Andar por la ciudad ofrece diversas expectativas para mentes más o menos abiertas. En los últimos días me ha dado por los inmuebles perdidos en los despachos de la Administración (sea ésta la que sea, de tantos niveles como hay: nacional, autonómica, provincial, municipal…), por ineficacia, burocracia, falta de interés, y sobre todo de imaginación, porque dineros en algún espacio de los presupuestos sí debe existir.
Veamos primero un edificio en la calle Capitán Segarra, que tuvo diversos usos asistenciales y hoy parece cerrado a cal y canto sin que se observe hálito de vida en su interior.
En el barrio del Plá, calle San Mateo, permanece un enorme edificio que fuera de Telefónica, acaso continúa prestando algún servicio, aunque me dicen que parece deshabitado y no se ve un alma por allí.
Otro inmueble que hay que rescatar del olvido es el tan traído y llevado Cine Ideal, disimulado durante meses por unas obras inacabables, pero cuya fachada florecerá —es un decir— tras el nuevo aspecto de la avenida de la Constitución, aunque más bien seguirá pareciéndonos marchita y ajada por el tiempo, ya que nadie muestra el menor interés en meter mano y darle un uso práctico para los ciudadanos.
Otros casos más candentes los podemos encontrar en la fachada litoral, en la avenida de Elche, donde se alzan nuevos proyectos inmobiliarios en torno a las antiguas fábricas harineras. Ni propietarios ni Ayuntamiento parecen preocuparse por su estado y menos por la imagen que proyectan de la ciudad a los que acceden a ella desde el aeropuerto.
Y un poco más allá, entre la EUIPO y la Ciudad de la Luz, otro edificio que pudo ser instalación de la Guardia Civil, si no me falla la memoria, y que ya podría ser catalogado como arqueología urbana por los años que acumula siendo inútil, salvo para quienes deseen fotografiarlo como elemento del pasado.
Y ya en la confluencia de la carretera que se bifurca, izquierda Aeropuerto y Cartagena, a la derecha, Elche, otro vetusto elemento de tiempos remotos —creo que el antiguo matadero— que nadie derriba, ni restaura, ni utiliza, salvo los grafiteros.
Seguiremos caminando.
Nota: La segunda parte de este artículo está en el enlace: Edificios abandonados (II).
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Tienes toda la razón,Toni,pero nuestros políticos, ya que incapaces de pensar en un uso racional del patrimonio(pensar es agotador) imitan en cierto modo a los faraones y dejan sus fúnebres ( que no funerarios) ejemplos de ineficacia a la posteridad
[…] de la publicación la semana pasada de mi primera aproximación a este tema, a través de lectores y amigos me han llegado sugerencias de otros inmuebles, y alguno más que me […]
[…] La primera parte de este artículo está en el enlace: Edificios abandonados (I). […]