Reciente la festividad del patrón de las mascotas, anduve la semana pasada por sus calles, aquellas que se incluyen en el perímetro casi triangular formado por la de San Vicente, la avenida de Jaime II y la cuesta de la Fábrica de Tabacos. Mientras en la radio los tertulianos debaten entre la amnistía y la falta de viviendas alquilables para jóvenes, por su elevado precio, voy contando los solares… y cuando llego a los cuarenta, desanimado, dejo de sumar. Alguno se utiliza como aparcadero de vehículos, otro como “club social”, unos cuantos bien tapiados, pero los más aparecen con unas precarias vallas que no impiden ver arbustos y algo de basura.
Por su tamaño, colijo que en unos pocos sólo se podrían construir 3 o 4 viviendas, pero en la gran mayoría de 5 a 10, y en unos pocos probablemente una cifra superior. Así que elucubro que se podrían erigir más de 400 viviendas y cumpliéndose al menos dos objetivos: mejorar el aspecto estético de este céntrico barrio y ofrecer habitabilidad a los que la necesitan.
Pero… ¿cómo conseguir que se promueva la vivienda en esta zona si, además, hay algunas obras paradas, probablemente porque sus promotores se ven incapaces de terminarlas y venderlas por su alto coste? Como siempre, la falta de imaginación de nuestros gestores públicos es alarmante. Si existiera una mínima sensibilidad municipal al respecto seguro que encontrarían que a muchos locales se les podría adjudicar la situación de “presunción de abandono” por parte de sus propietarios, quizás incapaces económicamente de acometer proyectos, quizás con herencias complejas, quizás especulando y esperando ofertas… Y justificado por alguna vía legal este “olvido”, una oficina municipal de promoción de viviendas en modo alerta probablemente podría acometer políticas activas, como siempre bidireccionales, después de realizar un prolijo inventario de estos solares. Veamos:
- Incentivación de proyectos, mediante la eliminación de impuestos municipales a aquellos que acometan la construcción de viviendas sociales y las pongan en alquiler a través del propio Ayuntamiento. Incluso, excluyéndolas de cargas durante un determinado periodo de tiempo.
- Castigando la inactividad. Exigiendo que los solares se tapien adecuadamente, se limpien de forma periódica por razones indudablemente sanitarias y alertando de que en caso de abandono de mínimos y adecuados cuidados podrían ser duramente sancionados.
Similares acciones se podrían desarrollar acerca de viviendas y locales desocupados, no me he detenido a enumerarlas de tantas que me ha parecido observar, y ya no sólo en este barrio, que se podrían reformar y poner a disposición de jóvenes y familias necesitadas.
No es de extrañar que una de sus calles se llame del Desengaño, olvidado como parece estar el barrio de los responsables munícipes. ¡Ojalá se pusieran manos a la obra! Que otra de ellas luce la placa “del Paraíso”.
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