A Sánchez le persigue la sombra de Puigdemont, que se fue a Waterloo y perdió el sillón, pero no abandona cumpliendo lo que prometió.
Una vez dije aquí que nuestra democracia era una mierda. Es lo que pienso y añado que también es una casa de ‘putos’, así, en masculino, para evitar el sentido perverso que tiene la expresión femenina evidentemente machista. Como católico que soy y tengo el orgullo de proclamar una vez más (sin aspirar a que me canonicen como pretenden hacer, justamente, con Isabel la Católica y Antonio Gaudí), me pongo del lado de las prostitutas y en contra de los prostitutos de la política, a los que, si volviera Jesucristo, echaría a latigazos de los templos-palacios desde los que dicen gobernar cuando sólo cometen disparates y felonías sin cuento, por los que se van a condenar para siempre. Lo gritó Cristo Jesús a los mandamases fariseos, miembros del Sanedrín y sumos sacerdotes: “Les aseguro que los publicanos y prostitutas entrarán antes que ustedes en el Reino de los Cielos”.
Vuelvo a proclamarme socialdemócrata cristiano y ni pertenezco ni perteneceré nunca a ningún partido político a fin de garantizar mi independencia de periodista y poder presumir, hasta el fin de mis días, de haber defendido la libertad de expresión, la libertad que se fundamenta en la verdad. La verdad nos hará libres. Y me permito aconsejar a los lectores dónde pueden encontrar la verdad. Lo dijo Él, lo de las tres ‘v’: vía, veritas et vita (Yo soy el camino —vía—, la verdad y la vida). La gente lee novelas, libros de consejos para mejorar la autoestima y se va a Turquía para arreglar su aspecto físico o se apunta a clases de yoga para profundizar en su espiritualidad. Todo eso está muy bien, si se hace con garantías y no mueres en el intento. Pero muy poca gente compra una Biblia o simplemente los Evangelios para conocer un poco a Jesucristo. Incluso se podría empezar por entrar un rato en alguna de tantas iglesias como hay para empezar a hablar con Dios y probar a darle otro sentido a nuestra vida. Y a nuestra muerte, como tránsito a la vida eterna, pues nuestra alma es eterna y lo sospechamos porque está así inscrito en nuestro interior. “Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”, dice San Agustín, que pasó de gran pecador a gran santo.
El lenguaje machista tradicional decía que una ‘mujer pública’ era una prostituta, mientras que un ‘hombre público’ era un servidor de la comunidad. Eso se ha acabado, al menos para mí. Desde el momento en que Puigdemont, en busca y captura, vuelve a Cataluña (España), pronuncia una arenga ofensiva para la nación, fervorín independentista terminado con un ‘¡Viva Cataluña libre!’, rodeado de mossos de escuadra que en lugar de detenerle le ayudan a huir a Bélgica, esta nación está gobernada por prostitutos y cornudos. Puigdemont fugándose limpiamente es la sucia y evidente demostración de que este país se ha convertido en un vertedero de la peor y más contaminante basura política. El Gobierno Frankestein está prostituido y el nou Govern de la Generalitat de Cataluña, el de Illa, me da mala espina, con permiso del traidor Patxi López que confunde la fuga de Puigdemont con una nueva era de convivencia fraterna en el territorio de la estelada. Ya les conté lo que se ha hecho público varias veces, que Patxi llevó a hombros el cadáver de un compañero socialista vasco asesinado por ETA y luego se ha sumado al blanqueamiento de etarras y exetarras y hace piña con los socialistas que creen, con el Gobierno de Sánchez, que Otegi es un hombre de paz.
No es aventurado pensar y decir, con elemental libertad de expresión, que esta democracia ha devenido en una caca por culpa de Zapatero y de Sánchez marxistizando el PSOE y por la inopia e inutilidad de un Rajoy que, víctima de un dontancredismo infame, sirvió en bandeja la moción de censura al gran traidor a España y a los compañeros socialistas asesinados por ETA, que se alió con todos los enemigos de la nación (y ahí sigue) para luego elegir siempre ‘deshonra con Moncloa’ en vez de ‘honra sin Moncloa’.
