En esta vida hay personas que llevan, o cuentan con un gen, que les hace ser diferentes, únicos, que les diferencia del resto, tanto para bien como para mal. Mientras algunos pasan desapercibidos, o son lo que llamamos del montón, otros se caracterizan por ciertas peculiaridades, que les hace diferentes.
Supongo que eso no solamente acompaña a las personas, hombres o mujeres, algo de ello debe haber también con ciertas asociaciones, con ciertos estamentos, con ciertos pueblos, y seguramente también con algunos equipos de fútbol. Y probablemente sin ser el primero del ranking mundial, ni el último de la cola, eso le suceda a nuestro Hércules de Alicante.
Como cuando a mitad de la década de los noventa, el Hércules subió a Primera División, le ganó al F.C. Barcelona en el Nou Camp y después en el Rico Pérez. De poco sirvió aquello porque de todas formas volvimos a bajar a Segunda División, pero la hazaña quedó para la hemeroteca y para la historia, y así ha habido alguna más. Imprevisible donde los haya.
Cuando la pasada jornada en casa, nuestro equipo se las veía y se las deseaba para ganarle al penúltimo, y al final lo hizo casi de casualidad, por allí se escuchaban literalmente cosas como: «Y este miércoles a Mallorca. ¡Uf nos meten siete!». Otros decían: «Y el Día de Todos Los Santos contra el Mallorca, que no ha perdido ninguno, ya verás»
Y así uno y mil comentarios del mismo tenor y estilo. Algún santo debió venir a ver ayer al Hércules, porque en efecto frente al líder Mallorca, el que todavía no había perdido ningún partido, el que se muestra intratable, el que parece que va a subir con mucha facilidad porque lleva un señor equipo, va el Hércules y empata. Un valioso empate. Un punto de oro, ya no tanto, por su valor crematístico, no deja de ser un punto, sino por su valor moral, por su refrendo cara al futuro, y porque una semana más viene a denotar que si el equipo no los ha ganado todos, al menos desde que está Claudio, tampoco ningún encuentro se ha perdido.
Desconocemos como se pagarían las apuestas de ayer, pero seguro que el que dijera que el Hércules empataba, sacaría un buen recaudo de cada euro invertido, porque ayer pocos daban crédito a nuestro equipo, pocos pensaban que se vendría con algo positivo, y cualquiera de los asistentes en casa el domingo frente a la Peña Deportiva de Santa Eulalia, hubiésemos firmado este empate frente al gallito de las Islas Baleares, un conjunto que se encuentra en Segunda B ahora mismo, pero que para todos es sabido, es de Segunda y de Primera.
Empate a uno, en una jornada matinal en Palma de Mallorca, el día que en España se celebraba la festividad del Día de Todos los Santos.
Qué bien queda, y que bonito escribirlo.
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