Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

La ciudad donde vivo

©Picatoste

Por motivos que no vienen al caso he estado un día de baja y me he quedado en casa. Para mí era una novedad absoluta ya que salvo por el nacimiento de nuestros hijos o por fallecimiento de familiares cercanos nunca, afortunadamente, he estado de baja en los 35 abriles que llevo de autónomo 😱 ¡será algún fallo en la pila, la pila de años que tengo!

La verdad es que como estaba bastante bien me dediqué a hacer esas cosas que siempre están pendientes y nunca vemos el momento. Terminé de repasar, por enésima vez, el texto de una novela corta que publicaré en breve y clasifiqué mi colección de fotografías de Alicante de principios del pasado siglo XX. Una delicia.

Ya he contado que en mi opinión la fotografía ha ido a peor con el tiempo. Es cierto que esa primera instantánea de los tejados de París de 1826 no era una maravilla, pero abrió paso a esos cristales esteroscópicos fantásticos, donde se podían visionar con efecto 3D lo fotografiado; después pasó al papel, que ya fue un paso atrás, y al color, que robó esa esencia única del blanco y negro (o negro y blanco para ser más polite hoy); después formatos digitales y audiovisuales crearon lo que tenemos hoy, que es mucho más universal, detallista e importante como reflejo de la realidad.

Pero los aficionados a la fotografía antigua me entenderán: nada como una instantánea de los pioneros en el arte de la reproducción de la imagen para aprender, buscar, entender y captar la esencia de las personas, de los lugares, de las ciudades, de todo. Porque además sabes el futuro de lo que ves, conoces lo que pasó después, lo que permanece y lo que desapareció y eso te convierte en sabio.

Ves a las gentes que captó la imagen y muchas veces notas gestos serios, incluso desconfiados, recuerdan esa creencia de los indios americanos de que las fotografías te roban parte de tu alma, y verdaderamente parece cierto que la supervivencia de las imágenes y su intemporalidad nos transmiten sensaciones vivas de quienes ya no están y por tanto nos muestran su recuerdo, el instante, su espíritu atrapado en la foto y parte de ese «alma».

©Picatoste.

La verdad es que esto tiene que conocerse y voy a proponer su difusión, es realmente intenso el sentimiento de la ciudad de Alicante que reflejan estas fotografías y su indudable y refrendada atracción de nuestra terreta para quien la visita. Recuerdo siempre esa frase cierta de mi gran amigo alicantino, Agustín Vaquero*, «ten cuidado, amigo. Si pasas unas horas más en esta ciudad, tú también te acabarás enamorando de ella». Agustín, como le pasaba a Carlos Arniches, unía el amor a su tierra con la nostalgia de quien no puede pasar todo el tiempo que quisiera en ella. Los sentimientos se acrecientan cuando estás lejos, como si la ciudad fuera la persona amada, lejana o ausente.

Esas imágenes, esas gentes reflejadas en ellas, son las que consiguieron que estemos hoy aquí: nuestros antepasados y el nexo es el lugar, nuestra ciudad, por ello es importante verlos como eran, lo que hacían y dónde.

Ya les digo que clasifiqué 108 de más de 400 instantáneas y cada una de ellas me pareció un momento mágico. Y ¿quién disfruta en un día de 108 momentos mágicos? Les dejo algunas que se han publicado en el libro Alicante Estilo XV edición. Además, son un homenaje a la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante que cumple 120 años, o sea que se gestó en la época que reflejan estas fotografías. A ver si hoy hago amigos de verdad…

*El alicantino Agustín Vaquero es considerado como el mejor creativo publicitario español del siglo XX y creo que sería justo que tuviera una calle en Alicante. Ahí lo dejo. Y seguro que, cuando lo lea, me pega la bronca.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

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