Una mierda de democracia

La de Franco fue una democracia orgánica ‘porque hacía lo que le salía de los órganos’, es decir, de los cojones, ahora hemos ‘progresado’ y hemos alcanzado la gran democracia de los enemigos de la democracia, es decir, una ‘democracia de mierda’. Lamento (pero poco) haberme transformado en un articulista escatológico. Lo de hoy llueve sobre mojado, sobre el artículo anterior titulado ‘Hay muchas formas de cagarla’. No debería yo caer tan bajo. Nadie debería hacerlo. Pero a ver qué haces y qué dices cuando un presidente en funciones, que ha perdido las elecciones generales, insulta al que las ha ganado y se une, para gobernar, a varias bandas de facinerosos, muchos de ellos tras salir de la cárcel supuestamente recuperados para la sociedad de la que todos formamos parte, pero reiterando que volverán a hacerlo.

¿Qué es lo que desean hacer? Lo proclaman alto y claro: independizarse de la puta España (perdón, España, perdón, Señor Dios), aunque hayan nacido españoles y lleven el carnet de identidad de España. Ellos son otra cosa. Ellos son ‘trans’. Y si los hijos de quienes han hecho la ley para cambiar de sexo por la cara y por presentarse ante el juez con 16 años (o como el ‘trans’ de la alicantina cárcel de Fontcalent al que pasaron de los módulos de hombres a los de féminas y dicen que dejó embarazada a una reclusa), si ellos, los ‘trans’, logran sus fabulosos sueños, ¿por qué van a renunciar a los suyos los independentistas? ¿Que Cataluña lleva más de quinientos años siendo España tras la unión del reino de Castilla y la corona de Aragón? ¿Que la Guerra de Sucesión a la muerte de Carlos II hay que cambiarla por Guerra de Secesión?, pues se cambia, aunque para eso haya que defecarse en Rafael Casanova, tapando la caca con coronas de flores, pues se defeca mintiendo contra la historia y contra documentos firmados por el propio Casanova.

Si el Senado es la cámara de las autonomías, se justifica la utilización, allí, de los idiomas propios de cada comunidad, cooficiales con el español (el castellano que hablan seiscientos millones de hispanoamericanos), que es el común a todos y que es el único que debería utilizarse en el Congreso de los Diputados, representación de todo el pueblo español. Lo que es evidente no necesita demostración. Pero vete tú a explicarle esto a Pedro I el Ignorante que es un listillo que hasta se abraza con Puigdemont, al que prometió traer a España para juzgarle y ante el que, ahora, se arrodilla pidiéndole perdón por haberle perseguido. Bueno, le dirá que no fue él, sino unos jueces muy malos, sobre todo un tal Llarena, que se empeñó y se empeña en perseguirlo siendo como es Puigdemont un hombre de paz, casi tan pacífico y bienhechor de la patria como Otegui.

Algún día, cuando Cataluña y Euskadi sean independientes, Pedro Sánchez, ya venerable anciano, escribirá sus ‘Memorias de un traidor mentiroso’ poniendo en claro, ‘negro sobre negro y rojo sobre rojo’ (muerte y violencia), las sublimes razones que le llevaron a traicionar a España, a más de ochocientos asesinados por ETA, entre ellos doce socialistas cuyos nombres no voy a volver a repetir hoy. También aclarará sus humillaciones ante los separatistas catalanes y vascos. Lo que nunca podrá ‘aclarar’ es por qué nunca quiso buscar la alianza con el Partido Popular para gobernar para el 90 % de los españoles, por lo menos.

Una vez más proclamo que no defiendo al PP ni a ningún otro partido. Paso, pasé y pasaré de partidos. Me preocupa y ocupa España, como a la inmensa mayoría de los españoles, también los que votan al PSOE de Sánchez y quisieran que se aliara con el PP y no con los enemigos de España. Ya sé que predico inútilmente. Me recuerda el nuevo parlamento español al templo de Jerusalén ‘okupado’ por cambistas, vendedores de corderos y palomas, gente que hizo del lugar sagrado un mercadillo de estafadores. Llegó Jesucristo, rodeado de sus apóstoles, y dispersó corderos y palomas; tiró al suelo mesas de compra-venta y cambio, gritando que estaban convirtiendo el templo de Dios en una cueva de ladrones. El Congreso de los Diputados, templo de la democracia, ha sido asaltado por separatistas, comunistas de la dictadura del proletariado, exterroristas homenajeadores de terroristas… Son auténticos okupas políticos que prometen sus cargos con fórmulas que avergonzarían a Cicerón, a Séneca, a Marco Aurelio, a César y a Augusto, pero que le suenan bien a la nueva presidenta de las Cortes, la mallorquina Armengol, que hará buena a la catalana Batet.

Me reitero en lo que decía al principio. Tenemos una mierda de democracia. Se ciscan en ella los amigos de Sánchez, de quien decía el filósofo Savater, equivocadamente, que no estaba vivo, sino mal enterrado (hay que recordar a Zorrilla y su Tenorio: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”). Dime con quién andas y te diré quién eres. Si con Franco tuvimos una ‘democracia orgánica’ ahora tenemos una ‘democracia defecada y maloliente’ disfrazada de monarquía parlamentaria. Franco se cargaba a todos los que querían hacerle sombra. Sánchez hace lo mismo. Dos dictadores, uno de derechas y otro de izquierdas. Este se rodea de ‘fieles’ que aplauden sus barrabasadas, pero la Historia (con mayúsculas), si no rectifica, lo ‘coronará’ con esta leyenda: ‘el peor presidente del siglo XX español, peor aún que Zapatero’. Acabaron con la concordia de la Constitución de 1978 y promovieron el odio con una falsa memoria histórica de ZP, que Pedro Sánchez agravó denominándola memoria democrática. Perded toda esperanza los que ansiáis nuevas elecciones generales en diciembre. No las habrá. La suerte está echada. ¡Delenda est Hispania! Es lo que hay, como mínimo, para los próximos cuatro años. Menos mal que no habrá referéndum ni en Cataluña ni en el País Vasco. Lo ha dicho García Page.

Posdata

Pedro Sánchez tampoco quiere referéndums. Y menos, independencia. Porque si se independizan Cataluña, el País Vasco y Navarra (absorbida por Euskadi), perdería más de cincuenta diputados, que son los que le han permitido gobernar los cinco últimos años y lo sostendrán los próximos cuatro. En las siguientes elecciones generales se llevaría una gran paliza del PP y Vox, sin que los raquíticos escaños de Yolandita (que no suma, sino resta) le sirvieran de nada. ¿Tranquilos, por tanto, porque no se divide España? Pues sí; por eso sí, aunque no nos libraremos de un futuro lleno de chantajes que sólo beneficiarán a esas regiones ‘separatistas’, las cuales seguirán llevándose las mayores inversiones del Estado en detrimento del resto. Ahora entiendo por qué mi amigo Cándido quiere que vascos y catalanes se vayan de España y lo dejen tranquilo. No le caerá (no nos caerá) esa breva. Seguiremos siendo martirizados con los viejos fantasmas predicando que hay que modificar la Constitución y hacer del Estado de las Autonomías un país de países, una nación de naciones o una monarquía parlamentaria multinacional. Ahora sí que a España no la conocería ni la madre que la parió, como profetizara el ‘fascista antisanchista’ Alfonso Guerra. Pero nada es seguro, ya que el profeta Sánchez un día profetiza una cosa y otro día otra. No es que mienta, es que cambia de opinión. Y ahí lo tendremos, con su Moncloa y su Falcon, dando saltos de contento con esos juguetes que le va a volver a traer el rey mago Felipe VI.