Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

La involución, como la guerra y el odio, nunca serán progreso

Monumento a Las Trece Rosas en el Cementerio de la Almudena de Madrid. Fotografía de dr_zoidberg (Fuente: Wikimedia).
Hoy quiero recordar a ‘Las Trece Rosas’, a unas monjitas y a un joven alicantino católico, víctimas de la Guerra Civil y la posguerra.

Nos fascina la palabra ‘progreso’ y de ahí que la hayan tomado como bandera los políticos de todo el mundo, aunque no para todos signifique lo mismo. Hay más. Como dice mi amigo Benjamín, los hay que cuando dicen ‘progreso’ deberían decir ‘involución’. Y completo su aserto con este otro: la involución, como la guerra y el odio, nunca serán progreso. Estamos rodeados de guerra y odio y no hemos aprendido nada de la primera mitad del siglo pasado, plagado de dos grandes guerras y otras muchas, algunas nada desdeñables y comparables a las que sufrimos ahora en Ucrania-Rusia y en Israel-Gaza. Si bien lo miramos, debemos concluir que la historia de la Humanidad está hecha de oasis de civilización y culturas maravillosas en medio de todos los desiertos belicosos, casi siempre cainitas.

Lo de ‘cainitas’, todos sabemos que viene de cuando Caín mató a su hermano Abel. De ahí que las peleas, o las guerras, entre hermanos se califiquen de cainitas. Como quiera que las tres grandes religiones monoteístas tienen a Abraham como ‘padre de los creyentes’, eso nos lleva a que generalmente se sostenga que judíos, cristianos y musulmanes seamos hermanos y andemos metidos en guerras cainitas desde hace unos 1400 años. Todas han presumido de ser organizaciones de paz y amor entre los hombres y todas han sido manipuladas, unas veces por sus dirigentes y otras por gobernantes para sus intereses torticeros, para peleas y guerras que causaron odio y muertes por millones.

Muertes en Ucrania, Gaza o Israel, ahora, con dolor individual y familiar, pero que, con el paso del tiempo, serán sólo una estadística. ¿Cuántos millones de muertos hubo en las dos grandes guerras mundiales del siglo pasado? ¿Y en la Rusia de Stalin, en la China de Mao, en Camboya, en Vietnam, en la Guerra Civil española y su posguerra?

Hace unas fechas recordaban algunos medios de información el asesinato de Las Trece Rosas, trece jóvenes mujeres de izquierdas, en Madrid, fusiladas por el franquismo el 5 de agosto de 1939, recién acabada la contienda civil, chicas de entre 18 y 29 años. Enorme injusticia y tremendo y cruel error, como terrible crimen y gravísimo error (como tantos otros miles) el de cuatro hermanas monjas de Algemesí, tres de ellas clarisas capuchinas (cuyos retratos volví a contemplar anteayer al visitar la iglesia de esas religiosas en la calle peatonal que une la Rambla alicantina con la plaza de la Montañeta) y la otra agustina, cuatro monjitas de clausura refugiadas en su casa y sacadas, con su madre, para asesinarlas, fusiladas las cinco.

Hace unos días les contaba a ustedes cómo un joven alicantino, Francisco Castelló, era fusilado en Lérida,el 29 de septiembre de 1936 por sicarios del Frente Popular. Y les recordaba a los lectores que hubo rosario y misa por su alma y por las de todos los difuntos de nuestra guerra y de todas las guerras con las que nos matamos. Crueles e idiotas.

Retrato de Francisco Castelló en la Basílica de Santa María de Alicante. Fotografía de Founding (Fuente: Wikimedia).

Algunos recordamos esos tristes sucesos para no sólo rezar por las víctimas, sino para rezar por los vivos y recordar a los dirigentes políticos de todos los partidos y muy especialmente a los que nos gobiernan que su misión es buscar la paz y el entendimiento; que no basta con las palabras, sino que tienen que actuar. Pero actuar perdonando y perdonar a los que se arrepienten de sus pecados políticos contra España.

Y es que perdonar a los que no piden perdón no es de buenas personas y mejores políticos, sino de idiotas. No puedes perdonar a los que te están gritando que van a volver a hacerlo. ¿Cómo puedes perdonar a los que han disparado contra tu madre mientras te dicen que volverán a intentar asesinarla? Y menos puedes andar diciendo a tus familiares y amigos que lo que haces es ‘progresista’.

La involución, como la guerra y el odio, nunca serán progreso. Las palabras tienen que responder a los hechos y viceversa. Hoy he querido recordar a ‘Las Trece Rosas’, a unas monjitas y a un joven alicantino católico, víctimas de la Guerra Civil y la posguerra, no sólo como homenaje, sino como símbolo de la sinrazón de las guerras y los odios que las generan y las sobrepasan.

