Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Reportajes

Una heroína en la expedición del alicantino Balmis

Retrato a lápiz idealizado de Isabel Zendal Gómez, por Ramón Palmeral.

Ahora que la pandemia del coronavirus azota al mundo, recordemos una epidemia que a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX causó millones de muertos: la epidemia de la viruela. En particular el Nuevo Mundo sufriría por demás este azote. Y un rey español, benemérito, Carlos IV, que sufriría “en sus carnes” esta enfermedad a través del dolor del fallecimiento, a causa de la viruela,  de su querida hija Teresa y de un hermano, pensó en realizar, sufragada con fondos del monarca Borbón, una expedición humanitaria excepcional. Una de las mayores acciones humanitarias que se conocen en la historia, la realizada por la Expedición Balmis.

El eminente científico y virólogo alicantino Francisco Javier Balmis lideró una Expedición, subvencionada por el monarca español Carlos IV, con el fin  de atajar la epidemia de viruela que causaba como antes decíamos una enorme mortandad en el Nuevo Mundo. En la expedición iba una enfermera que, con su experiencia y su abnegación, ayudaría a salvar una innumerable cantidad de vidas. ¿Quién es esa heroína, cuyo nombre ha salido últimamente a la luz, así como su casi olvidada gestión, gracias a la inauguración del llamado “Hospital de Pandemias” de Madrid, al que se ha denominado “Isabel Zendal”? De su figura, voy a tratar en este artículo.

Me ha llamado la atención la citada Expedición por varias razones. Una de ellas es que al frente de la misma iba un alicantino, un científico de prestigio, Balmis, y otra es que como responsable de la especialidad de enfermería iba Isabel Zendal, nacida en un pueblecito de La Coruña. Sin olvidar razones de justicia, de admiración y de reconocimiento.

Y eso me trae a la mente entrañables recuerdos familiares. Mi madre, María Teresa Iglesias Míguez, nació en 1911 también en esa provincia, y concretamente en la localidad de El Ferrol. Yo dediqué una buena parte de mi vida a cuidar de ella y, pese a su delicada salud, llegó a vivir 96 años. No me arrepiento de dedicarme en cuerpo y alma a su cuidado, dejando otras posibilidades en mi trayectoria vital. Es el orgullo de un hijo que adoraba a su madre. Y ella, Teresa, tenía muchas cualidades que llamaríamos “zendalienses”: voluntad, perseverancia, abnegación, sacrificio, responsabilidad… Todas ellas cualidades de la mujer gallega.

Este artículo pretende ser un humilde homenaje a Alicante (Balmis) y a esa tierra gallega tan querida (representada por Zendal).

Isabel Zendal Gómez era hija de Jacobo Zendal y de María Gómez, humildes agricultores. Fueron hijos de este matrimonio, además de Isabel, los siguientes: Bernarda, Juan, María Antonia, Joseph (que fallecería al nacer), Francisca Antonia, los gemelos Joseph y Catalina (que murieron cuando tenían un año), y Joseph (n. 1784).  Natural de Santa María de Prada, pequeña aldea gallega, donde nació en el año 1771, Isabel pronto quedaría huérfana de madre.

Isabel era la única niña que iba a las clases particulares que impartía el párroco de su pueblo (como nos relata Jorge Bustos en Vidas cipotudas…). Con veinte años comienza a trabajar en el Hospital de la Caridad, de La Coruña, llegando a ser rectora. Era un orfanato coruñés, que también era conocido como “Casa de Expósitos”. En 1793 nace su hijo Benito, al que crió como madre soltera  (Benito sería uno de los 22 niños de la Expedición Balmis).

Por decreto, en  nombre del Rey Carlos IV, de 14 de octubre de 1803, Isabel se incorpora como componente de la expedición filantrópica. Todo ello, por haber llegado al monarca noticias de la gran labor que Isabel estaba realizando con los niños hospicianos.

Esta es la historia de una expedición que fue la admiración del mundo entero. Y en ella, Zendal tiene un puesto de honor.

Real Expedición Filantrópica de la Vacuna

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, tuvo como director al alicantino Francisco Javier de Balmis y Berenguer (1753-1819), médico militar español y cirujano honorífico de la Corte del rey Carlos IV de España. Balmis, tras terminar sus estudios secundarios en la ciudad del Benacantil ciudad natal, comenzó su carrera de Medicina en el Hospital Real Militar de Alicante y durante cinco años completó allí su formación, bajo la supervisión y dirección del cirujano-jefe del establecimiento, Ramón Gilabert.

