Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Cultura

De libros y del vivir

Título: Poemas del asfalto
Autor: Milagros Román
Prólogo de Ángel Castaño.
Colección BALBEC, Elche.
Primera edición. Febrero de 2014.

A veces la vida te sorprende. A veces la vida es un hallazgo. Hace pocos años estuve en la presentación de un libro. Ahora no recuerdo cual, pero en aquella presentación se nos regaló a los asistentes con el cantar de unos poemas musicalizados por su autora. Quedé maravillado. Fue un gesto imprevisto para mí. Aquella noche no sólo estaba conociendo a una poetisa, sino también a una cantadora de sus propios poemas. Y todo hecho por ella, los versos y su música. Una verdadera artista del arte y de la cultura.

Aquellos momentos me recordaron los primeros vagidos de nuestra poética: las Cantigas, y las poesías cantadas por aquellos lejanos trovadores de los tiempos del Mester de Juglaría.

Y aquella poetisa era Milagros Román, a quien conocí aquella noche, recitando y cantando, y pronto supe también de ella que no solo es escritora, poetisa y pintora, sino que también sabe interpretar en sus recitales su música y sus poemas. Es una personalidad, un todo único. Si se me permite, para mí, Milagros Román es una “fuerza del arte”. Yo siempre he pensado que la lectura, o mejor la declamación de un poema, debe ser como “interpretado”, así como suena, “interpretado”, pero dicho y recitado sin aspavientos, sin alzar de más la voz, como lo hacía el gran actor, lamentablemente tan pronto desaparecido, Francisco Valladares. Y así lo hace nuestra autora. Milagros Román es mujer de gran actividad en múltiples afirmaciones artísticas. Pero sobre todo, para mí, Milagros Román es, sobre todo, poeta, o poetisa si se prefiere.

Fotografía: Gabriele M. Reinhardt (Fuente: Pixabay).

“Es imprudente vivir sin la locura de la poesía”. Así podrían resumirse las palabras con las que Federico García Lorca, en el año 1934, se dirigía a los estudiantes en el Aula de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid, presentando a Pablo Neruda antes de que este leyera alguno de sus versos.

Y concretaba más diciéndoles: “Yo os aconsejo oír con atención a este gran poeta y tratar de conmoveros con él cada uno a su manera. La poesía requiere una gran iniciación, como cualquier deporte, pero hay en la verdadera poesía un perfume, un acento, un rasgo luminoso que todas las criaturas pueden percibir. Y ojalá os sirva para nutrir ese grano de locura que todos llevamos dentro, que muchos matan para colocarse en el odioso monóculo de la pedantería libresca y sin el cual es imprudente vivir”.

Y la poesía de Milagros Román es eso: “un perfume, un acento, un rasgo luminoso”. Y en sus versos se refleja ese “grano de locura que todos llevamos dentro”.

Federico García Lorca será siempre uno de los grandes poetas de todos los tiempos, y a mi esas palabras suyas han logrado que por fin, después de tanto buscar la respuesta a m pregunta en el tiempo de ¿qué es la poesía?, definirme lo que andaba buscando y decirme qué es o qué debe ser la poesía.

Última foto conocida de Federico García Lorca, con Manuela Arniches en el Paseo de Recoletos, Madrid, 1936 (Fuente: Literland, Wikimedia).

La poesía no es el componer frases más o menos bellas encadenadas en una formulación clásica o modélica. Para mí, la poesía es una inspiración que te alumbra en un momento, surgida de ese “grano de locura”. Por eso hay poetas de mayor y de menor ámbito creativo. Hay poetas que con apenas unos pocos versos se subliman para siempre. Hay poetas que necesitan escribir muchos poemas para consagrarse. Y también hay poetas ocasionales, como yo mismo, que solo son capaces de escribir un libro de versos, sabiendo que ya no podrán escribir otro libro más de poesía. En mi único libro de poesía, Versos del Mar y otras Soledades, dije todo lo que puedo decir en unos versos de rima libre, pero eso sí, llenos de amor y respeto a todo, desde Dios y hasta las flores y el mar.

Y estamos ante un libro magnífico de poesías de Milagros Román. Poemas del asfalto, que así se llama, es un libro lleno de inspiración; un libro de poesías de altura poética y de amor a sus querencias y a su yo más íntimo. Y es, además, un libro que como nos dice el autor del prólogo Juan Ángel Castaño, “es el autorretrato, casi una autobiografía, de una mujer española que nació poco después de la postguerra y ha tenido que ingeniárselas para conciliar (espero que esta sea la palabra poéticamente correcta) sus papeles de madre y esposa y sus vocaciones artísticas…”.

Imagen: Thought Catalog (Fuente: Pixabay).

