Fue director de Antena 3 Radio y de Onda Cero
Ha muerto Peluco. Ha muerto Manuel Alberola. El amigo fiel. El hombre fuerte de la Asociación de Periodistas, el gran luchador. Un hombre montaña, por fuera y sobre todo por dentro. Cuando te saludaba en la calle y te ponía una mano en el hombro, era como si se derrumbara sobre ti el Maigmó. Así era Peluco. Un hombre generoso con los compañeros. Su integridad como hombre es un referente para los muchos amigos que deja en Alicante y en el mundo del periodismo. Fue director e impulsor en Alicante de Antena 3 radio, de la Cope en Murcia y de Onda Cero.
Nos abandonó para siempre el pasado viernes con ochenta años recién cumplidos, y nadie se explica cómo le sobrevino la muerte a este hombre sano, de aspecto saludable y sonriente. Le llegó de súbito. Charo, su mujer, a la que adoraba, estaba junto a él.
Lo fichó para Antena 3 Radio un grande del periodismo español, Manuel Martín Ferrán, que quiso inventar en Alicante una fórmula de periodismo basada en la gestión comercial. Peluco se había licenciado en administración de empresas. Su fichaje causó cierto revuelo en Alicante. ¿Un administrador de empresas al frente de un medio informativo? Pronto se demostró que la nueva fórmula funcionaba, que Manolo Alberola se hizo con el periodismo en la medida en que el periodismo se hizo posible con la empresa que él dirigía. La simbiosis resultó perfecta.
Trabajador incansable, amante de su terreta, generoso con los amigos, idolatraba a sus hijos y nietos. Manuel Alberola fue para quienes le conocimos un ser cercano, siempre dispuesto a colaborar. Humilde, cuando escuchaba y aprendía de los demás; sabio, cuando se mostraba tal como era, un hombre de empresa, siempre complaciente.
Pude hablar con él a finales del pasado año. Se quejaba de las piernas. Lo vi caminar hacia el mar, erguido, firme, con la soltura con la que siempre caminaba. Volví a encontrármelo en vísperas de Navidad, con el regalo de la Asociación de Periodistas en una bolsa. Era uno de esos compañeros que no se perdía una reunión, una fiesta, una oportunidad de departir con sus colegas. Se sentía feliz.
Me tocó en suerte intimar con él durante la época del Club de Directores, integrado por responsables de medios alicantinos que decidieron un buen día olvidar competencias periodísticas y abrir de par en par la puerta a la amistad. Fue una de las épocas más doradas del periodismo. Manolo Alberola, Peluco, era una pieza insustituible en aquel grupo de amigos que se despegaban de sus obligaciones directivas cuando podían y organizaban con sus mujeres viajes y comidas. Recuerdo a Peluco conduciendo una furgoneta, que nadie supo de dónde la sacó, camino de Riopar, con otros gigantes del periodismo como Paco Sardaña, Pedro Romero, Benjamín Llorens, el siempre elegante Félix Parreño. Y las mujeres cantando.
Eran tiempos de disfrute en el que siempre destacaba Peluco, como aquel día en un hotelucho de Riopar que conjuró a las güijas en un tablero desde el que se establecía contactos con espíritus. Aquella noche no durmió nadie porque la mesa a la que nos sentamos se movió… No es de extrañar su intención de reeditar aquel club de amigos. Con él, se pierde la última oportunidad de conseguirlo.
Manuel Alberola, Peluco, deja un hueco en la dirección de medios radiofónicos que difícilmente puede ocuparse. Alicantino hasta la médula, simpático y dispuesto siempre a ayudar a los demás, nunca podrá olvidarse su estela de hombre bueno, íntegro y leal. Con su imagen inolvidable, la Asociación de Periodistas envía un abrazo a su mujer, Charo, a sus hijos y a sus cuatro nietos. Y sus amigos, entre los que me encuentro, le dicen hasta luego con la alegría de saber que él, desde donde esté, dejará caer su manaza en nuestros hombros para hacernos sentir su bondad.
Periodista de oficio, divulgador y de creatividad reconocida… En el recuerdo…
Gracias
Pedro J Bernabeu
Me sumo a tu bella ‘biológica’ más que necrológica. Y añado que siento ‘su manaza’ desde el cielo, que es a donde van los hombres buenos.
[…] comienzo del acto, se recordó a Manuel Alberola, Peluco, recientísimamente fallecido, que hubiera estado presente, como todos los […]