, de amor navideño. Sembraban amor. Cada cual podría proponerse sembrar amor del bueno ahora que caminamos hacia las fiestas navideñas, esas que ese benefactor de la humanidad llamado Maduro ya ha puesto en marcha en Venezuela.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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