Relación con el poeta Miguel Hernández
Pedro Salinas en la finca de El Altet (Elche)
El poeta Pedro Salinas, de la generación de 27, veraneaba en El Altet (término de Elche), pueblo cerca del aeropuerto de Elche-Alicante en la finca “Lo Cruz”, propiedad de su mujer Margarita Bonmatí Botella.
Acababa de leer un artículo de Aitor L. Larrabide (hoy director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, de Orihuela) en El Eco Hernandiano digital, número 13, de junio de 2005, un artículo titulado «Perito en lunas visto por Pedro Salinas», en cuyo tercer párrafo nos dice: «Salinas veraneaba y pasaba cortos periodos en tierras alicantinas, en El Altet, ya que su esposa tenía allí una preciosa hacienda familiar».

Comenta también Aitor que Pedro Salinas quiso mucho a Miguel Hernández, además anota puntos de encuentro entre Salinas y Miguel en Madrid, así como la reseña del poemario Perito en Lunas que aparece completa en la revista Índice Literario (n.º 2 de 1933, pags. 54 y 55). No es mi intención repetir los hallazgos de Aitor Larrabide sino ocuparme de ampliar las estancias veraniegas de Pedro Salinas en Alicante. Quiero detenerme en este tiempo de las estancias de Pedro Salinas en El Altet, pedanía del término municipal de Elche, saldar, desde donde se divisa las instalaciones del aeropuerto, que me hace recordar un viaje que hice hace unos meses con mi amigo Gaspar Peral Baeza a Elche, y al pasar por la antigua N-340, pasado Torrellano y antes de llegar al TIR, dirección Alicante, me indicó Gaspar desde la ventanilla que allí abajo, entre unas palmeras se encontraba la finca «Lo Cruz» donde residió el poeta del 27, Pedro Salinas, noticia ya conocida, puesto que el diario Información se había hecho eco de las noticias, años atrás. Pero yo no tenía más información que estas indicaciones a vuela pluma.
Estos simples datos me habían provocado la curiosidad y, decidí, una tarde de junio de 2005, buscar la finca «Lo Cruz». Salí en coche y la encontré tras un largo conducir, después de traspasar un paso a nivel por un laberinto de caminos de tierra. Tuve la suerte de poder peguntar a un vecino, que es la mejor forma de orientarse, y encontré la deseada finca y le hice unas fotografías; no me pude bajar del coche porque por poco me comen dos perros, uno de ellos un pastor alemán. Aunque la finca parece abandonada, allí vive gente. Luego, de regreso en casa me puse a buscar en Internet más datos; es extraño pensar que este importante poeta no tenga Fundación que lleve su nombre. Hallé una curiosidad digna de reseñar que existe en El Altet, la Biblioteca Pública Municipal Pedro Salinas-El Altet (Elche), fundada en 1991, sita en la calle Grumete, sin número.
Pedro Salinas y Miguel Hernández
Pedro Salinas, a pesar de la reseña del poemario Perito en lunas (enero 1933),en la revista Índice Literario, no consideraba, por entonces, a Miguel Hernández como un poeta reconocido, ya que en su libro Literatura española, siglo XX, (1941), fecha de la primera edición, no hacía referencias al poeta de Orihuela, a pesar de que lamentó su muerte a su amigo el vallisoletano Jorge Guillén, desde Baltimore (EE. UU.). Como información aleatoria, comentaré que esta amistad se remontaba a cuando Jorge y Pedro coincidieron como lectores en la Universidad de la Sorbona (París) y además Pedro Salinas le deja vacante la de Murcia en 1925.
La amistad entre Salinas y Hernández se establece en 1932 cuando el primero reseñó el Poemario Perito en lunas, en el 2.º número de la revista madrileña Índice literario, donde Salinas indica «el neogongorismo bebido directamente en su fuente original el gran poeta cordobés» (se refiere a Luis de Góngora). La reseña en Índice Literario, suponía un gran paso para una ópera prima, sobre todo, cuando comentó:
El Sr. Hernández Giner (firmó su primer libro con el segundo apellido de su madre) aplica a todo un repertorio de realidades concretas, un procedimiento de trasmutación conceptual y de expresiones metafísicas constantes, una conversión del sujeto en objeto poético.
Con esta nota Hernández debió darse por satisfecho, procediendo de quien procedía el comentario.
Ciertamente Salinas no se equivocó porque las 42 octavas de Perito en lunas son acertijos herméticos del mundo rural que le rodea, según comenté también en mi libro Simbología secreta de Perito en lunas, ilustrado, en Amazon, sobre las octavas reales. Este comentario le facilitó a Miguel Hernández la amistad con Pedro Salinas y un mayor reconocimiento como poeta.