En 1778 obtiene el título oficial de cirujano, tras aprobar el examen ante el Tribunal de Protomedicato. En el año 1795, se le nombra cirujano honorario de Cámara de Carlos IV. Llega a obtener el título de Doctor en Medicina en fecha no confirmada por los historiadores, pero que se estima en 1800.

En 1803 se le nombra director de la llamada Expedición Balmis,  en realidad, “Real Expedición Marítima de la Vacuna”  (algunos historiadores sustituyen la palabra “marítima” por la palabra “filantrópica”), que entre 1803 y 1806 da la vuelta al mundo propagando la vacuna contra la viruela en América y en Asia. Y en ese contexto hay que situar ahora a Isabel, rectora de la Casa de Expósitos de La Coruña. Tenían noticia Balmis y el monarca de la gran labor de Isabel y contactan con ella para que presida el equipo de enfermeros de la citada expedición, por su experiencia y gran prestigio.

Dr. F. J. Balmis (Retrato a lápiz de Ramón Palmeral).

En el anteriormente mencionado Decreto de 14 de octubre de 1803, por el que se incorpora a Isabel a la expedición, se dice: “…Permite S. M. que la Rectora de la Casa de Expósitos… sea incorporada en la misma expedición en clase de Enfermera, con el sueldo y ayuda de costa señalada a los Enfermeros, para que cuide durante la navegación de la asistencia y aseo a los niños que hayan de embarcarse…”.

Además de Balmis e Isabel (con los veintidós niños a su cargo) embarcan en el Puerto de La Coruña, en la corbeta “María Pita”, el cirujano J. Salvany (vicedirector de la expedición), los ayudantes cirujanos M. Julián y A. Gutiérrez, los practicantes F. Parti y R. Lozano, y los enfermeros (a las órdenes de Isabel), B. Boloño, P. Ortega y A. Pastor. El capitán de corbeta fue el prestigioso marino don Pedro del Barco.

Los objetivos principales de la expedición, fueron estos:

  • Vacunar a la población de las zonas visitadas.
  • Enseñar a preparar la vacuna contra la viruela.
  • Organizar Juntas Municipales para llevar a cabo un registro.
  • Mantener suero para vacunaciones futuras.
  • Difundir ejemplares de un tratado en el que se recogía cómo se debía vacunar y cómo había que conservar el suero. Balmis llevaba miles de ejemplares de este tratado.

En su esfera de responsabilidad, a Zendal le valió de mucho su experiencia en la Casa de Expósitos, pues no era sencillo, en tan magna empresa, el ejercer su tarea de cuidado y alimentación de los niños, organizar la sistemática de la vacunación en el plano de la enfermería, asignar responsabilidades, como un solo equipo, al grupo de enfermeros que trabajaron codo con codo con ella  (los señores Boloño, Ortega y Pastor)…

Hay que hace constar que en curso de la expedición se incorporarían otros cuatro niños, y por eso Balmis en un informe habla de veintiséis chavales.

De la dureza de la misión filantrópica da idea el que hubo fallecidos entre los expedicionarios, entre ellos el propio subdirector de la empresa, el cirujano J. Salvany. La fortaleza de Zendal durante el largo período de trabajo fue un ejemplo para todos.

Buena prueba del reconocimiento de Balmis a la labor de la enfermera gallega fueron sus palabras en el Informe que envió al ministro Caballero: “(Zendal)… que con excesivo trabajo y rigor de los diferentes climas que hemos recorrido, perdió enteramente su salud; infatigable noche y día, ha derramado todas las ternuras de la más sensible madre sobre los 26 angelitos que tiene a su cuidado, del mismo modo que lo hizo desde La Coruña y en todos los viajes, y los ha asistido enteramente en sus continuadas enfermedades”.

¿Qué rumbo siguió la expedición? Partió de La Coruña y siguió a Tenerife. De allí a Puerto Rico, Caracas, Cuba, Yucatán, virreinato de Nueva España, Acapulco, y (ya como subexpedición, en la que está Isabel, pues se subdividiría en dos la principal), Manila, Goa, Macao (donde sufrieron un tifón) y Cantón (centro de difusión de la vacuna en China). Regreso de la expedición a España en el buque  “Bom Jesús de Alem”, y aún tuvieron tiempo, en el viaje de vuelta, de introducir  la vacuna en la Isla de Santa Elena.

La corbeta María Pita, fletada para la expedición, partiendo del puerto de La Coruña en 1803. Grabado: Francisco Pérez (Fuente: Wikimedia).

