El mundo cambia cada vez más rápido… Podemos llegar a sentirnos desconcertados con la gran cantidad de información que recibimos por todos los lados y, a su vez, conocemos nuevas y diferentes tendencias en la orientación sexual, los modelos de familias y las novedades en paternidad y maternidad.
Parece que llevar a cabo la labor de padre en otras épocas podría resultar más fácil o, al menos, los hombres podrían llegar a sentirse guiados por una orientación más clara, con una dirección más concisa y un modelo a seguir bien definido, había pocas dudas. Esto, que en un principio puede parecer antiguo o aburrido, también ofrecía seguridad a la parte masculina de esta sociedad.
Durante los últimos años, muchos son los nuevos padres que se han adentrado en la paternidad y se han sentido abrumados por un sinfín de dudas. Han corrido a internet con la intención de encontrar un profesional que les orientara y se han encontrado con múltiples opciones educativas que aumentaban su confusión, desconcierto y angustia.
Algunos se han sentido perdidos mientras nadaban en un mar de pensamientos y sentimientos del tipo:
“Tengo que compartir las tareas”.
“Tengo que jugar con mi hijo”.
“Pero, a la vez tengo que ser firme para educarle”.
“Intentaré que no sufra las mismas situaciones que yo”.
“No le faltará de nada… Pero, ¿de nada en qué sentido?”
“Debo acompañar de manera respetuosa los distintos estados emocionales de mi hijo y mi pareja”.
“Seré la persona que necesitan”.
Personalmente he compartido parte de este camino con algunos padres a los que he acompañado de manera profesional y he de decir que, si estás en este camino, si tú también te sientes así o si conoces a algún papá al que te recuerde, es importante aceptar que vivimos épocas de cambio, que efectivamente cada vez la información es mayor, pero que, además de formarte para contar con los recursos suficientes y adecuados para este camino, lo más importante es que disfrutes cada paso.
Efectivamente tu hijo y tu pareja te necesitan; efectivamente necesitamos seguir creciendo de manera interna para mejorar aquellas áreas en las que no aprendimos lo suficiente en cuanto a las relaciones personales; efectivamente nos encontramos en un tiempo en el que las opciones nos ofrecen una libertad abrumadora y la gran suerte de poder elegir quién queremos ser y cómo queremos crear nuestras relaciones, porque nunca más volveremos a vivir el momento que ahora estás compartiendo con tu hijo.
Así que te invito a vivirlo plenamente y a dar los mejores pasos que tu mejor versión hoy te permite. Mañana, puede que te llegue otra inspiración.
¡Te deseo una feliz paternidad!
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