Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Sin recortes

Ser amnésico por conveniencia

¿Usted es racista? ¿Qué piensa de los inmigrantes? ¿Tienen cabida en nuestra sociedad? ¿Qué le parecería si su hija se casara con un magrebí? Estas preguntas, que pueden localizarse en cualquiera de las encuestas que suelen realizarse sobre comportamientos sociales o en conversaciones entre desconocidos, acaban ofreciendo respuestas a medias o simplemente falsas contestaciones por temor a ser estigmatizado, por ejemplo, como racista. Nos encontramos en el fenómeno que los sociólogos denominan sesgo de deseabilidad social, un fenómeno psicológico en el cual las personas responden de manera que les haga parecer más socialmente aceptables o esperables, en lugar de dar respuestas honestas o concretas. Así, los humanos podemos sentir la presión de ajustarnos a normas sociales o a expectativas percibidas, lo que nos conduce a proyectar una imagen más favorable en el entorno y acaba con ofrecer datos erróneos de este tipo de cuestionarios. Por este motivo, los encuestadores suelen implementar técnicas que mitiguen este sesgo de percepción, como el anonimato en las respuestas y el uso matizado de algunas de estas posibles preguntas sensibles.

Un concepto que nos explicó el pasado viernes el colega de nuestra Universidad, Raúl Ruiz Callado, en la sesión del Club Lector Parlem de Llibres que tenemos en la Seu Universitària Ciutat d’Alacant y donde, con compañeras y compañeros de la Universitat Permanent de la UA, nos sirvió para analizar el libro de Géraldine Schwarz Los amnésicos (2019). Una publicación apasionante sobre el auge de los populismos y los peligros de la desmemoria histórica. Con las brillantes y sugerentes explicaciones de nuestro compañero sociólogo, aprendimos el valor de cada página de la autora franco-alemana y entendimos la relatividad de las apreciaciones que podemos obtener de la revisión de diversos episodios de nuestra historia contemporánea. Los seres humanos ofrecemos momentos de amnesia colectiva que provocan una interpretación selectiva de los hechos anteriores, bien por negación de la historia voluntaria o involuntaria, bien sea por manipulación política o por olvido deliberado. La falta de acceso a la información puede también reforzar este sentido de desmemoria que, sin ninguna duda, se potencia en casos de traumas colectivos como guerras, genocidios o episodios de represión política. Todo ello dificulta la confrontación de estos hechos con la memoria colectiva.

Sea como sea, intentar olvidar o potenciar la desmemoria se puede convertir en una herramienta de protección frente a un hecho traumático. ¿Cuántas veces habéis localizado en vuestra mente aquel episodio que quisisteis olvidar desde la infancia pero que sigue latente en vuestras percepciones? Aunque pensemos que lo hemos superado, se ha enraizado en la profundidad de vuestra inconsciencia y, sin esperarlo, reaparece con fuerza para complicarnos el momento presente. Bienvenidos sean, pues, estos momentos de aparente amnesia que protegen nuestra intimidad y dejan de exponernos frente al peso de estos recuerdos que preferiríamos no haberlos tenido. Pero, ¿cómo actuamos si tenemos una memoria privilegiada y no conseguimos almacenar en la caja fuerte de nuestra mente los hechos acontecidos que provocaron un dolor agudo o intenso en nuestras emociones? La única solución es reforzar nuestro ego y vivir con ellos, aunque duela su actualización en el pensamiento. Una realidad que se puede reforzar si en una misma imagen o vivencia se fusionan más de un trauma o acción contraria a nuestra manera de ser. Pensad, por ejemplo, cuando en una fotografía observais que diversas personas, que han actuado contra vosotras o vosotros en el pasado por diversos motivos como son la confrontación política o el rechazo personal, aparecen juntos en un mismo acto social. En ese momento todo se remueve, la inconciencia pasa a formar parte de la conciencia y puede provocar la actualización del temor o del sufrimiento que, de manera aislada, habíais sentido en vuestro interior.

Una situación como la anterior os recuerda que la amnesia selectiva es falsa, porque no impide la recuperación de los recuerdos que nos fueron dañinos. Más todavía porque nos confirma el mensaje del refranero popular de tanta efectividad: «Dios los cría, pero ellos se juntan». Y piensas de manera inmediata si es casual aquel encuentro o realmente crees en la creación de una confabulación de personas contrarias a tu identidad desde diversas esferas de tu existencia con un único objetivo: actuar contra tu manera de ser y lo que puedes representar para ellos. Buscamos de manera inmediata la aplicación de técnicas que justifiquen aquella coincidencia como la proyección de las envidias que les has provocado o simplemente que tu manera de actuar en el mundo provoca la defensa de personas que, no queriendo asumir sus limitaciones, encuentran en la proyección contra ti una manera de resolver su mediocridad. Es en el momento en el cual, como acción de protección, decidimos olvidarlas. Nos volvemos amnésicos por conveniencia y expresamos: «no los conozco». Y sonreímos amablemente y nos enorgullecemos de la capacidad humana de mentir sin ser descubierto. Dicen que son mentiras piadosas, pero en el fondo son barreras de supervivencia, para no dar el gusto a quienes nos desean mal. ¡Palabra de amnésico!

Carles Cortés

Catedrático de universidad y escritor.

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