Yo prefiero ser prostituta devota de santa Rita y de santa María Magdalena, que ministra vicepresidenta del Gobierno diciendo sandeces contra los creadores de riqueza más o menos ricos, a los que hay que tratar con respeto, como a todo hijo de vecino y a los hay que grabar con impuestos en función de sus beneficios, pero sin ponerlos a los pies de los caballos queriendo lanzarlos, en cohetes, al espacio, a otros planetas. Hace bien Yolanda Díaz en subir el salario mínimo y en tratar de acortar la jornada laboral, pero contando con los empresarios y no sólo con los sindicatos de clase, Comisiones Obreras y UGT, cuyos líderes se sienten mimados por la deslenguada gallega, una comunista atea que consiguió el sueño de todo dirigente comunista, quién lo iba a decir, fotografiarse con el papa y transmitir al público luego que hablaron de justicia social y de que sus posturas eran afines; que el papa está con los más pobres y a favor de la justicia social como el mejor camino para construir la paz.
Y yo y todo bien nacido está de acuerdo con el papa. Yo también quiero que todo el mundo trabaje menos y cobre más, pero lo difícil es encontrar la fórmula y para ello es preciso negociar con los empresarios, a los que hay que ver como creadores de riqueza junto con los trabajadores y así lograr con el diálogo que cada vez se reparta mejor entre todos la tarta nacional. Pero currar hay que currar y no ser como el hermano de Pedro Sánchez que, según cuentan, trabaja menos que los llamados defensores del pueblo (en la Comunidad Valenciana y en Cataluña, ‘sindics de Greuges’), que no hacen ni ganas de comer, más o menos como los cientos de diputados autonómicos de las diferentes regiones (en la nuestra 99; en Cataluña 135) o los cientos de asesores de Moncloa y diversos ministerios y multitud de otros cargos públicos innecesarios. ¿Cómo va a haber dinero para más médicos, enfermeras, profesores… si se lo lleva gente enchufada, en un claro ejemplo de malversación legalizada?
Cientos, acaso miles y miles, de enchufados y subvencionados con dinero público, claro ejemplo de malversación, al margen de los malversadores de la Generalitat Catalana, entre ellos el tal Puigdemont y compañeros trincantes. Sobran prostitutos y malversadores.
A Sánchez le persigue la sombra de Puigdemont, el gran malversador, que se ha ido a Waterloo (hay creadores de fango que aseguran que sigue en Barcelona), pero no pierde el sillón; no abandona para cumplir lo que prometió. Se ha ido de nuevo a Waterloo, a meditar, como meditó Pedro Sánchez, para quedarse. No se equivocan los que dicen que entre Pedro y Carles hay fuertes lazos de supervivencia, como simbólicamente retrató aquel artista fallero valenciano con el premiado ninot de Sánchez y Puigdemont sorprendidos en posturas no aptas para menores pero delirantes, creo yo, para los forofos LGTBI.
Vuelvo a lo que decía antes. Este país no tiene que preocuparse de las prostitutas o de las adúlteras, sino de los prostitutos, de los políticos que se prostituyen y adulteran la Constitución y el ordenamiento jurídico en general. Porque a éstos les importa un bledo que Jesucristo les amenace con dejarles sin el Reino de los Cielos. A ellos les basta con amarrar el Reino de España hasta convertirlo, si les fuera posible, en una república bananera. ¿No habremos inventado ya la coexistencia del Reino y la República del Frente Popular? Yo creo que coexisten, aunque parezca mentira. Lo que ignoro es hasta cuándo.
Un artículo magistral, enhorabuena.
Gracias.
Magnifica exposición. Un abrazo.
Gracias. Un abrazo.
No es justo Maestro, que en todos sus artículos , los simples mortales como nosotros, no podamos añadir ni una mísera coma a sus intervenciones, ya que son unas reflexiones tan bien trazada que no se puede anexar nada, tan solo finalizar con un amén.
Gracias por sus enseñanzas al escribir de esa forma.
Jorge, gracias. Un abrazo y sigue recreándonos con tus bellos retratos de famosos.