El Hércules cosechó este domingo en Alcoy su primera derrota en lo que va de liga, fuera de casa. Ahora ya puede decir que sabe lo que es perder tanto dentro como fuera. Termina así, por tanto, una serie de buenos resultados lejos del Rico Pérez, donde siempre se encadenaban positivos resultados en forma de victorias o empates.
Alcoyano 1 – Hércules 0
Un planteamiento bastante conservador de inicio por parte de Lluis Planagumá, derivó en una derrota por la mínima cuando los del Collao, aprovecharon un mal rechace tras un saque de esquina. El resultado no ha tenido buenas consecuencias, se ha perdido el liderato en favor del Villarreal B, y el Hércules empata a puntos con Baleares y Lleida.
Lo peor de todo es que afición, plantilla, cuerpo técnico y directiva, siempre se consolaba con aquello de «Creamos diez ocasiones y sólo entra una o ninguna»; ayer, por contra, solamente se creó una o ninguna, y además no entró. Algún día, tarde o temprano tenía que pasar esto.
Una verdadera pena. Había más de setecientas personas de la capital desplazadas hasta Alcoy, unos con los autobuses fletados a través del club y otros por su cuenta, con su vehículo particular. Por eso, si cabe, la derrota fue todavía más doloros: se pudo ver en directo. Quizá nadie lo esperaba, por el buen ambiente reinante, o quizá sí, ya es una evidencia que al Hércules se le atraganta el Alcoyano. Lo mejor de todo es que, tras lo sucedido la pasada semana con radicales del Castellón, no hubo que lamentar ningún tipo de incidencia. No sólo con esos dos sectores de afición alicantina, ubicados en los laterales, sino también con la gran cantidad de aficionados herculanos que se sentaron en grada y tribuna, rodeados de afición local. Algún grito o improperio suelto, no deja de formar parte del paisaje y colorido en estos casos.
Resulta desolador un pequeño abanico de apuntes. El terreno de juego del Hércules es mejor que el del Collao. Y también la capacidad del estadio, como seis veces. Es mejor el palco herculano, la sala de prensa, las cabinas de retransmisión y los accesos. El Collao está vetusto y destartalado. Y cuando entras en él, aunque tiene muchísimos más años, es como si uno se hubiera trasladado al fútbol de la década de los setenta o los ochenta, todo está igual.
Sin embargo, catalogando el partido de ayer como malo de solemnidad, hubo una cosa en la que el Alcoyano le ganó al Hércules. Le ganó en moral, le ganó en ánimo y a la vez en motivación. No es que el Hércules saliera a pasear, pero no apretó hasta el último tercio del partido, como si no hubiera prisa, como si al final la cosa fuera a ponerse de cara porque sí. Ayer en la sala de prensa el propio técnico herculano fue el que contemporizó contando alguna que otra milonga, cuando él sabía que su planteamiento había sido muy poco ambicioso. Eso sí, no mareó la perdiz, para decir una gran verdad: y es que este año, al Hércules, ya le esperan con más ganas y motivación en todas partes, por ser uno de los de arriba, mucho más si la rivalidad de ayer era de carácter provincial. A una gran ciudad, venían los de la capital.
El Alcoyano fue poco brillante, nada exquisito, pero aprovechó una oportunidad, quizá la única. Y tuvo mucha fe en la victoria, que la peleó con uñas y dientes. Tuvo más MORAL. Sin embargo, este gris, frío y plomizo domingo de noviembre, el Hércules tuvo MENOS MORAL, QUE EL ALCOYANO.
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