La “Barraca” de Federico García Lorca actuó en el Teatro Principal de Alicante esos días 28, 29 y 31 de diciembre de 1932, estaba dirigida por Federico García Lorca y Eduardo Ugarte (yerno del ilustre autor teatral alicantino Carlos Arniches). Pedro Salinas que estaba en Alicante se acercó a saludar a su amigo Federico, la foto es la puerta de este hotel con el camión de la “Barraca” detrás. La “Barraca” continuó su gira por Elche y Murcia, y será en Murcia, en la casa de Raimundo de los Reyes, donde Federico y Miguel Hernández se conocerán por primera vez el 2 de enero de 1933.
Será en diciembre de 1935 cuando Salinas escribe una crítica al libro Cántico (Revista de Occidente, 1923) de Jorge Guillén en Literatura española del siglo XX, y otra reseña en la segunda edición de 1947, ésta titulada: «Un poeta y un crítico», de quien dice Salinas que: «Guillén es autor de un libro único… a mi ver, en significación y trascendencia dentro de la historia de la literatura española; es decir, si se toma el calificativo en su acepción evolutiva, de raro, sin par, por su excelencia». Cántico es un poemario en décimas de quien tras su publicación Miguel Hernández tomó buenas notas para su Perito en lunas, hasta el punto de que la octava [X] (Sexo en instante-1), hace reseña de una décima de Guillén: «Hacia ti que, necesaria, /aun eres bella…»
Pues bien, en el libro de Pedro Salinas Literatura española del siglo XX, no se hacen comentarios críticos de la obra de Miguel Hernández, en cambio sí de los consagrados Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, José Bergamín, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre y de Luis Cernuda.
El 4 mayo de 1935 Pedro Salinas coincide con Miguel Hernández, asisten a la comida homenaje que los intelectuales de la época dedicaron a Vicente Aleixandre en el restaurante Biarritz de Madrid, organizado por Gerardo Diego, por la aparición de La destrucción o el amor, editorial M. Signo (1935), libro que había obtenido dos años antes, en 1933, el premio Nacional de Literatura. Existe una fotografía de esta cena donde aparecen los asistentes: de pie a la izquierda está Miguel Hernández, sentado Vicente Aleixandre. Otros comensales fueron: Leopoldo Panero, Luis Rosales, Antonio Espina, Luis Felipe Vivanco, J. F. Montesinos, Arturo Serrano Plaja, Pablo Neruda, Juan Panero, Pedro Salinas, María Zambrano, Enrique Díaz Canedo, Concha Albornoz, Delia del Carril, José Bergamín y Gerardo Diego.
El 16 de enero de 1936. El Socialista publicó un manifiesto con el título «Protesta a favor del poeta Miguel Hernández», con motivo de la injusta detención que sufrió este poeta en San Fernando de Henares el 6 de enero cuando iba con Maruja Mayo, que no detuvieron. El manifiesto estaba firmado por Federico García Lorca, Pedro Salinas, José Bergamín, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Arturo Serrano Plaja y entre otros más.
Meses después de la muerte de Miguel Hernández, Pedro Salinas escribió a su amigo Jorge Guillén (12-12-1942), desde Baltimore donde le dice «¡Pobre Miguel Hernández! Otro caso de esos en que uno ha tenido que dar por muerto y resucitar luego a una persona, para acabar en lo peor…»

