Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Balones a la olla

Tocata y fuga de Escobar… el carro estaba en Algeciras

Manolo Escobar, el entrenador (Fotografía de Diego Ferrándiz).

Pertenezco a esa generación que, de niños, escuchábamos a Manolo Escobar cantar aquello del carro, le seguimos oyendo de adolescentes y después de adultos, hasta que un día el hombre, incluso, se fue de este mundo. Murió y le hizo la puñeta al Danacol —la marca debió haber pensado en alguien más joven para publicitar los beneficios de una vida sana y la lucha contra el colesterol—. Quizá nunca llegó a encontrar su carro, pese al eterno y permanente lamento de haberlo perdido… “¿Y dónde estará mi carro?”

Por eso, cuando el Hércules fichó a mitad de esta temporada a “Lolo” Escobar, en sustitución del destituido Ángel Rodríguez, pensé: ”Este es Escobar de apellido, y si es ‘Lolo’ es porque es Manolo y si es Manolo es porque es Manuel, el cantante símbolo de España y el entrenador extremeño se llamaban exactamente igual”.

Manolo Escobar, el cantante, iba siempre acompañado de sus hermanos, le tocaban las palmas y le tocaban la guitarra en sus actuaciones, y así todo quedaba en casa. “Lolo” Escobar, el entrenador, también vino a Alicante acompañado de su hermano, casi una copia, físicamente hablando. El hermano sería su ayudante, o su segundo o su mano derecha, para que fuera otro “pa mi Hermano” y así todo quedaba en casa.

Tuvo un comienzo meteórico en el Hércules: revirtió la situación, las derrotas se convirtieron en victorias, las malas caras en alegrías, de la parte baja de la tabla a la parte alta, de nuevo con opciones de jugar el play-off, incluso aunque algún punto se dejó de sumar porque nos birlaron un gol, como en Alzira.

Pero el fútbol, a la postre, te da lo que te quita y te quita lo que te da. Llegaron los malos resultados y de nuevo los problemas y sinsabores. Finalmente nos salvamos, pero no hubo disputa de promoción de ascenso, sólo el conformismo de jugar otra edición de la Copa del Rey. Acabó la temporada y no estaba nada clara su continuidad. “Lolo” terminó reprochando a todo el entorno herculano — propiedad, directiva, secretaría técnica, medios de comunicación y afición— , la gran presión y estrés que, en definitiva, se soportaba al frente de un club como el Hércules.

Pese a las dudas, también es cierto que Escobar, el entrenador, tenía un año más de contrato y, de pronto, se postuló él mismo para su continuidad. Quería seguir y no negociar su salida, pero con condicionantes: en su condición de técnico pedía y exigía cortar y pinchar en la confección de la nueva plantilla, que se escuchara su voz y opinión, ya que cuando llegó, la plantilla estaba hecha. A modo de ojeador, técnico y veedor, él daría nombres, aconsejaría fichajes, daría el visto bueno a bajas y altas, entradas y salidas. O lo que es lo mismo, pidió ser importante, y la propiedad y el secretario técnico, Paco Peña, así lo bendijeron.

Manolo Escobar, el cantante. Fotografía de Pereandreo (Fuente: Wikimedia).

Alguno de los ya fichados para la próxima temporada han firmado porque él lo dijo o pidió. Todo parecía más o menos normal en el Hércules este verano, los tiempos se iban cumpliendo y las cosas no se estaban haciendo del todo mal, pero ¡ah, amigo, esto es el Hércules! Aquí todo es diferente, atípico, anormal, grotesco, descabellado y ni el propio Ortiz ha sido el culpable de algo así, esta vez.

A principios de la semana pasada el entrenador “Lolo” Escobar se arrancó, no sé si por soleares, por fandanguillos o por algún otro palo; lo cierto es que entonó el “POROMPOMPERO”, que cantaba su primo y, sorprendiendo a propios y extraños, dijo que se iba, que no continuaba, que tenía una oferta de un grupo de Primera RFEF, un histórico de Andalucía, el Algeciras.

En el entorno del club cundió una incredulidad con mezcla de estupor, al tiempo que se le calificó de traidor. Es como el novio que deja plantada a la novia prácticamente en el altar, y además después de lo mucho que ella se lo había pensado para darle el “sí quiero”. El Hércules ha reaccionado pronto con la contratación de un nuevo técnico, Rubén Torrecilla. Es evidente que alguien que no quiere estar, no debe estar. Pero, por otra parte, pidió a “Lolo” una compensación económica, a él o al club que le pretende, algo muy inusual para esta categoría. Hay que recordar que, cuando es al revés, un club cesa a un entrenador, la entidad debe asumir sí o sí la totalidad del contrato. En el caso contrario no parece lógico que la otra parte “se vaya de rositas” habiendo un contrato firmado de por medio.

Sea como fuere, este pasado sábado se anunció un acuerdo, supongo que nada amistoso, por el que los hermanos Escobar, “Lolo” y su hermano, el que le toca las palmas o la guitarra, rescindían el compromiso que existía hasta el treinta de junio de 2024 y se marchaban rumbo hasta Algeciras, provincia de Cádiz.

Así ha pasado por Alicante el entrenador de Don Benito, como una estrella fugaz, rápidamente, como aquello que pudo haber sido y no fue. Primero nos deslumbró y después nos decepcionó.

Ojalá gusten al nuevo entrenador los fichajes ya hechos que vinieron de su mano y a petición propia. Y ya saben, el bueno de Manolo Escobar, que se pasó toda su vida buscando su carro, quizá lo encontrara en el más allá, en la eternidad. Este otro Escobar, “Lolo”, parece que tenía el carro aquí en la tierra, mucho más a mano, y con otros intereses personales, sociales y económicos.

Ya lo saben: si alguna vez en el trabajo no toleran el estrés y la presión del entorno y además encuentran una mejor oferta económica, recuerden: EL CARRO DE LA FELICIDAD ESTÁ EN ALGECIRAS. ¿Quién lo iba a decir?

Diego Ferrándiz

Se puede ser de equipos muy grandes, muy famosos, ganadores de muchos títulos, pero nosotros somos del Hércules. Modestia y orgullo pueden ir de la mano. En nuestro corazón habita ese pálpito blanquiazul. Sentimos al Hércules, como sentimos la Explanada, el Postiguet o la Cara del Moro. Macho Hércules.

3 Comments

Click here to post a comment