Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Un catedrático alicantino ‘suspende’ a Pedro Sánchez

Pedro Sánchez y Óscar Puente en la presentación de la campaña por más transporte público de la semana pasada (Fuente: Moncloa).

Y a Bolaños, Puente, Montero y al Gobierno entero, junto con Zapatero, tan ‘demócratas’ ellos.

Pongamos las cosas en su sitio y digamos, en primer lugar, que Pedro Sánchez no se ha examinado en la Universidad de Alicante (tampoco Begoña Gómez), luego mal podría ser suspendido, en sentido estricto, por un profesor de la UA. Pero, al mismo tiempo, aclaro que uso el verbo suspender como merecida conclusión de un raciocinio filosófico-jurídico-político en torno al plan de acción del Gobierno encabezado por Sánchez para regenerar la democracia española. Y es que el prestigioso catedrático de Derecho Procesal de la UA ha escrito un soberbio artículo en el diario INFORMACIÓN, el pasado día 24, con el que tritura el propósito del sanchismo de “Defender una democracia contra la democracia”, que ese es el título de la obra maestra firmada por José María Asencio Mellado. Me encantaría reproducirlo a renglón seguido, pero me limitaré a citar algunos párrafos a la vez que les recomiendo su lectura íntegra.

Es curioso que un día antes, lunes 23, publicaba yo en esta ‘Hoja’, mi artículo semanal con el título «Sánchez contra la democracia«. Pero yo no aportaba los argumentos jurídicos que Asencio Mellado utiliza. Bien que echo de menos no haber podido completar mis titulaciones en Filosofía, Teología y Periodismo con la de Derecho, tan importante para poder moverse intelectualmente por esta sociedad tan compleja como la nuestra, últimamente muy zarandeada por personajes y personajillos (muy incultos a veces y muy sectarios con frecuencia), que detentan cantidades inmensas de poder y de influencia en nuestra sociedad.

En ocasiones, nuestros gobernantes se salen de la legalidad y pretenden saltarse la jurisprudencia y los principios en que se asienta la democracia del Reino de España, amparándose en el respaldo de los votos, como si los votos determinaran lo que es justo o injusto, como tampoco lo que es verdadero y lo que es falso. Ahí le duele. Y ahí es donde los argumentos jurídicos del catedrático Asencio Mellado ponen los puntos sobre las íes. Ahí es donde la ciencia jurídica sienta sus reales y pone al descubierto la falacia de quienes, en nombre de ‘su’ democracia (más bien ideología política) quieren eliminar la democracia de todos, la democracia instalada por nuestra Constitución de 1978, superadora del franquismo y de la Segunda República, como bien recuerda Asencio Mellado.

“Los hay que creen que todo comenzó con  el franquismo; que niegan orígenes autocráticos en la excesivamente halagada Segunda República, cuyo conocimiento desapasionado lleva sin remedio a considerarla no tan democrática y no imitable con el fervor con el que se quiere hacer. Y es que la Segunda República consagró leyes represivas contra la prensa extremadamente duras y en el período republicano socialista (1931-1933). Leyes que este PSOE de alguna forma recupera pues forman parte de su pasado redivivo en estos tiempos de oscuridad o desasosiego. La Ley de Defensa de la República sancionaba actos y opiniones que la pusieran en riesgo o, simplemente, que optaran por la Monarquía. Y la Ley de Orden Público de julio de 1933, para el estado de prevención, establecía una rígida censura. Un estado de prevención similar al de excepción de hoy, pero con una gran diferencia. En el denostado régimen del 78 sólo se han acordado dos estados de excepción y uno de ellos, por la pandemia, se declaró inconstitucional. En la República se decretaron veintiuno (21) en cinco años o, lo que es lo mismo, la mayor parte del tiempo de dicho régimen se pasó en estado de prevención con la libertad de expresión limitada y con la censura previa vigente. Sin duda alguna el franquismo, que era una dictadura —lo que no parece necesario repetir todos los días por su evidencia— lo  mantuvo en todo momento, pero no debe olvidarse lo anterior para no incurrir en verdades a medias y, sobre todo, para comprender las querencias de esta moderna izquierda hacia lo que entiende como defensa de la democracia con medidas no democráticas”.

Defiende taxativamente el catedrático Asencio “la libertad de expresión, que incluye las de información y opinión y se encuentra regulada en nuestro ordenamiento jurídico, de forma que, con las limitaciones propias de toda materia jurídica, encuentra una protección equilibrada entre los derechos individuales y los colectivos de una sociedad que debe ser informada con arreglo a la pluralidad propia del sistema. Esta libertad es garantía de los ciudadanos frente al poder y base del modelo político, muy sensible a cualquier restricción aunque aparezca disimulada con aspiraciones de apariencia legítima”. 

Es evidente que no hacen falta nuevas leyes para perseguir a los medios informativos que molestan a Pedro Sánchez y a su Gobierno. Hay doctrina jurídica para castigar a mentirosos, calumniadores y demás morralla seudoinformativa u opinadora supuestamente delictiva. Deberían saberlo (y lo saben) Sánchez, Bolaños, Puente, Montero y el Gobierno entero, junto con Zapatero, tan ‘demócratas’ ellos. Todos ellos son defensores de una democracia contra la democracia. Pasmoso. De la doctrina jurídica impartida por el catedrático Asencio se deduce que todos ellos se merecen un suspenso democrático.

Posdata: “Zapatero, alimaña, vergüenza para España”

Fuente: canal de YouTube de El Mundo.

Lo gritaban, contra José Luis Rodríguez Zapatero, venezolanos y españoles, con voces y pancartas, a las puertas del Ateneo de Madrid, cuando ZP entraba para presentar el libro La democracia y los derechos. El Parlamento español y el europeo han proclamado que Maduro perdió las elecciones del pasado julio en Venezuela y que el opositor Edmundo González Urrutia las ganó. Pero el dictador Maduro, al que varios expresidentes de países hispanoamericanos (entre ellos Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy) han denunciado ante el Tribunal Internacional de Justicia, con sede en La Haya, por crímenes de lesa humanidad, sigue teniendo en Zapatero un valedor-mediador internacional. Las actas electorales son demoledoras para Maduro y se niega a hacerlas públicas. Los presidentes de izquierdas de Brasil y Colombia  (Lula da Silva y Petro) presionaron a Maduro inútilmente. Maduro se ríe de todos, también de la ONU. Menos de Zapatero, su gran amigo y mediador, que (siempre sonriente) se esconde en esa mediación para no decir esta boca es mía. Eso provocó que, en su primera aparición pública la dijeran de todo, menos bonito: “Vendido”, “Cómplice”, “Vete para Venezuela”. Pero las crónicas cuentan que la frase más coreada fue: ”Zapatero, alimaña, vergüenza para España”. ¿Para España o para una de las dos Españas que él, lamentablemente, ha puesto en pie de guerra?

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

6 Comments

Click here to post a comment