Breve biografía de Pedro Salinas
Pedro Salinas Serrano nació en Madrid, el 27 de noviembre de 1891, hijo del comerciante de géneros, Pedro Salinas Elmas y de Soledad Serrano Fernández. Estudió Derecho y Filosofía y Letras. Es considerado como uno de los grandes exponentes de la Generación del 27.
Nombrado profesor lector de literatura española en la Universidad de la Sorbona (París), entre 1914 y 1917, año en que se doctoró en Letras. En 1915 se casó con Margarita Bonmatí Botella, alicantina, natural de Santa Pola, con la que tuvo dos hijos: Soledad y Jaime quien, siguiendo los pasos de su padre, es poeta y escritor, ganó el XVI Premio Comillas en 2003, por Travesía, subtitulada Memorias (1925-1955); en este libro de memorias, Jaime Salinas nos habla de «las vacaciones veraniegas en la espléndida finca alicantina de Lo Cruz». Este libro es también una biografía de su padre y de su vida en Cambridge y como conferencista en varias Universidades de América donde vivió desde 1936.
La finca «Lo Cruz» en El Altet era propiedad de la familia, del suegro llamado Vicente Bonmatí, tenía negocios de destilerías de pernot y anís en Argel, en Maisón-Carré. «Lo Cruz» fue durante muchos años residencia de verano de Pedro Salinas y de su mujer hasta la guerra civil en que se tuvo que exiliar hasta su muerte.
En 1917 se doctoró en Lengua y Literatura española y fue catedrático en la universidad de Sevilla (1918-1922). Trabajó como Lector de español en la Universidad de Cambridge (1922-1923); de ahí pasó a la Universidad de Murcia (1923-1925) y se la deja a Jorge Guillén, y en 1926 pasa a la de Madrid, donde fundará en 1932 la ya mencionada revista Índice Literario para comentar las novedades literarias hispánicas. También crea la revista Los Cuatro Vientos, de tres números. A partir del verano de 1932 conoce a la profesora estadounidense Katherine Whitmore, con quien mantuvo correspondencia amorosa a lo largo de quince años, hasta 1947; se convirtió en la destinataria de más de trescientas cartas, seleccionadas por Eric Bou, en un libro titulado Cartas a Katherine Whitmroe. Epistolario secreto del gran poeta del amor (Editorial Tusquet, 2002), donde se da a entender que se amaron en El Peñón de Ifach (Calpe). Ahora la profesora canadiense Jean Cross ha profundizado en esta relación que llegó a convertirse en una vertiente luminosa y sombría en la vida del poeta y que en cierto sentido define como «patética». No sería justo olvidarme de Cartas de amor a Margarita (1912-1915), de Pedro Salinas a su esposa Margarita Bonmatí, reunidas por su hija Soledad Salinas de Marichalar (Alianza Editorial, 1986), y que además ha reeditado numerosas obras de su padre.

Al estallar la guerra civil se hallaba en Santander como secretario en la Universidad Internacional de Verano, que lo fue desde 1933-1936, y se entera del asesinato de García Lorca en Víznar el 19 de agosto de 1936. Viene el exilio, viaja por toda Europa, y desde Francia pasa al norte de África (Argel). Luego marchó a América, enseñó en la universidad de Wellesley College, Massachusetts, y en la Johns Hopkins University de Baltimore, en Estados Unidos. En el verano de 1943 se trasladó a la Universidad de Puerto Rico. En 1946 regresa a su cátedra de la Universidad Johns Hopkins. Fallece en Boston el 4 de diciembre de 1951 y está enterrado en San Juan de Puerto Rico.
A su muerte. Gerardo Diego le dedicó en 1952, «Adiós a Pedro Salinas», cuyos dos primeros pareados dicen:
El cielo se serena
Salinas cuando suena
Cantan los verbos en vacaciones
jaculatorias y conjugaciones
Pedro Salinas es miembro de pleno derecho de la generación del 27, en la edición de Vicente Gaos, Cátedra, Madrid, 1978, aparece el primero de ellos, quien comenta que el tema central de su poesía es el amor, como Garcilaso en el XVI, Bécquer en el XIX o Aleixandre en el XX.
Pero es en La Voz a ti debida, una voz que viene del amor, donde nos parece iniciada la cima poética de nuestro creador; donde toda palabra es poesía, todo pensamiento es verso y todo cuanto rodea al poeta se ha transformado en un elemento poético. Para entonces, Salinas estaba enamorado.
La vida es lo que tú tocas.
Amor, amor, catástrofe
¡Qué hundimiento del mundo!
Un gran horror a techos
quiebra columnas, tiempos;
los reemplaza por cielos
intemporales. Andas, ando
por entre escombros
de estíos y de inviernos
derrumbados. Se extinguen
las normas y los pesos.
La obra poética consta de 3 etapas que se pueden encontrar en cualquier libro de texto. Además, es autor de obra en prosa: novela y ensayos críticos.
Los libros de poesía de Pedro Salinas llevan títulos que conviene recordar: Presagios, Seguro Azar, Fábula y Signo, La voz a ti debida, Razón de amor, El contemplado y Todo más claro.
Falleció en Boston (EE. UU.) el 4 de diciembre de 1951

Conclusión
La conclusión a la que llego es que no se ha reconocido suficientemente el paso de este gran poeta del 27 por nuestras tierras alicantinas y se merece un reconocimiento institucional por quien corresponda. La casa de El Altet debería ser reconvertida como un punto de la Ruta Literaria de Alicante y provincia
Ramón Palmeral es autor de Miguel Hernández, el poeta del pueblo, (biografía en 40 articulos), ECU, 2019
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[…] había venido con el teatro Universitario de “La Barraca” al Teatro Principal, vino a verlo Pedro Salinas que estaba en el Altet. Debió conocer Castelló al poeta Miguel Hernández, puesto que el oriolano vino al Ateneo el 29 […]
[…] como los de la generación del 98, 14 y 27. Con auxilio moral y material ayudó, por ejemplo, a que Pedro Salinas obtuviera en 1914 un lectorado en la Sorbona para complementar los escasos ingresos del poeta, […]
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