Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Crianza consciente

La crianza como camino de desarrollo personal

Fuente: Unsplash.

Durante siglos los hijos han venido al mundo con el principal objetivo de dar continuidad al linaje familiar, seguir los sueños de sus padres, cubrir sus expectativas o similares. Desde hace tan solo unas décadas, la mirada hacia la infancia fue cambiando hasta llegar a dar un giro de ciento ochenta grados en un escenario en el que padres y madres viven mirando y siguiendo a su descendencia. Si bien es cierto, esto ha alcanzado solo a un pequeño porcentaje de la población mientras el otro tanto por cien mayoritario continúa dando pasos en la línea de crianza más tradicional.

Y es que, sin duda, por una parte me gustaría poner atención en que los cambios necesitan de un tiempo y, por otra, también es importante que la balanza no se desequilibre en el proceso, lo cual suele ser frecuente cuando de pruebas y errores se trata. Personalmente siento haberme encontrado en ambos extremos, en el absoluto adultocentrismo antes de ser madre y en el radical niñocentrismo después.

Sin embargo, el refranero español reza que “el tiempo lo cura todo” y que “la práctica hace al maestro” y, apoyándome en la sabiduría popular, te confirmo que es cierto, que los años de estudio mezclados con las extensas horas de experiencia, observación y reflexión, (y tras muchas y muchas pruebas de acierto-error) me han llevado a un punto bastante cercano al soñado “punto de equilibrio” en el que, teniendo en cuenta el permanente juego de la vida entre aprendizajes y ajustes, todo parece que marcha viento en popa.

Poco a poco fui descubriendo este camino de la crianza como un viaje real en el que avanzas a lo largo de un sendero mientras vas encontrando retos y dificultades así como paisajes hermosos. En él hay tiempo para trabajar y para jugar, momentos de estrés y de conexión con la paz más absoluta, tiempo para hablar y para escuchar, pero una de las partes más importantes, bajo mi punto de vista, es permitir un espacio para la reflexión.

Esta sociedad sucede demasiado rápido, vivimos como en volandas, como si algo o alguien nos arrastrara tan rápido que nos elevara del suelo. Parece que nuestras crías crecen muy rápido, demasiado. Comentamos que “se hacen mayores en un abrir y cerrar de ojos” sin habernos enterado. Pero no somos capaces de elegir detener el tiempo y la actividad para pasar una tarde entera a solas, dedicados el uno al otro, cultivando esa relación.

Decidimos continuar en la carrera porque es aquello a lo que estamos más acostumbrados y por lo que se nos ha premiado durante toda nuestra vida.

Por ello, uno de los mayores regalos que he recibido ha sido abrirme y entregarme a vivir mi crianza como una experiencia completa con sus luces y sus sombras, con sus dolores y sus gozos, corriendo cuando es necesario porque nos persigue el león y deteniéndose para saborear los atardeceres que, con su luz, nos recuerdan el descenso de la actividad y nos ayudan a hacer balance de la jornada.

Cada día nos traerá regalos, así como dificultades. Preguntarme cuáles son las herramientas o el conocimiento que me falta para salvarlas la próxima ocasión que aparezcan es la decisión que me ayuda a que el viaje me sirva como máster de desarrollo personal diseñando, paso a paso, una mejor relación conmigo misma y con los que me rodean.

Bajo mi punto de vista, las dificultades son solo oportunidades para mejorar y la crianza nos invita a jugar con unas reglas muy demandantes donde podemos sacar brillo al diamante que llevamos dentro y alcanzar nuestra mejor versión, ayudando a construir ese mundo cada vez mejor en el que soñamos con vivir.

¿Te sumas a la crianza como camino de desarrollo personal?

Merce Pérez

Soy Merce Pérez, trimadre, doula, asesora de crianza consciente y educación emocional, autora de los libros “CONECTADOS. El Arte olvidado de la Crianza Consciente” y “Crianza en la Naturaleza, Educación en Valores”, pero, sobre todo, inspiradora de madres que desean conectar con sus hijos y potenciar el desarrollo de su ser esencial mientras viven la crianza de manera consciente y respetuosa, basada en el amor y la comunicación. Hace trece años nació mi mayor maestro, mi hijo Marcos, un espíritu libre con el carácter de un líder nato. Acompañar su desarrollo desde la confianza y el amor me devolvió como regalo el privilegio de ser el primer testigo de verle crecer con una gran autoconfianza, seguridad y manejo de sus posibilidades. Algunos errores que cometí en el camino también me mostraron el efecto que provocaban. Ahora, con toda mi experiencia y formación, acompaño a familias para que puedan vivir el desarrollo de la mejor versión de sus hijos.

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