“Ocasión perdida, no vuelve más en la vida”, “ocasión perdida, para siempre ida”. Estos dos proverbios sintetizan el sentimiento negativo que nos impregna cuando tenemos una expectativa en la vida y nos encontramos con un resultado negativo o no acorde a lo que esperábamos. Asistí la semana pasada al Foro Económico que había organizado el diario El Español en Alicante. Con un programa que presentaba diversos protagonistas de nuestra vida política y económica, planteaba, con la fórmula mixta de intervenciones individuales y de mesas redondas, diversos temas de interés para nuestra sociedad y su adaptación a los nuevos factores que nos preocupan.
Nunca he sido partidario de las generalizaciones y más cuando las sesiones presentadas tuvieron diversos niveles de reflexión. Cierto es que, en algunos casos, las aportaciones de algunos de los ponentes sirvieron para destacar la peculiaridad de nuestro tejido social y productivo y las dificultades en que nos encontramos. Un ejemplo interesante fue la insistencia en la necesidad de formar un personal cualificado en algunas materias, como es el caso del calzado, donde todos tenemos alguna responsabilidad. Una acción donde las administraciones públicas, desde el ámbito de la educación, tienen mucho que decir: la transformación de la antigua formación profesional en los nuevos ciclos formativos es una buena muestra de ello.
Del mismo modo, las universidades, como centros de educación y de investigación, tienen que ofrecer el punto de encuentro y de renovación entre este tejido empresarial y los nuevos profesionales. Así, nuestra universidad creó en el año 2010 el Parque Científico de Alicante que estableció como uno de sus principales objetivos la transferencia del conocimiento de nuestro Campus. La presencia de su gerente en el evento indicado, como moderador de una mesa redonda sobre digitalización, sirvió para recordar la necesidad de contar con la universidad para afrontar los nuevos retos de nuestro entramado económico y social.
Estamos en un año previo a diversos procesos electorales. La presencia de representantes políticos en un evento de estas características no debe de extrañarnos, sobre todo si tenemos en cuenta su responsabilidad en la planificación de diversos factores fundamentales para nuestro desarrollo, desde las infraestructuras a la ejecución de diversos incentivos, así como a la regulación tributaria. La reciente presentación de los presupuestos generales del Estado, donde se constata la mínima retribución para nuestra tierra frente a otros territorios, animó a la repetición sin pausa de diversas intervenciones del agravio que esto supone. Un contenido importante que diluyó la presentación de propuestas o de reflexiones sobre nuestra realidad socioeconómica por parte de los ponentes. Así, con alguna excepción, no escuché ninguna otra iniciativa para incentivar nuestro desarrollo que no fuera el cántico general que conduce a la protesta sobre estos presupuestos.
Del mismo modo, la mesa redonda sobre sanidad sólo contó con representantes de centros privados. Es cierto que se abordaron diversos retos que atañen tanto a la sanidad pública como a estos centros. Pero de nuevo se perdió la oportunidad de abordar un tema candente donde nuestras dos universidades, la d’Alacant y la Miguel Hernández d’Elx, no acaban de encontrar un punto de encuentro: el desarrollo de un nuevo grado de Medicina. En un foro de estas características, como comentaba con anterioridad, la presencia de las instituciones de educación superior es fundamental para fomentar la reflexión y abordar con garantía el futuro. Según consta en la convocatoria, la segunda universidad no era entidad colaboradora del evento; la primera, sí, pero no tenía ningún representante ni en el acto ni entre el público. Otra nueva oportunidad perdida para reforzar, sin ninguna duda, su presencia en nuestro entorno.
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