Y ciertamente este libro de Milagros Román, como nos dice su prologuista, también un fino escritor y gran promotor de múltiples y hermosas actividades, es como un autorretrato o autobiografía de su autora. Milagros Román nos introduce en sus vivencias, en su mundo y también en ese mundo urbanita que es necesariamente compartido por muchas personas, en este inacabable torbellino de estos tiempos que vivimos y que se define con el propio título del libro: El asfalto. Tiempos que son también duros hasta en el pisar el terreno que tenemos a los pies. Ese asfalto, que nos cierra hasta la aventura del poder creer que existe un centro de la tierra al que llegar con Julio Verne. Pero del que, a pesar de ello, Milagros Román sacará toda la energía y positividad que se puede encontrar en el mismo, para elevarse sobre todo hacia el amor y la serena sencillez.

Porque también, como nos dijera Federico García Lorca, “la poesía es algo que anda por las calles, que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio y la poesía es el misterio que tienen las cosas”.

Y así, Milagros Román nos contará y cantará en sus versos su despertar, su propia vida y sus querencias más profundas. Desde su despertar cualquier día: Son las Ocho.

Se levanta mi cuerpo con el pensamiento dormido.

Y continuar contándonos para llegar al fin a: Cuando muera.

No podré llevarme conmigo
las fotos que mi casa adornan
y que me atan a un pasado tierno
entrañable, alegre feliz
como deben ser todos los recuerdos.

Y nos irá evocando en sus versos Milagros Román cómo le gusta la leche caliente, cómo ha escrito tres poemas, cómo son sus confesiones, cómo es su canción, sus cuatro horas de la tarde, las voces de unos niños, su asistencia a una conferencia, el gustar el silencio de Juan Ángel Castaño, el teléfono, el que a veces quisiera que viniese una riada, los viajes a los que la gente divierte, el cambio del tendero de la esquina, su oración de cada día, el domingo por la tarde, el silencio de la casa, su hoy no llevo banderas, la noche de insomnio y el desencanto, y el cuándo al leer algo tuyo dedicado a Carlos Cebrián, y un papel en blanco, un recuerdo a Jean Simmons, un tuyo… mío, un señor por la tele, un dormir feliz a tu lado entre sábanas blancas, un quiero que llegue el frío, desde una barra de un pub, un entrar por la calle de los 50, un sueño, y un amor al asfalto y un cuando muera.

Oímos tu voz, Milagros Román, en un Domingo por la Tarde:

Domingo por la tarde
fumo un cigarrillo sentada en la ventana.
No pasa nadie,
porque sólo están las flores
que rodean mi jardín
(muy cuidado por cierto)
y son mi cárcel y mi alivio
mi agónica vivencia al contemplar
el límite de la belleza por la belleza
el placer por el placer.

¿No está ahí ese “grano de locura que todos llevamos dentro”, que nos dijo Federico García Lorca?

Escribe Javier Cebrián en la contraportada del libro: “Poemas del asfalto son versos con vocación de cotidianidad, con ambición de reclamo, con anhelo de reivindicación femenina, con afán de reproche incluso, concisos, irónicos, vitales, a veces prosaicos, otra líricos, siempre musicales, a modo de diario narrativo de los días, como un himno susurrado o como una elegía cantada a viva voz…”.

No debo seguir ni citar más versos del libro de Milagros Román. Convertiría este comentario en un plagio. Los versos de Milagros Román hay que leerlos y escucharlos. Y a mí, esos versos me han vuelto a reencontrar también con mi batalla personal, con mi vida, y con el asfalto, como referí en uno de mis Versos del Mar y otras Soledades.

He llegado quizás un poco tarde a comentar tu libro de poemas, querida Milagros Román, pues tengo tu libro dedicado con la fecha de 24 de enero de 2020. Echémosle la culpa a los imponderables de este tiempo que vivimos, tantas veces repetidos. Pero esta tardanza, me ha permitido leer más de una vez, tus hermosos versos. Y cada vez que lo hago me gustan más.

Enhorabuena por tu libro Milagros, e invito a quienes amen de verdad la poesía, que no dejen de leerlo. Muchos se verán identificados. Muchos se verán aliviados. Y si escuchan los poemas cantados, quedarán, seguro, entusiasmados.

P. D.: Se me olvidaba. Milagros Román ha nacido en Elche, la ciudad de las palmeras, en nuestra España, y ha publicado los libros La piel de Afrodita, (Lunara, 2.ª edición); Para poner los pelos de punta (Frutos secos); Como un suave murmullo. Fantasía poética para la contemplación del Misteri d´Elx (J. Gil Albert, 2.ª edición); Alimentando lluvias (pliego 8) (J. Gil Albert), y El collar de perlas (Frutos Secos, 2019), entre otros, y colaborado también en varias Antologías.

Palmeral de Elche (Fotografía: Visitelche.com).


Julio Calvet Botella

Magistrado y escritor. Colaborador de la APPA.

4 Comments

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  • Julio: Una vez más das en el clavo con tu obra de misericordia «enseñar al que no sabe». Muy interesante tu escrito y muy sugerentes y enriquecedores los versos de Milagros Román. Un abrazo.

    • Querido amigo Julio
      Gracias por descubrirnos a una gran poeta como es Milagros Román
      El mundo de la poesía se siente orgulloso de contar con sus versos
      Un abrazo