Mundo adulto

“Bienvenido al mundo donde todos tenemos que actuar ante todos, el mundo donde caer bien o mal es la diferencia entre llegar al éxito o fracasar en el intento. Allá donde cuanta más razón tengas, más equivocado estarás. Donde nunca sabrás quién te quiere de verdad y quién te engaña, donde te harán la pelota y tendrás que doblegarte ante quien ni lo piensas.

“Bienvenido al lugar donde el carpe diem alcanza su verdadera dimensión, donde, si no disfrutas de lo que tienes hoy, mañana puedes no tenerlo más; donde reina el extremo egoísmo y seguirá en el poder eternamente y nunca lo podrás derrocar. Ese lugar donde importa lo que piensen de ti, lo que digan de cada uno, donde los secretos se guardan, donde eres el último en enterarte de lo tuyo; donde la verdad no se puede decir nunca, jamás. Un espacio donde ser bueno es ser tonto, generoso, ingenuo y confiado primo, donde lo primero es cada uno y luego ya veremos los demás, un mundo éste donde, si te confías, es mejor morir. Donde el honor se perdió hace mucho; donde o espabilas, o estás fuera; donde vas solo, totalmente solo, nadie te sigue. Allí donde si te hundes, todavía te darán patadas para que no levantes cabeza.

“Bienvenido al mundo donde la fidelidad es una entelequia, donde la difamación es un derecho de comadres y el respeto es interés y por tanto es falso; donde no hay amistad, solo conocidos y de conveniencia. Allá donde tanto tienes tanto vales, donde cada ayuda cada favor lo pagas muy caro, carísimo. `¿Por qué me odiará tanto si nunca le hice ningún favor?´

“Bienvenido al lugar donde te puedes quedar perplejo, impactado y deprimido cuanto más altas sean tus expectativas: donde las cosas se superan con la desmemoria, no con el esfuerzo conjunto”.

Así le informó aquel padre a su hijo que acababa de terminar la carrera y empezaba su trabajo en el mundo laboral, transmitiéndole desde su experiencia, no solo del trabajo sino también de la vida.

— ¿Tan complicado es todo?

— Mucho más, hoy me has pillado optimista.