El Hércules vence y además convence, en su enfrentamiento frente al líder Villarreal B en la tarde de este pasado sábado. En la primera parte hubo que reponerse y cambiar un resultado adverso. Tras darle la vuelta al marcador, en la segunda parte, el equipo se puso el mono de faena, y con el traje de jornalero, que no el de ingeniero, hacer otro tipo de fútbol para terminar cosechando la victoria. Una victoria de oro en forma de tres puntos.
Hércules 2 – Villarreal B – 1
Si algún momento delicado había para que llegara el Villarreal B hasta Alicante, ese momento fue precisamente el pasado sábado día diecinueve. Pero el calendario y las circunstancias son así de caprichosas. Delicado porque era el líder, por aquello de la cuesta de enero y porque de los últimos nueve puntos, solamente habíamos sumado uno. Delicado porque en las dos últimas salidas, Atco. Baleares y Ontinyent, las derrotas fueron dolorosas y porque un tropiezo más, hubiese supuesto que el conjunto castellonense se alejara hasta diferencias quizá insalvables. Eso sumado a descolgarnos todavía más de la promoción de ascenso.
Es por todo ello que, cuando al inicio de la primera parte, minuto y medio, noventa segundos de juego, muchos todavía se acomodaban en su localidad, llegó el gol del equipo amarillo, en un claro despiste o falta de concentración de la defensa herculana, dejando rematar por bajo un balón, al que más y al que menos se le heló la sangre.
¡Ya estamos otra vez igual! ¡Será posible! ¡Otra vez no, por favor! Fueron algunas de las expresiones que se pudieron escuchar en las gradas, todo ello acompañado de cara de circunstancias. Pero el caso es que no volvió a golpear el Villarreal, y el Hércules con más corazón que cabeza, se fue reponiendo poco a poco. Lo fue intentando, y en el minuto treinta y tres, llegó el empate. Tras un saque de esquina botado en el fondo norte, malentendido en el área, nadie del Villarreal atina a despejar y el central Iñiguez, que había subido a rematar, metió la pierna para enviar del balón al fondo de la red.
El equipo respiró, era como empezar de nuevo, como una segunda oportunidad. Tal es así que fue creciendo, y rearmándose de moral, hasta que al borde del descanso, en el cuarenta y tres, llegó el segundo de los locales. Un gol de bandera, de muchos quilates. El incombustible Fran Miranda, descarga el juego hacía la derecha, por ahí viene un centro alto y rápido, con la defensa replegándose y medio Hércules al ataque, el nueve herculano, Emaná, acertó a rematar de cabeza, marcando los tiempos. Bonito, impecable. Todo exquisito, menos la celebración. Hizo con un gesto, hacer callar a la afición, sellando sus labios con el dedo índice de su mano. Incomprensible, el delantero centro llamado y contratado para cotas mayores, le falta el respeto a la parroquia, cuando lleva sólo dos goles en más de veinte partidos disputados. De todas formas, destino o casualidad, ya tuvo gracia que marcara el mismo día que debutaba en la convocatoria Jona, el recambio que le han traído, y que después gozaría de varios minutos, causando una buena impresión.
Así acabó la primera parte, con la afición frotándose los ojos, al ver que volvíamos a respirar. Cuarenta y cinco minutos bonitos, trepidantes y de fútbol de altura donde el filial del Villarreal demostró por qué es el primero de la tabla, y por qué junto al Barcelona B, el equipo que mejores sensaciones ha dejado en Alicante, en lo que va de liga.
La segunda parte no fue ni mejor ni peor, pero fue diferente. El Hércules iba por delante en el marcador, y aunque la diferencia era mínima, el resto de partido lo afrontó de forma diferente. Nadó y guardó la ropa, supo contemporizar, hizo las faltas debidas, embarulló el juego y lo hizo espeso en el centro del campo, y aún así hubo un intercambio de golpes, hasta el minuto setenta y dos en el que cualquiera de los dos hubiera podido marcar, pero la situación la controló, más o menos con entereza. Nada que ver con partidos anteriores.
En definitiva, un baño de autoestima para este Hércules al que se le había olvidado marcar goles. Los tres puntos vinieron acompañados de resultados favorables, de los rivales directos que han beneficiado más que perjudicado, aunque sigue doliendo el daño que ha supuesto no sumar ni uno, en los dos últimos desplazamientos.
Atco. Baleares y Cornellá solamente sumaron un punto en sus desplazamientos a domicilio, el Ejea venció al poderoso Barcelona B, mientras que el Lleida cayó en casa contra el Español B. Ello sumado a lo del Rico Pérez, nos deja a un punto de la promoción y a seis de diferencia con el Villarreal B.
El próximo fin de semana desplazamiento a Barcelona, a jugar contra el filial del Español, precisamente los verdugos del Lleida esta jornada, estarán repletos de moral. Aunque para moral la que le ha dado al Hércules vencer al Villarreal B, primer clasificado. Ha sido un poco aquello de convencerse y creer en sí mismo. Por todo ello, al final del partido, en cualquier rincón del campo, había buen humor y felicitaciones, incluido en el palco, donde las caras sobre todo de Portillo, Ramírez, y Ortíz, se relajaron. Un traspiés este sábado hubiese sido fatal, y de consecuencias imprevisibles. Y es que en el fútbol, GOLES Y SONRISAS VAN DE LA MANO.
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