Pero Isabel no regresaría a España. Permaneció en Méjico como enfermera (junto a su hijo Benito), realizando una encomiable y abnegada  labor, continuadora de la empresa que le llevó a esas tierras, siendo una figura querida y respetada al máximo. Fundó en ese país una Escuela de Enfermería, que aun continúa funcionando. En Méjico, donde es figura muy admirada, se entrega  anualmente un Premio de Enfermería que lleva su nombre.

Fallecería en Puebla de los Ángeles, del virreinato de Nueva España, pero los historiadores no han podido fijar la fecha de su muerte.

¿Cuál era la tarea esencial de Zendal en esta expedición? Su labor consistió en cuidar al grupo de veintidós niños, expósitos, con edades comprendidas entre los tres y los siete años, que se utilizaron como portadores de la vacuna. Como puede fácilmente comprenderse, en esa época no había neveras de ultracongelación ni tampoco aviones. Como responsable de la alimentación de los niños, estaba en estrecha conexión con los cocineros, Gregorio García (cocinero principal) y Francisco del Barco (segundo cocinero). El mayordomo de la expedición fue José Mosquera.

El mayordomo tiene como misión dirigir el personal de fonda y, en especial, velar por el aprovisionamiento de alimentos. Es el que compra los víveres necesarios en el puerto, el que confecciona los menús y administra el dinero que el armador destina a ese fin. Zendal cuidó mucho el tema de la confección de los menús para los niños expósitos de la misión, y de ahí su necesaria coordinación con el mayordomo.

La “tecnología” más avanzada de la época consistía en ir pasando de unos a otros el suero que sus cuerpos producían después de que se les inoculase el virus, atenuado, en una escarificación de su piel. La vacuna se mantenía por inoculaciones de brazo a brazo entre los niños.

Llevó Balmis en la expedición toda suerte de aparatos y medios materiales, de entre lo más avanzado entonces, como termómetros, barómetros, un máquina neumática, miles de cristales para extensiones de pus…

Referencias a Zendal en obras de ficción

Basándose en la historia, pero con una trama novelesca y narrativa, varios autores se han referido a nuestra heroína. Por solo hacer unas menciones esenciales, citemos a estos: María Solar, Almudena de Arteaga, Javier Moro, Julia Álvarez, El Primo Ramón y Miguel Bardem.

La escritora española María Solar, es autora de Los niños de la viruela. Relata la novelista la historia de nuestra Isabel, como directora que fue del orfanato gallego Casa de Expósitos, y cómo pasó a formar parte, requerida por Carlos IV, de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.

Almudena de Arteaga, escritora madrileña, escribió la novela Los ángeles custodios en 2010, sobre la expedición y la labor de la enfermera gallega. Esta obra se llevaría al cine.

Otro gran escritor (y periodista), Javier Moro, escribió en el año 2015, una novela sobre  la real expedición, y con ella lograría un prestigioso premio literario de nuestro país. Es A flor de piel, una obra plena de aventuras y acción y en ella, la figura esencial es Isabel Zendal, en esos viajes expedicionarios por las colonias españolas del Nuevo Mundo, portando la vacuna contra la temida viruela.

Julia Álvarez es autora de Saving the World (obra de 2016), relato de ficción sobre la epopeya y, en particular, sobre nuestra heroína.

Se publicó en el año 2018, un cómic bastante difundido: “Nuevo Mundo. Isabel Zendal en la expedición de la vacuna”. Su autor es El Primo Ramón.

Miguel Bardem dirigió la película 22 ángeles, sobre la expedición y el papel fundamental de Isabel en ella. La música de esa cinta fue del alicantino Luis Ivars y el actor que encarnaría al científico Balmis fue Pedro Casablanc. La actriz María Castro daba vida a Isabel Zendal. Alicia Luna escribió el guión. La película se estrenó en 2016.

Otros ejemplos podemos aducir, pero basten los citados como muestra de ese interés creciente por la gallega de Santa Mariña de Parada.

Elogios y reconocimientos a Zendal

Profesores e investigadores elogian la figura de Zendal. Así por ejemplo, la doctora Amalia Conceiro, profesora de “Historia de la Enfermería” de la Escuela Universitaria de Enfermería de La Coruña, considera que no hay otra enfermera española con tanta relevancia histórica como Zendal. En palabras de Conceiro: “(Zendal) no recibió formación pero tuvo que cuidar de su madre. Y gracias a las experiencias que fue acumulando en el Hospital de Caridad, llegaría a las mismas conclusiones  que Florence Nightingale, la ´madre´ de la enfermería  moderna, solo que por intuición y un siglo antes”.

