Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

Yo estuve allí

La Sexta informando de una quema de contenedores en Barcelona (Fuente: La Sexta Noticias).
Quiso la casualidad que un congreso de técnicos en dirección de proyectos y espacios de trabajo se celebrara en Barcelona, en plena efervescencia de las "barbacoas callejeras". Ahora se debate si aquello fue terrorismo o "alegre algarada juvenil".

Les cuento.  Salimos del espacio de coworking donde celebramos parte del congreso, cruzamos la plaza de Cataluña entre la sentada independentista y nos insultaron por ir vestidos, algunos, con chaqueta. Hay que señalar que eran una caterva de niños pijos con capa de bandera independentista. Es cierto que parecía más un Tinder global que una reivindicación política aquello.

Luego la cosa fue a peor. En un taxi nos dirigimos al hotel y al grito de «fuera turistas de nuestro país» o «turisme fora» con amagos de atacarnos, obligué al conductor a meterse por dirección prohibida para huir de la chusma pseudopija radical. El taxista, que era sudamericano, estaba algo perdido y asustado por lo que opté por hacer algo que nunca habría sospechado: usar el valenciano para salvarnos: bajé la ventanilla y solté «que soc d’açi, cullons» (luego dicen que la nostra llengua no sirve para nada). Esto calmó a la turba que lanzaba adoquines al taxi y a la policía que había al final de la calle; adoquines enteros, ni piedrecitas ni guijarros saltarines.

En el congreso, los compañeros catalanes pedían perdón y lloraban de vergüenza diciendo que Barcelona no era eso y que sentían las molestias. Un amigo progre residente me comentó que no era nada, que España les roba y que son barbacoas callejeras. Ya saben, los cientos de contenedores quemados en las calles. «Pues saldremos con las butifarras a cenar», le contesté.

En fin, no me extraña el infarto del señor francés que falleció en el aeropuerto cuando pensaba que venía de vacaciones y se vio envuelto en un tumulto salvaje que ahora es una «marcha ciudadana» no comparable con el tiro en la nuca o el coche bomba.

Seré muy carca, tal vez, pero lo que yo vi allí y viví no fue una gamberrada, ni una pacífica reivindicación. Aquello fue un levantamiento fascista independentista que se imponía por la fuerza al resto de vecinos, visitantes o no independentistas que intentaban vivir en paz, trabajar y hacer su vida sin que les tiren piedras, les asusten, aterroricen o les atufen sus casas. A mi me pareció terrorismo y además creo que la policía y las autoridades de España tuvieron la paciencia y la prudencia necesaria y oportuna para no darles ninguna excusa ni ningún mártir, que es exactamente lo que querían.

Con todo, lo peor es que hoy nos quieran vender una historia con la versión que les venga bien. Típico de manipuladores con poder. La mayoría lo vio, estaban allí, y yo también y les aseguro que, además, me hubiera gustado no estar para ver a un pueblo históricamente inteligente sumido en ese gran tsunami de estupidez.

Terrorismo de baja intensidad es como cuando una copa de cristal está «un poco rota». No, está rota. Y por favor, no intenten lavarnos el cerebro ni cambiar la historia retransmitida en directo; no cuela.

Haciendo amigos.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

1 Comment

Click here to post a comment

  • Gracias…
    «ni piedrecitas ni guijarros saltarines», dices verdad, porque lanzaban en las calles de Barcelona adoquines de los que pueden matar…
    Y si eso no es terrorismo ni fascismo, me pregunto ahora, qué es y qué tergiversadores reescribirán la historia a su antojo en su desesperación infame…

    Un abrazo

    Pedro J Bernabeu