Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Pedro Sánchez contra la democracia

Los 4 folios de la carta de Pedro Sánchez a la ciudadanía (Fuente: X).

Está bien que defienda a su mujer, pero no a costa de acabar con la libertad de expresión, mientras pretende ‘amnistiar’ las injurias al Rey y a la religión.

Dicen que Pedro Sánchez tiene cientos de asesores en la Moncloa y en su Gobierno más ministros que consellers tiene Illa en la Generalitat de Cataluña, pues tanto uno como otro son generosos a la hora de agasajar a sus mejores y más capacitados amigos y conocidos, que habría que ver lo que haríamos nosotros si nos pusieran los votos separatistas en su lugar. Yo no los he contado ni sé cómo se puede constatar el criterio de selección. Lo único que se puede deducir, con lógica, es que Pedro Sánchez sufrió un trauma casi mortal por las informaciones que se cebaron en posibles irregularidades de su esposa relacionadas con una cátedra que le adjudicaron en la Universidad Complutense de Madrid. Este asunto le produjo una depresión que tardó cinco días en curar, pero de la que salió fortalecido gracias a la ministra María Jesús Montero (Marichu para los amigos de la prensa canalla) y miles de seguidores a los que unió con el grito de “Pedro quédate; Pedro te queremos; España te necesita”. Más o menos es lo que gritó varios días desaforadamente y con ella todos los ministros y ministras y cargos gubernamentales y del PSOE, que eran verdaderamente los que necesitaban a Pedro para seguir en sus puestos. Aquello fue entre cómico y melodramático. Se veían en la calle si el gran líder los abandonaba.

La carta de Pedro proclamando su amor por Begoña y por España al decidir continuar al frente del Gobierno hizo llorar de alegría a Marichu y a todo el colectivo dirigente del sanchismo. Y desde entonces Pedro, sus ministros y el aparato todo del Gobierno y del partido lanzaron la proclama de que había que regenerar la democracia, una democracia que esbirros de la prensa y la justicia habían deteriorado poniendo en duda la honradez de la esposa del presidente, ejemplo, según todos ellos, de mujer empoderada, una Agustina de Aragón en defensa de los derechos de la mujer y a la cabeza del mejor feminismo de la historia de España.

Periódicos y jueces independientes la habían cogido con la familia de Pedro Sánchez, atacando también a su hermano, un director de orquesta contratado por la Diputación de Badajoz, en manos socialistas, organismo al que se acusa de presuntas irregularidades en relación con este familiar del presidente. Si sobre las acusaciones contra Begoña todo el Gobierno en bloque certifica que ‘no hay caso’ y que todo es obra de la máquina del fango de ciertos periódicos y algún que otro juez supuestamente prevaricador, había que acabar con tanta maldad y tanto odio. Se han sacado de la manga (o de otro sitio menos discreto) un plan de acción para la regeneración democrática que promete ser todo menos democrático. Y no sólo irá contra jueces y periodistas independientes; también quiere modificar el Código Penal para hacerlo ‘más democrático’ para que se pueda injuriar al Rey y a la Iglesia Católica, bueno, a todas las religiones menos, posiblemente, a la musulmana, que los islamitas tienen muy mal genio y enseguida surgen yihadistas que te ponen bombas o te rebanan el cuello con un cuchillo.

(Abro paréntesis: Zapatero fue quien patentó la máquina del odio con la detestable e innecesaria Ley de Memoria Histórica que Pedro Sánchez empeoró con la llamada Ley de Memoria Democrática, en cuya redacción tuvo la ayuda impagable de los grandes demócratas herederos políticos de los terroristas de ETA y conocidos como bilduetarras, para los que es extraño que el sanchismo no haya pedido el Nobel de la Paz, si bien los socialistas calificaron a Otegui como ‘hombre de paz’. Cierro paréntesis).

Pedro Sánchez en su comparecencia en el Congreso la pasada semana (Fuente: Moncloa).

Está bien que Sánchez defienda a su mujer, pero no a costa de acabar con la libertad de expresión, mientras pretende, además, ‘amnistiar’ las injurias al Rey y a la religión. El rey representa a todos los españoles y muchísimos españoles son católicos, algunos de los cuales no pertenecemos a ningún partido político o somos, como yo, socialdemócratas cristianos independientes que trabajamos por la paz y la convivencia entre todos los españoles a pesar de los partidos políticos tan mediocres que tenemos y que nos hacen la vida desagradable, casi imposible, a la inmensa mayoría de los españoles, esos que entramos de lleno en los conocidos versos de Antonio Machado:

“Españolito que vienes 
al mundo, te guarde Dios;
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”.

Tras la Constitución de 1978, vivimos muchos años a partir un piñón todos, los de izquierdas, los de derechas, los de centro y los del extrarradio. Y votábamos al menos malo. Muchos votamos al PSOE de Felipe y Guerra o al PP de Aznar y Rajoy. Y los españoles nos queríamos y respetábamos cada cual con sus ideas, unidos los corazones, aunque suene cursi. Hasta que llegó el maquinista, quiero decir el maquinador del revanchismo, Rodríguez Zapatero, quien puso el ventilador de la mierda del odio, política heredada tristemente por el sanchismo, traicionando al mejor PSOE.

Existe un refrán o proverbio que dice, en latín: “Médice, cura te ipsum”, Médico cúrate a ti mismo y que ‘no tiene intención de escarnio para los médicos, sino de consejo para que las personas, introspectivamente, se vean a sí mismas tal y como son, con sus defectos y sus virtudes’. Podríamos aconsejarle esto a Pedro Sánchez: cura te ipsum. Si quieres regenerar la democracia, antes regenérate tú, regenera a tu Gobierno y a tu partido. Cura te ipsum, querido presidente. España te necesita libre (no sometido a Puigdemont), igualitario (sin cupo catalán) y fraterno (sin odio).

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

4 Comments

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    • Hablando de torres, ¿qué estará pensando de Sánchez, allá en el cielo, esa gran mujer, Isabel la Católica, nacida en Madrigal de las Altas Torres? A la que hizo la unidad de España y acabó la Reconquista seguro que no le cabe en la cabeza un presidente que se alía con los enemigos de España y se humilla ante un prófugo y traidor. Me molestan, me estomagan, los vendepatrias, sobre todo cuando la patria es la mía, la nuestra, la de todos.