Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Trescientas... y pico

Camps, pero no solo

Francisco Camps (Fuente: RTVE).

Hay políticos, altos representantes, mandatarios, que saben transitar en el día después, que saben bajarse del coche oficial, vivir sin las comidas pagadas por otros, que entienden que los círculos del poder son evanescentes, transitorios, de quita y pon, que igual que un día llegan casi sin avisar otro desaparecen y que entienden que lo normal es lo otro… pero abunda también la especie de esos otros que necesitan hacer ver ridículamente que siguen siendo lo que fueron, que tienen graves dificultades para reinventarse, para no seguir creyendo que ya no son el referente en la cúspide.

Mucho se habla, se escribe, de la jubilación profesional, del vacío que emerge justo el día que dejas de ir a la oficina, de formar parte de la cuadrilla del trabajo, del teléfono que no suena, de cómo llenar el hueco del tiempo de la mañana para que no se convierta en una tortura, pero poco se ha escrito de ese otro fenómeno de la jubilación política, qué pasa el día que los focos dejan de apuntarte, el día que vas por la calle y ya no te miran, que ni siquiera te insultan, que te vuelves transparente para la gente y para los periódicos, esos dinosaurios de la información, que ya no guardan tu foto en las carpeta de las cosas que importan, justo ese día que dejas de formar parte del universo que importa porque otros han ocupado el sitio que dejaste.   

Francisco Correa (Fuente: Antena 3 Noticias).

De unos y otros casos todos podemos tener nombres, cercanos y lejanos, casos más o menos relevantes, incluso lacerantes, pero en estos días de revuelta se nos ha reaparecido uno de esos personajes que creíamos olvidados en el baúl de las pesadillas: Francisco Camps. Es alguien que creímos que no estaba ya en el nosotros público y se le ha visto transitar como alma que lleva el diablo por un juzgado de Valencia a cuentas de uno de esos tantos juicios que, olvidados del ayer y urgidos por el presente, nos siguen pareciendo un remake, un déjà vu, de esos otros tantos juicios sobre corrupción de los que perdimos la cuenta, una especie de pesada resaca y vaporosa bruma herencia de un tiempo de infinita borrachera sin límites.

Ahí está la sombra de quien fuera Dios en la tierra, quien matara al padre —Zaplana— para reinar en el lugar del otro, quien trató a los que no pensaban como él como una inconveniencia, con un cierto desprecio, quien, allá por el 2011, llenara sus listas electorales de presuntos corruptos como quien tramita una simple cuestión burocrática, sin pensar que justo ese sería su principal legado. Sí, Francisco Camps, quien negara las evidencias de unos trajes regalados por las dobleces de la cosa jurisprudencial, de pronto está, otra vez, ahí, como de vuelta. Y, otra vez, dispuesto a no pasar desapercibido. A hacerse notar.

Francisco Camps (Fuente: La Sexta).

Le ves pero no le ves. Es como una sombra de sí mismo. Y en un arrebato de lo que fue, te cuesta trabajo imaginar lanzando a la salida de uno de las sesiones judiciales que también le juzgan a él, una lapidaria, amenazante e hiriente advertencia. “Hijo de puta, me vas a joder la vida”. Las palabras van supuestamente dirigidas al Don Vito de ayer, hoy casi don Francisco Correa, el icónico arrepentido colaborador con la justicia, anteayer corruptor y corrupto, hoy convicto y confeso, un hombre llegado del pasado y que desde hace años pasea su relato de deshacedor de entuertos por los juzgados y presidios de medio país.

Y ahí, al fondo de ese paisaje de pesadilla, está él, the revenant, el renacido, Francisco Camps. Y entonces te asalta la duda. ¿Será ciertamente él? No estás seguro, pero notas que algo se ha roto. Ya solo queda sitio para una suerte de pena de ver lo difícil que es para algunos llevar el día a día lejos de los focos. Lejos del poder. Camps, pero no solo, ahí están también para embarullar a cada rato el presente los González, Aznar, Iglesias…, personajes políticos a los que tanto les cuesta envejecer.

Pepe López

Periodista.

1 Comment

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  • … y (lo ha hecho público varias veces Revilla, Presidente de Cantabria) también existe quien le invitó a él a una comida (Pedro Sánchez, hoy todavía Presidente del Gobierno), sí fue invitado en Bilbao y el anfitrión se marchó sin pagar… Más con su gracia singular Revilla recalcó que espera otra invitación de Sánchez donde éste pagué la factura en está segunda ocasión… ¿Amnesia crónica…? Un abrazo en la ecuanimidad objetiva…