Para Carmen Sellán, enfermera y profesora de “Historia y Fundamentos del Cuidado”, en la Universidad Autónoma de Madrid, “Zendal fue la primera mujer que participó en una expedición humanitaria internacional”. Este reconocimiento partió de la OMS (Organización Mundial de la Salud).

También Antonio López Mariño, investigador de la figura de Zendal, nos revela aspectos interesantes. Da a la luz muchos datos, algunos poco conocidos, de la mítica enfermera, y nos han servido, junto a otros documentos, como base informativa  para nuestro trabajo.

Carlos G. Cano (Cadena SER, ET, Madrid, 26/11/2020) glosa interesantes puntos referentes a las aportaciones y la biografía de Isabel.

En un documental producido por Televisión Española, de carácter biográfico, se afirma sobre Zendal, que: “…si no hubiera sido madre soltera ni hubiera nacido en una familia tan pobre, su historia estaría mucho más ilustrada… (Ella) no mató a nadie, como María Pía o Agustina de Aragón, que acabaron con miles de ingleses o franceses. ¡Al revés! Pero en los libros de Historia,  la filantropía no pesa tanto como las hazañas bélicas”.

Son solo algunas muestras del interés creciente por la trayectoria vital y las aportaciones de Zendal.

Tras su muerte, Isabel ha ido teniendo menciones, reconocimientos, actos, plasmación en monumentos conmemorativos… y a ellos haremos siquiera una breve alusión.

  • Lo que motiva mi trabajo: el asignar el nombre de “Isabel Zendal” al Hospital de Pandemias de la Comunidad de Madrid, en previsión de nuevas olas o rebrotes del coronavirus.
  • El Congreso Panamericano de Salud (Washington, 1950) declaró oficialmente a Isabel, “la primera enfermera de salud pública en misión internacional”. Declaración refrendada, asimismo, por la OMS.
  • En 1971, el Ayuntamiento de La Coruña dio su nombre a una calle de la ciudad.
  • En el año 1974, el Gobierno de Méjico instaura con un carácter anual, el Premio Nacional de Enfermería “Cendala Gómez” (así se le denomina allí) a la enfermera más destacada de  aquel país hermano.
  • El Sindicato de Enfermería español, en 2016, elabora y difunde el documental “Isabel Zendal, la enfermera que cambió el mundo”.
  • Se le nombra hija predilecta de su Ordes natal, en el año 2016.
  • Nace ese mismo año la Asociación “Isabel Zendal» para investigar y promover el protagonismo de Galicia en diversos ámbitos.
  • En 2018 se incluye a Isabel en la “Tabla Periódica de las Científicas”.

En O Parrote, en el puerto de La Coruña, hay un monumento dedicado a “Los 22 niños, huérfanos”, obra del escultor Acisclo Manzano. Otros diversos monumentos existen, honrando la memoria de la enfermera gallega, entre ellos el inaugurado en el “Hospital de Pandemias” de Madrid, anteriormente mencionado.

Monumento en homenaje a los 22 niños huérfanos en O Parrote. Fotografía: Caronium (Fuente: Wikimedia).

Son diversos e importantes los estudiosos de la figura de nuestra Isabel. Daremos aquí tan solo el nombre de los principales. Además de los ya citados, podemos añadir estos nombres: E. Moreno Caballero, Castillo y Domper, A. Romeu de Armas, A. Campello, S. F. Cook, M. M. Smith, Nieto Antúnez, Díaz de Yraola, Ramírez Martín, Antonio López, Sandra Ferrer, E. Balaguer y R. Ballester, por no hacer sino una síntesis.

Muy en particular resaltamos el estudio de Balaguer y de Ballester, En nombre de los niños, elogiando la figura de Zendal.

El profesor Emilio Balaguer Perigüell en su trabajo Francisco Javier Balmis Berenguer, publicado en DB-e (Real Academia de la Historia), hace una de las más completas biografías conocidas de Balmis y en ella tienen un lugar preferente las líneas dedicadas a nuestra heroína.

Este es mi homenaje a Balmis y  a Zendal.

José Moratinos Iglesias

Doctor en Ciencias de la Educación, diplomado en Psicología, profundo conocedor de la Psicopedagogía e Instructor de Tiempo Libre con sus estudios de Magisterio.

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