El Diccionario de La Real Academia de la Lengua Española tiene dos acepciones a la hora de definir esta expresión. Por una parte dice: «Falaz, que engaña o da ocasión a engañarse». Y en su segunda apreciación apunta: «Que dice mentiras».
Si el día del Villarreal B, el Hércules no pasó del empate y hablamos de nuevas sensaciones porque la gente, no obstante salió del campo satisfecha, en esta ocasión, pese a haber conseguido el triunfo, la gente salió del campo enfadada. A la afición no le gustó en absoluto lo que tuvo que ver y sobre todo soportar en el terreno de juego.
Hércules 1 – Formentera 0. (Detalle importante, en el minuto noventa y tres, al límite del tiempo de descuento).
Por tanto engañoso. Engañoso porque este Hércules no tiene pegada, o lo que es lo mismo, no tiene gol, y por si fuera poco es apático. La primera parte discurrió y se desarrolló como si la cosa no fuera grave, como si no hubiera necesidad ni urgencias. Tal es así, que lejos de pedir el cambio de entrenador, ya sería el cuarto, y sería estúpido, la gente no es boba, y pidió el cambio y la marcha del secretario técnico, de tal forma que sonó la cantinela ya conocida, con la letra y música popular, pero en este caso cambiando de protagonista; tal es así que se oyó en algunas fases del partido «Portillo vete ya». Aquí por pedir que no quede. Ha quedado evidenciado que la cosa no es de entrenador, ni aunque viniera el más listo de Primera División.
La pasada semana en esta misma sección, les pedíamos que no se dejasen engañar, y lo cierto es, que a lo largo de la semana sí nos han pretendido engañar. El propio entrenador engañándose a sí mismo, hizo unas declaraciones advirtiendo: «Todavía quedan puntos, hay margen suficiente para conseguir la promoción»; uno de los futbolistas de la misma plantilla también declaró: «En el fútbol y en mi vida, he visto cosas más gordas», o algo así. Cabría preguntarle: ¿Todavía más gordas, te parece poco gordo, lo de esta temporada?
Lo bueno de ayer fue la victoria y los tres puntos, lo malo como se jugó en casa frente a un equipo de los de la parte baja; si así se juega en casa, cómo se debe jugar fuera. Lo bueno de ayer fue que un canterano, muy joven, Alejandro Tarí, marcó el gol, al borde del final sacando las castañas del fuego, y ya es la segunda vez que lo hace. Lo malo es que a lo largo de la semana, volverán a aparecer los falsos profetas, diciendo que hay tiempo, que hay margen, que todavía es posible. Ojalá me equivoque.
Y el caso es que en la próxima jornada, el Hércules lo tiene bien sobre el papel para volver a sumar los tres puntos. El desplazamiento a las Islas Baleares, que nos enfrentará al Santa Eulalia, es una verdadera perita en dulce. Equipo perdido en la cola de la tabla y candidato al descenso, pero claro, lo mismo dijimos hace días con el desplazamiento a Peralada, en tierras gerundenses. Y es que con este Hércules, nunca se sabe.
En cualquier caso, y ojalá me equivoque, si de aquí al final les relatan algún cuento, alguna milonga o algo parecido, no le hagan mayor caso, simplemente es algo ENGAÑOSO.
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