Quiero hacer un homenaje a Las Trece Rosas, que nunca debieron morir fusiladas, por pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) o al PCE: Carmen Barrero Aguado, de 20 años; Martina Barroso García, de 24; Blanca Brisac Vázquez, de 29, la mayor y que no era ni del PCE ni de las JSU, sino pianista católica, pero (hasta ahí llegó la ceguera del odio) novia de un músico comunista; Pilar Bueno Ibáñez, de 27; Julia Conesa Conesa, de 20; Adelina García Casillas, de 19; Elena Gil Olaya, de 20; Virtudes González García, de 18; Ana López Gallego, de 18; Joaquina López Laffite, de 23; Dionisia Manzanero Salas, de 20; Victoria Muñoz García, de 20; y Luisa García de la Fuente, de 18.

Homenaje obligatorio también a las hermanas Purificación (religiosa agustina), de 47 años; María Jesús, María Verónica y María Felicidad (clarisas capuchinas) y a su madre, de 83 años, de Acción Católica; al joven alicantino de 22 años, Francisco Castelló, emigrado a Lérida y perteneciente a la Federación de Jóvenes Católicos de Cataluña, y a todos los muertos de los dos bandos de una contienda injusta (como todas) pero que algunos no quieren olvidar.

Perdón, amor, concordia, paz, convivencia. Palabras sagradas que nadie debe utilizar para blasfemar contra ellas. Nos estamos cargando la división de poderes. Nos estamos cargando la esencia de la democracia. Ya dije recientemente que esta democracia es una mierda. Pido perdón por la palabra mierda, pero sigo manteniendo que nos estamos cargando la democracia. No sólo no respetamos el Poder Judicial, sino que lo ofendemos. Tan grave o más que judicializar la política es politizar la justicia.

Posdata

¿Judicialización del fútbol? Es lo penúltimo que nos faltaba por oír. En Cataluña lo politizan todo. Y el presidente del Fútbol Club Barcelona, que es más que un club, y su entrenador Xavi, consideran que el Real Madrid es también más que un club y está detrás de la supuesta persecución judicial al equipo blaugrana en el llamado ‘caso Negreira’. A ese Negreira (con supuesto poder arbitral durante muchos años) lo habrían forrado de millones varios presidentes, entre ellos parece que el ‘actual’ Porta cuando fue presidente ‘hace un montón de años’. Un juez investiga el caso. Y no lo dejan trabajar tranquilo creo yo, como ocurre con el Tribunal Supremo en el ‘caso Puigdemont’.

Joan Laporta. Fotografía de Ómnium Cultural (Fuente: Wikimedia).

Porta cree que el Real Madrid presiona ‘sociológicamente’ contra el Barcelona, aunque no me consta que lo haya llamado fascista y franquista. Sánchez quiere salvar a Puigdemont (al que el propio Pedro le endosó el artículo 155 de la Constitución) de las garras de la Justicia y Porta al Barcelona. Ambos con amnistía, pero la de Porta, preventiva. Algo huele mal, pero que muy mal, cuando no quieren que todos seamos iguales ante la Justicia.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

2 Comments

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  • Ecuanimidad, sí señor, Don Ramón Gómez Carrión… Sin contagios patrios ni del biberón, nacimiento aquí en España, por la familia, el investigador Hugh Tomás (Universidad de Cambridge) ha demostrado que hubo «miles de asesinados en la retaguardia, 8.000 curas quemados, maestros fusilados por uno y otro bando, monjas violadas y asesinadas…» Y concluye: «Cierto que un bando tuvo ocasión de honrar a sus muertos y el otro bando no. (…) Pero a algunos no les interesa que la Guerra Civil Española muera «. Y me pregunto hoy (sin generalizar, 80 años después de su final en 1939…) si a estos miserables que ahondan, una y mil veces, en las heridas para reabrirlas habría que juzgarles por apología del odio con las leyes que están impulsando…
    A mi familia le robaron todo en la posguerra pero olvidamos y no somos ni vivimos como ‘murilados de guerra’…
    Un abrazo

    • Zapatero fue el gran traidor de la concordia, esa maravilla que llegó con la Transición. Y Pedro Sánchez, ‘El Impotente Demócrata», su alumno aventajado, quiere acabar con la Constitución, con la Monarquía Parlamentaria y con las libertades, eso sí, en nombre de la libertad y la convivencia. Mienten Zapatero y Sánchez y mienten siempre. Son los padres de la mentira envuelta en papel de regalo. Menudo regalo nos han hecho y no veas el próximo… «¡No les interesa que la Guerra Civil Española muera!» Buena cita. Un abrazo.