Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Creo, como Fabiola Gianotti, en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo (I)

Fabiola Gianotti. Fotografía de Maximilien Brice para CERN Document Server (Fuente: Wikimedia).
Una de las científicas más famosas del mundo no encuentra ningún muro entre la razón y la fe.

Harto de opinar sobre sobre la actualidad política de nuestra maltratada España, y tras algunas incursiones en territorio religioso, quiero escribir una serie de artículos de contenido católico empezando por las creencias esenciales, que se encierran en una pieza magistral, columna de la Iglesia: el Credo niceno-constantinopolitano, configurado por todos los obispos de la Cristiandad en los concilios de Nicea (año 325) y de Constantinopla (año 381). El de Nicea fue presidido por un español admirado por el emperador Constantino, Osio, obispo de Córdoba. El segundo tuvo el apoyo de otro español, el emperador Teodosio I el Grande.

Creer en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y sentirme hijo del Padre, hermano de Cristo y protegido, además de iluminado, por el Espíritu Santo es algo que ha formado parte de mi vida desde niño, como he comprobado que le sucede a una científica italiana de prestigio máximo internacional, Fabiola Gianotti, reelegida directora general de uno de los proyectos científicos más importantes del mundo, el CERN, Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales, cofinanciado por 18 países de la UE, entre ellos España, y cuyas instalaciones ocupan 600 hectáreas en una zona fronteriza de Francia y Suiza, cerca de Ginebra.

Una de las científicas más famosas del mundo no encuentra ningún muro entre la razón y la fe, entre la ciencia y las creencias que le inculcó, desde muy pequeñita, su madre. Podría citar muchos científicos destacados de diversas épocas, convencidos de lo que brillantemente defendieron algunos papas, entre los que sobresalió Benedicto XVI, llegado al Pontificado de Roma tras haber destacado como gran teólogo. En una ocasión les hablé de su gran intervención ante el Parlamento de Alemania (el Bundestag) cuando fue invitado a dar un discurso con motivo de su visita oficial, el 22 de septiembre de 2011, en su país de origen, discurso que merece releerse y que fácilmente se encuentra en internet.  

Acaba de publicarse en España el libro Dios, la ciencia, las pruebas (el albor de una revolución), de los franceses Michel-Ives Bolloré y Olivier Bonnassies, con prólogo del Nobel de Física 1978, Robert Woodrow Wilson, descubridor en 1964, conjuntamente con Arno Penzias, de la radiación del fondo cosmológico, verdadero eco del Big Bang. Este descubrimiento planteó la cuestión del origen del Universo. En este libro se revelan, tras tres años de trabajo en colaboración con una veintena de científicos y especialistas de alto nivel, las pruebas modernas de la existencia de Dios (Continuará).

Posdata: nuestro periódico provincial acoge a un «odiador»

Casi me ha sorprendido que el periódico provincial por excelencia haya dado el visto bueno (y publicidad) al último artículo de Fernando Ull Barbat titulado ¿Qué pasa con  la Iglesia?, un escrito salido, más que del cerebro, de las peores entrañas de un odiador consumado. De otro modo no se entiende que arremeta ciegamente contra una institución con muchos siglos de brillante historia simplemente porque dos sacerdotes, ahora, y otros muchos, antes, hayan cometido actos inmorales clara y contundentemente reprobables.

Comportamientos individuales detestables poco tienen que ver con la esencia y los principios de una institución que ha dado grandes santos, grandes educadores, grandes evangelizadores, universidades esplendorosas, hospitales modélicos, papas generalmente propulsores de políticas humanitarias y progresistas, sobre todo a partir de León XIII (siglo XIX) y hasta nuestros días. Papas con tanto prestigio que a entrevistarse con ellos acuden dirigentes de todo el mundo, incluso los mandatarios de izquierdas, como Pedro Sánchez, y de extrema izquierda, como los comunistas de Cuba, Colombia y nuestra vicepresidenta Yolanda Díaz, fiel devota del papa Francisco.

¿Cómo es posible que una empresa periodística responsable y comprometida con este país, esta autonomía y esta provincia desarrollada e implicada en la convivencia tolere la insensatez de un artículo venenoso, no sólo anticlerical (que pase), sino anti Iglesia? Dos casos recientes y escandalosos de curas homosexuales, junto con los manidos recuerdos de antiguos delitos pederásticos, no justifican el ataque con saña a la Iglesia. Casos similares protagonizados por profesores, médicos, enfermeros, monitores o entrenadores deportivos, profesionales de toda especie, no tienen por qué servir para condenar a los colectivos a que pertenecen. Ull Barbat se ensaña contra la Iglesia presente y la del pasado, contra la que carga también, elogiando que su influencia en España sólo fue parada en seco por la Segunda República, olvidando las desamortizaciones a que fue sometida en el siglo XIX y pasando por alto las atrocidades que con el Frente Popular se cometieron del 36 al 39: asesinato de 13 obispos y de más de siete mil sacerdotes, religiosos, monjas y miembros de Acción Católica. Lo peor de todo, creo, es la acogida de un escrito tan pérfido, que nunca se puede justificar, apelando a la libertad de expresión. Eso no es libertad de expresión; es odio.   

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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