Si preguntáramos a nuestros escolares sobre quién era Eleuterio Maisonnave, seguramente nos encontraríamos con la respuesta fácil: el nombre de una avenida en Alicante. Es una asignatura pendiente, sin ninguna duda, que la gente más joven de nuestra sociedad, en cada localidad, reconozca los méritos de las personas que dan nombre al callejero.
Una pregunta similar sucedería con las diferentes avenidas con nombres como el escritor valenciano Ausiàs March o el pintor Lorenzo Casanova. Más allá de su profesión, que suele ir referida en la denominación toponímica, poca información más pueden tener las personas que cada día caminan por aquella calle. En el caso de quien fue el primer alcalde de Alicante elegido democráticamente, el hecho de que una universidad como la nuestra optara por utilizar su nombre en la denominación del galardón creado el año 2002, favorece el conocimiento de su figura.
Eleuterio Maisonnave y Cutayar fue ministro, diputado, periodista, abogado, autor de estudios sobre Derecho Mercantil, entre otros méritos. Impulsor de la Institución Libre de Enseñanza, también fundó la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante: su compromiso cívico con los valores democráticos le convierten en un referente de la modernidad en nuestra ciudad. Desde 1890, la antigua Alameda de San Francisco se pasó a llamar Avenida Maisonnave, donde cinco años después se colocó una estatua en su honor, obra de Vicente Bañuls que, tras muchas décadas en la adjunta plaza Calvo Sotelo, volvió a su lugar de origen.
Cuando la Universidad de Alicante decidió crear este premio —siendo rector Salvador Ordóñez, vicerrector de Extensión Universitaria, José Carlos Rovira, y director de la Sede Ciudad de Alicante, Manuel Alcaraz—, se concedió, en carácter póstumo, al primer alcalde elegido democráticamente tras la dictadura, José Luis Lassaletta. Todo un puente simbólico de reconocimiento entre las dos figuras de Maisonnave y de Lassaletta que, además de tener un apellido de origen extranjero, coincidían en sus valores personales de promoción de la educación, la cultura y las libertades.
Un punto de partida que marcó las concesiones de los premios siguientes: Carlos Mateo (2003), Josep Bevià Pastor (2004), Arcadi Blasco (2005), Feminario (2006), Javier Cabo (2007), Parlamentarios Constituyentes por Alicante (2008), Ángeles Cáceres (2009), Enrique Cerdán Tato (2010), Plataforma contra la Pobreza (2011), Plataforma en defensa de la Ley de la Dependencia (2012), Fundación Manuel Peláez Castillo (2013), Emilia Caballero (2014), Juan Antonio García Solera (2015), Luis de Castro (2016), M. Dolores Mollà (2017), José Manuel Varó (2018), Consell Assessor de l’Arxiu de la Democràcia (2019), Colegio Oficial de Médicos y Colegio Oficial de Enfermería de Alicante (2020), Sociedad de Conciertos de Alicante (2021) y, finalmente, Club Atlético Montemar (2022).
Un total de 21 reconocimientos a personas individuales o colectivos que han demostrado su compromiso con nuestra sociedad a través de su dedicación en diversos campos como el arte, la literatura, la participación social o política, la arquitectura, la gastronomía, la música o, como en el de este año, el deporte. El refrendo unánime que los diversos consejos de gobierno de la Universidad de Alicante han ido dando a las propuestas anuales del vicerrectorado en competencias culturales, con los avales individuales o colectivos que en muchas ocasiones han llegado para las candidaturas, ofrecen una imagen reforzada de una institución que recibe el nombre de una ciudad que no siempre ha sabido vincularse a esta.
Es evidente que la existencia de la Sede Ciudad de Alicante y las numerosísimas actividades que allá se realizan, como también la convocatoria de este premio, nos recuerdan los intereses compartidos en la promoción de los valores cívicos, democráticos y culturales. Es evidente que cada concesión puede ser valorada de manera distinta según los interlocutores. Cierto es que, como dicen, nunca llueve a gusto de todos; pero no podemos obviar que las personas o colectivos premiados han demostrado méritos suficientes en el campo de desarrollo de su actividad personal y profesional.
Celebremos pues este nuevo galardón a un club que ha demostrado ser algo más que eso: un punto de encuentro para la ciudadanía de Alicante para el fomento de la actividad física. Una institución arraigada en nuestra ciudad desde el 1931, reconocida a nivel nacional por la promoción deportiva, que cuenta con más de 2450 familias socias y que mantiene una fuerte vinculación con la Universidad de Alicante en la cesión de instalaciones para deportistas federados y la concreción de prácticas laborales de nuestro alumnado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Una concesión que actualiza, sin ninguna duda, los valores que encarnaba quien fue primer alcalde democrático de nuestra ciudad.
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