Esta reflexión en forma interrogativa que hace alusión al film de los hermanos Coen aplicado a mi país, me asalta en plena celebración de la conferencia que el pasado 8 de mayo se celebró en la Sede de la Universidad de Alicante, organizado por la Asociación Gerontológica del Mediterráneo (AGM), y expuesta por los doctores jubilados Daniel Almenar Cubells y José Vilar Samper, oncólogo y radiólogo respectivamente en el hospital Doctor Peset de Valencia con el título: “La efectividad de los programas de screening después de los 70 años en la prevención de cáncer en personas mayores”, en la que se debatió sobre la ausencia de estos programas en las personas a partir de esta edad.
A la vista de la realidad que se desprende de los datos científicos fehacientes que nos presentaron estos expertos de forma amena y rigurosa a la vez, se puso de manifiesto que, lejos de disminuir la incidencia de cáncer con la edad avanzada, ésta aumenta, dándose la paradoja de que, a pesar de esta evidencia, en la actualidad, se priva a este grupo de este screening. Ciertamente me siento doblemente afectado: como presidente de AGM y como mayor de 70 años, y no puedo sustraerme a la incomprensión que producen este tipo de políticas que, ignorando estos datos, condenan a un grupo de población que está alargando su expectativa de vida de forma espectacular a vivir bajo una espada de Damocles, como es la posible adquisición de una patología tan grave como es el cáncer por falta de prevención. No puede calificarse esta situación de otra forma que con el apelativo de edadismo, discriminación por motivos exclusivamente de edad.
Al mismo tiempo, me reconforta otro tipo de realidad: la que día a día desarrollan personas como los doctores Vilar y Almenar, quijotes de la ciencia luchando contra gigantes de una burocracia, con directrices fruto quizás de la aplicación de algoritmos con sesgos economicistas. Estas y otras iniciativas de este tipo, esperamos que consigan despertar conciencias y quizás, quiero creer también, cambios en políticas de exclusión que, como ésta, son profundamente injustas.
Pero es que, además, AGM tiene la fortuna de tener un equipo, unos compañeros de viaje con las mismas convicciones que aseguran la persistencia en la lucha contra esta lacra discriminatoria del edadismo que no se ciñe solo a la medida a la que aludía, sino que está presente en otras facetas de nuestra sociedad. Además, nos incluimos como Asociación dentro de un conglomerado con otras instituciones sensibles a estas cuestiones, como la Universidad de Alicante que implementa acciones como el programa Senior UA, donde se proyectan y ejecutan una serie de actividades culturales y deportivas que son un ejemplo de acciones integradoras y motivadoras de un envejecimiento activo y saludable. Por otro lado, tenemos una relación estrechísima con la UPUA, la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante que, en las antípodas de este tipo de políticas, lleva a cabo actividades por todos conocidas, que son reconocidas internacionalmente, como la que culmina en estos días, la de alcanzar el logro de ser la primera Universidad de España en enviar a sus alumnos, personas mayores de 50 años, a programas Erasmus en Polonia e Islandia. Esto sí es motivar y aumentar la autoestima de las personas mayores, con consecuencias favorables para su salud física y mental.
Cómo olvidar la enorme labor del Observatorio de Mayores y Medios de Comunicación (MAYMECO), de la UPUA, equipo coordinado por la profesora Irene Ramos, miembro asimismo de AGM, que vigila el tratamiento informativo de las personas mayores, intentando erradicar estereotipos que no representan a este colectivo. Asimismo contamos con un convenio de colaboración con APPA(Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante), que nos abre una ventana al mundo para que los objetivos de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo sean difundidos en el periódico digital Hoja del Lunes, de Alicante, que ha recibido recientemente el Premio Ana Baschwitz al Mejor Medio de Comunicación en 2023.
Estas relaciones, y los logros conseguidos por todos estos organismos, y modestamente por AGM, me impulsan a hacerme de nuevo la pregunta: este país ¿es amigable con los mayores?… ¿es país para viejos? Pues visto lo que antecede, podemos decir como en la canción de Jarabe de Palo: Depende, ¿de qué depende? En definitiva, la respuesta a la pregunta es que, efectivamente… depende, y dependerá de erradicar políticas discriminatorias por razón de edad y fomentar y promover cada uno desde su posición, acciones de inclusión como las que hemos enumerado, de promoción de la salud del mayor, de aumento de la autoestima, de vigilancia de los medios de comunicación en cuanto a la propagación de estereotipos injustos y falsos, de difusión de los trabajos de entidades dedicadas a la promoción de la calidad de vida de los “viejos”, a través de estos medios, y de muchas más acciones en esta dirección.
Y siguiendo con otra frase de la canción, que indica que según como se mire todo depende, creo que, efectivamente, la mirada debe concentrarse en concienciar, a quien no lo esté, de que las personas mayores siempre han sido, son y serán un tesoro para la sociedad que los cuide como tal; un tesoro de experiencia, sabiduría y sensatez, imprescindibles para aplicar en esta sociedad en el que existen, entre otros, el problema de la soledad no deseada de los mayores que aumenta dramáticamente, el estigma de la brecha digital, que constituye un obstáculo a veces insalvable para llevar una vida incluida en una sociedad, que lejos de favorecer esta inclusión, practica más de lo que creemos el edadismo. Con esta manera de “mirar”, será posible aspirar a un país más justo con unas personas que han dado lo mejor de sí durante su desempeño vital, laboral y familiar y en el que podamos decir: España es país para “viejos”, que son personas mayores que si son totalmente incluidas en la sociedad en la que viven, ayudarán a mejorarla con la visión privilegiada que les proporciona una atalaya a la que todos nos acabaremos incorporando, accediendo a una perspectiva fruto de los muchos años vividos.
Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más limpia y serena
Ingmar Bergman
Alfonso Soler Gomis
Presidente de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo
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