Los destinos turísticos de nuestro país son destinos maduros, sí, pero con una madurez ciertamente atrayente que los convierte en opciones recurrentes por muchos motivos de viaje. De esta forma se han reinventado una y otra vez los productos y experiencias, gracias a políticas públicas enfocadas a la cultura del anfitrión y, sobre todo, a una orientación y apuesta permanente por un sector turístico que no ha dejado de reinvertir y que, cabe recordar, supone el 14 % del PIB y es un referente a nivel mundial.
Sin embargo y con la misma fuerza que da el rigor de estos datos, no hemos de caer en la autocomplacencia, ya que, aunque nuestros destinos hayan madurado más que bien (en marchas distintas según el territorio, como ocurre casi siempre), los viajes, experiencias o paquetes orientados hacia los “viajeros maduros” no terminan de hacerlo en la misma medida. Los destinos turísticos pueden —y me atrevo decir, deben— ser mucho más “senior friendly” y tienen un gran margen de mejora respecto a la actualidad, especialmente si pensamos en lo que significa —y significará— este segmento poblacional.
Los destinos turísticos óptimos para recibir a personas mayores suelen tener ciertas características que promueven la comodidad, seguridad y accesibilidad para este grupo demográfico. Tendemos a concentrarnos en un único factor doble, como dicen los sajones, la seguridad y la sanidad (Security and Safety). Algunos de los factores clave, sin embargo, van mucho más allá de la salud y la integridad personal y no distan tanto de los gustos de cualquier otro segmento de población. Al fin y al cabo, una persona mayor es como cualquier otra, solo que con más canas.
Algunos factores que hacen que un destino sea atractivo para los adultos mayores son los siguientes, a saber:
- Accesibilidad y transporte. Un destino que cuenta con una buena infraestructura de transporte público, calles accesibles y opciones de transporte adaptadas es importante para facilitar la movilidad de las personas mayores.
- Alojamiento adecuado. Los alojamientos (hoteleros y extrahoteleros) que están bien adaptados para personas mayores, con facilidades como habitaciones accesibles, pasamanos, ascensores y espacios seguros, son fundamentales para una estadía cómoda y segura.
- Oferta cultural, activa y recreativa. Destinos que ofrezcan actividades culturales, recreativas y de entretenimiento adecuadas para personas mayores como museos, conciertos, paseos tranquilos, entre otros, serán más atractivos para este grupo.
- Clima favorable. Un clima ameno y moderado puede hacer que el destino sea más agradable para los adultos mayores, evitando temperaturas extremas que puedan dificultar su movilidad o afectar su salud.
- Seguridad y baja criminalidad. Destinos con bajos índices de criminalidad brindan una sensación de seguridad para los adultos mayores, permitiéndoles disfrutar de su viaje sin preocupaciones excesivas.
- Alimentación adecuada, estilo de vida óptimo. Un destino con una variada oferta de alimentos saludables y opciones de comida adaptadas a las necesidades dietéticas de los adultos mayores es un aspecto relevante, donde, además, los distintos lugares te inviten a la actividad al aire libre y el ejercicio.
- Espacios verdes y áreas de descanso. La presencia de parques, jardines y áreas de descanso bien mantenidas facilita la recreación al aire libre y proporciona lugares tranquilos para el descanso.
- Programas y servicios especializados. Destinos que ofrecen programas específicos para adultos mayores, como excursiones con guías especializados, talleres culturales o actividades de bienestar, pueden ser más atractivos para este grupo.
- Servicios de salud y asistencia médica. Por supuesto, este factor es importante, pero no el único. La disponibilidad de servicios médicos y de atención sanitaria de calidad es un factor crítico para que los adultos mayores se sientan seguros durante su viaje.
Si lo piensa bien el lector, seguro que se le ocurren muchos lugares de nuestro país que no solo reúnen alguno de estos factores, sino todos. Entonces, ¿por qué no se orienta la oferta de forma decidida a atraer, mimar y potenciar al principal segmento de edad de nuestro país? ¿Cómo podrían diseñarse estrategias que combinaran no solo experiencias puntuales, sino la configuración de un destino para mayores 360 grados? No hablamos, pues, solo de salud, sino de un conjunto de opciones y argumentos que afectan a la elección y la experiencia del viaje.
De todas estas cuestiones hablaremos, largo y tendido, en el próximo II Simposio Internacional sobre Mayores, Turismo y Salud, que tendrá lugar el 14 septiembre 2023, en el Salón de actos de la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, Campus San Vicente. Les espero allí (dense prisa, me dice la organización que las inscripciones están a punto de cerrarse).
Veremos ejemplos concretos, experiencias y, sobre todo, generaremos debate en torno al mayor que viaja, de forma integral e integradora, ya que, en la experiencia de quien les habla, suele apartarse de las estrategias de segmentación, salvo en programas públicos que, en muchos casos, ya han quedado algo obsoletos.
No deja de ser curioso que, como tantas veces, cuando pensamos en el segmento sénior, tenemos en la cabeza personas que son otros. No se olviden, mayores seremos todos, en el mejor de los casos.
Con su permiso, aunque hablemos de personas mayores, me despido igual que cuando íbamos al cole, que la vida, al fin y al cabo, está llena de contrastes. Les deseo unas felices y seguro merecidas vacaciones, espero que puedan descansar estos días.
Nos vemos en septiembre.
Jose F. Mancebo Aracil
Miembro de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo
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